Review | Horizon Forbidden West, una aventura gigantesca que cumple con todo lo que esperas

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El nuevo videojuego exclusivo de las consolas de Playstation avanza bajo la idea de que más es mejor. Aunque aquello no siempre garantiza el éxito total.


A pesar de que es una secuela de tomo y lomo, que robustece la experiencia de la primera entrega a base de potencia gráfica, quizás lo más llamativo de Horizon Forbidden West radica en el hecho de que también puede funcionar como una propuesta que puede ser disfrutada por alguien que no examinó la primera parte.

De partida, aquí existe un prologo que nos pone al día sobre la historia y que, tal como sucederá posteriormente, se enreda más de la cuenta en su cháchara tecnológica que es lo menos interesante de este videojuego.

También hay muchos diálogos que establecen el estado de las cosas en su mundo post-apocalíptico y se generan una serie de tareas iniciales para inundarse con las mecánicas de juego, los desafíos de puzzle e inclusive con las mejoras que deberemos ir equipando en una aventura que plantea instalarse como un videojuego largo, amplio y, obviamente, cautivante.

Lo último es lo que más destaca desde el primer minuto, ya que más allá de que este sea un juego de mundo abierto plagado de misiones y cosas por desbloquear, por lo que pueden literalmente perderse en las múltiples tareas secundarias que surgen mientras concretamos nuestro avance hacia el oeste prohibido, en Forbidden West existen componentes visuales para quedar embobados con el mundo desarrollado por el estudio Guerrilla Games. Nadie puede argumentar que este sea un juego que luce mal. No, es sencillamente espectacular.

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Considerando que esta reseña fue realizada tomando como base a la experiencia en Playstation 5, las fortalezas de rendimiento y gráfica de aquella consola también se instalan como su mejor carta de presentación. Ahí están el juego casi sin tiempos de carga, la inmersión del control y todo el despliegue de su potencia visual.

En ese sentido, desde el momento en que se toma por primera vez el control de Aloy, uno va notando la destreza visual de los escenarios, lo llamativo de algunas situaciones de combate y la forma en que todo se conecta con una narrativa que constantemente nos está recordando - quizás de forma excesivamente majadera - que el futuro del mundo está en nuestras manos.

Pero más allá de que esto puede disfrutarse aún si alguien no arrastra la experiencia del juego anterior, Horizon Forbidden West destaca por el hecho de ser una secuela robusta que extiende, para bien y para mal, todo lo celebrado en el primer videojuego. Por eso mismo esta secuela continuamente deja en claro que fue desarrollada por personas que tienen claro las altas expectativas existentes, que tuvieron conocimiento de algunas críticas hacia la primera parte y que quieren avanzar bajo la idea de que más siempre es mejor. Y es eso último lo que también explica algunas cosas que no están bien ajustadas.

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A grandes rasgos, el viaje a través del mapa de Horizon Forbidden West está pensando para que podamos recorrer y escalar casi cada rincón, mientras que los desafíos en varias misiones secundarias son más laberínticas de lo que se podría esperar. Y, obviamente, nuevas criaturas se multiplican para variar el decorado de los escenarios.

En paralelo, los enfrentamientos de la historia central son altamente cinemáticos y la experiencia de ir mejorando y personalizando a Aloy se vuelve una tarea que multiplica las posibilidades. En la base, desde el comienzo nos topamos con la posibilidad de mejorar habilidades de combate cuerpo a cuerpo, acceder a un mejor sigilo o acceder a mejores ataques a distancia, entre muchos otros. Toda esa tarea va ligada directamente con el árbol de habilidades presente en este videojuego, el cuál ha sido ampliado extensamente y que, para completarlo, requiere de un sistema que nos convoca a jugar cada misión secundaria que se cruza en nuestro camino.

Sumar piezas en el arsenal, derrotar enemigos para acceder a otros componentes o entablar relaciones con los personajes no jugables se transforman en pan de cada día. Todo sirve para acumular experiencia y avanzar en una historia que nos deja en claro que la tarea que comenzó en el primer videojuego solo quedó inconclusa y la batalla contra las máquinas, y aquellos que arruinaron el mundo, dista de terminar.

Por todo lo anterior inevitablemente existe un sentimiento de déjà vu en este recorrido, no solo por lo que fue el primer Horizon, sino que también por elementos que han caracterizado a otros populares videojuegos.

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Asimismo, aunque el mapa es gigantesco, el centrarse solo en la historia principal es una posibilidad y en el desarrollo no es trascendental ser el más completista de los completistas. Claro que eso inevitablemente provoca una especie de vacío, ya que el sistema de armas y otros aspectos del videojuego requieren que le demos tiempo a resolver puzzles que nos encontremos en el camino, hablar y solucionarle la vida a otros y navegar por el escenario sociopolítico que nos encontramos en las nuevas tierras que debemos recorrer. Claro, Aloy no puede llegar y salir fuera del territorio seguro así como así.

También es importante hacer notar que en Horizon Forbidden West existe tanto por descubrir, que algunas mecánicas y armas no son desenvueltos de forma orgánica en el nudo central de la historia, aunque de todas formas ese es un problema inherente de los videojuegos AAA que siguen la guía de llenar el mapa de tanta cosa como sea posible a la hora de descubrir, superar o desbloquear.

Lo mismo sucede con la gran cantidad de opciones que tenemos para afrontar los combates, ya que obviamente hay nuevas armas que no estaban presentes en el juego anterior, así como pociones y alimentos que entregan un plus para ganar más poder en la barra de energía o acceder a trampas para ponerles problemas a los enemigos.

Pero aunque muchas veces en la variedad está la gracia, son tantas las cosas por mejorar (ya sea el propio traje o las armas), que inevitablemente el avance para un completista poco a poco se vuelve demasiado abrumador. Aquello solo se refuerza una vez que en plena pelea tienes que mediar en el cómo atacar, reconocer el patrón de movimientos o qué armas utilizar en cada situación (ya que cada máquina tiene fortalezas y debilidades).

Aún así, para mi no fue extraño tender a simplificar mi avance y utilizar una base de armas habitual, ya que el propio juego no potencia - en los desafíos que nos va poniendo por delante - la necesidad de que dejes de lado el bastón y priorices otras armas, por mucho que algunas sean bien llamativas.

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Con todo lo anterior en cuenta, quizás lo que queda es un videojuego que está muy bien construido, que tiene momentos realmente cautivantes como algunas secuencias submarinas, pero cuya historia central es probablemente lo menos interesante de todo.

Por otro lado, como secuela se repiten tópicos y se tocan teclas que son demasiado familiares, tanto en base al juego original como a otros títulos que se nutren de experiencias estilo RPG. Sin embargo, muchas de esas cosas que se transforman en una zancadilla, son justamente lo que la mayoría de los jugadores esperan de un videojuego como este.

Y a la larga, en su condición de exclusivo de Playstation, Horizon Forbidden West es un juego que justifica para impulsar a la nueva consola, pero al mismo tiempo en muchas instancias entrega justo lo que la gente quiere, sin salirse de ningún margen que sea novedoso o innovador. Esa es su espada de doble filo.

Horizon Forbidden West llegará el 18 de febrero a PlayStation 4 y PlayStation 5.

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