Más grande, más excéntrica y, por sobre todas las cosas, más clara en su burla hacia la gente adinerada. Así es Glass Onion, un misterio de Knives Out, la secuela dirigida por Rian Johnson que ya fue lanzada por Netflix para presentar un nuevo misterioso caso abordado por el detective Benoit Blanc interpretado por Daniel Craig.
En esta ocasión, tomando como punto de partida al grupo de amigos de un poderoso multimillonario tecnológico, que inevitablemente recuerda a los Elon Musk de este mundo, la secuela establece una capa de misterios que se entrelazan entre si para navegar por la extravagancia de la clase alta, la corrupción de los valores y la absoluta falta de principios por parte de aquellos que se desviven por el dinero.
Sin entrar en detalles de los giros de la historia, ya que eso es lo que más importa en una película que invita a indagar en quién lo hizo y por qué lo hizo, inevitablemente Knives Out 2 sigue las lógicas y los estilos de las películas policíacas de “whodunit”. Es decir, en su suspenso todos los personajes son sospechosos hasta que se pruebe lo contrario y el propio misterio puede cambiar de forma súbita a mitad de camino, ya que generalmente nada es lo que parece ser.
En este caso puntual, nos invitan a conocer a un grupo de amigos que se conectan telefónicamente en plena pandemia de COVID-19 para resolver el acertijo de una misteriosa caja. Su resolución termina invitándolos a alejarse del confinamiento social para asistir a una fiesta en una exclusiva isla en medio del mediterráneo que pertenece a su poderoso amigo de la juventud.
En el paradisíaco lugar, el multimillonario Miles Bron (Edward Norton) tiene preparado una aventura de misterio para disfrutar un fin de semana de tranquilidad, acceder a una vacuna contra la pandemia antes que cualquier otra persona, y resolver quién es el responsable de su propio asesinato ficticio. Todo lo anterior entrega una capa socioeconómica que vuelve al juego narrativo de Knives Out 2 en algo solo propio del 0.1% del mundo, ya que el magnate tiene tanto dinero, que inclusive puede darse el lujo de pedir prestada la Mona Lisa.
Claro que antes de que el juego pueda desarrollarse, surgen sorpresas que rápidamente van aclarando el verdadero panorama Por un lado, el famoso detective Benoit Blanc fue invitado de forma sorpresiva a la isla, mientras que por otro lado la reunión revela que cada uno de los amigos no solo tiene motivos reales para matar al multimillonario, sino que también cada uno guarda un secreto que les permite tener una posibilidad de cumplir el objetivo.
Lo que viene a continuación es un giro tras otro en esta cebolla de vidrio que inevitablemente termina revelando que las excentricidades de sus personajes en realidad surgen desde las grietas morales de su pleitesía hacia el billullo.
Por ejemplo, el científico jefe de la compañía llamado Lionel (Leslie Odom Jr.) hace todo lo que le pide su jefe, la gobernadora Claire (Kathryn Hahn) solo tiene una fachada de poder político debido a que solicitó más que un mero raspado de olla y la diseñadora Birdie (Kate Hudson) vive en una burbuja interesada que no justifica su ignorancia. Luego está Duke (Dave Bautista), un musculoso youtuber que solo logró la fama en tiempos de activismo digital misógino por la plataforma que le entregó Miles, y también está la excomulgada Andi (Janelle Monáe), quien guarda más que un simple rencor específico hacia todos los presentes.
Todo ese grupo de personajes es llamativo, funcionando de mejor forma cuando comienzan a revelarse las confabulaciones propias de gente que realmente solo sigue unida por un interés económico. Además se puede destacar que sus propias complejidades, carencias e intereses aportan al misterio final que va relevándose poco a poco.
Pero, al mismo tiempo, cada uno de los personajes, de forma individual, es mucho menos atractivo que aquellos que fueron parte de la primera película de Knives Out. En esa línea, son las comparaciones las que terminan jugándole en contra a esta secuela, ya que la sorpresa de su premisa es mucho menos potente. Más aún, basta con agregar que inclusive el misterio estaba mejor contenido en la primera entrega, por lo que el factor de suspenso no está tan bien resuelto como en la otra película.
Pero también es necesario hacer notar que la intención de Johnson, quien además escribió el guión, es exponer que la gente con mucho, mucho dinero, no necesariamente es inteligente por la cantidad de ceros que tienen en sus cuentas corrientes. Y es esa idea, que influye en el hecho de que todo el misterio sea aún más simple, termina justificando a esta nueva aventura de Benoit Blanc con los ricos, famosos y tontos.
Glass Onion, un misterio de Knives Out, ya está disponible en Netflix.