Esta reseña incluye spoilers.
Wonder Woman no fue la primera heroína en protagonizar una producción audiovisual basada en superhéroes en esta década. En la vereda de enfrente, Jessica Jones ya se había alzado con una de las mejores series del género tras su estreno en 2015.
Tras el éxito de Daredevil, y siguiendo la línea de las colaboraciones más adultas de Marvel y Netflix, Jessica Jones fue la segunda producción de la plataforma de streaming. Y marcada por un tono de misterio, la primera temporada de la Investigadora Privada logró cautivar a las audiencias con una heroína que no quería serlo.
La primera entrega de Jessica Jones, tenía además a Kilgrave, uno de esos buenos villanos que hace un par de años eran escasos en el los live-action de Marvel. También tenía temas de contingencia como el abuso a la mujer y la adicción a las drogas. Todo mezclado en una trama de superhéroes que se sentía muy poco fantástica y a ratos llegaba a doler.
Tras unas correctas primeras temporadas de Luke Cage y The Defenders, y el fiasco de Iron Fist, se esperaba que la secuela de Jessica no fuera por ese camino y siguiera los pasos del Diablo de Hell's Kitchen con una joyita como segunda temporada. Pero no fue así.
La segunda temporada de Jessica Jones debutó este 8 de marzo y aunque está lejos de ser mala, no alcanza las cotas a las que llegó la primera tanda de episodios. Es una secuela bastante decente, entretenida de ver, pero no más que eso. Completamente olvidable en general tras el hype inicial.
Jessica Jones podía dar para mucho más, sobretodo en una producción que pretendía abordar las consecuencias del asesinato de su mayor villano y las consecuencias de su repentina "fama".
En ese sentido, quizás la principal falencia de esta segunda temporada es la ausencia de un enemigo fuerte. En los primeros capítulos, el misterio de IGH pinta bien, enfocándose en una división de experimentación ilegal desaparecida que va por ahí dejando cuerpos y secuestrando gente de los hospitales. Nada nuevo en el mundo de los superhéroes, pero parecía que sería un buen desafío para Jones.
Sin embargo toda la tensión dramática se esfumó cuando la corporación no resultó ser un complejo entramado como Hydra, sino que termino siendo algo más en la línea del A.I.M de Iron Man 3. Resultaba que todo era el plan de un científico que buscaba recupera a la gente de accidentes, sin fines malvados, dominación de mundo, fin de la especie ni nada. Este personaje, llamado Dr. Karl Malus, no tiene nada que ver con el creador de supervillanos que es en los cómics, ya que aquí sus acciones se limitaron a un conflictivo arco con Trish Walker y una extraña relación con la madre de Jessica
Sí, la madre de Jessica, esa misma que había muerto en el accidente que traumó a la protagonista, aquí esta de regreso, ya que como bien dice el proverbio de Marvel: todos resucitan menos Ben Parker.
La introducción de Alisa Jones se da de una manera interesante. Trish habla de IGH en su programa radial e invita a los pacientes de la doctora Leslie Hansen, una de las involucradas en IGH, a llamarla para que cuenten sus historias. Supuestamente Hansen llama y Trish accede a reuniese con ella. Jessica no la deja y asiste al encuentro en su lugar. La mujer con la que se reúne Jones asegura que en IGH son todos muy buenos. Jessica la confronta solo para averiguar que es tan fuerte como ella y que no era Hansen.
En los siguientes episodios la impostora resulta ser la asesina serial involucrada en todos los casos de asesinatos relacionados a IGH. En esa resolución, Jessica se comienza proyectar en ella casi como una advertencia de lo que se convertirá si sigue matando a sus enemigos como lo hizo con Killgrave. Este es un gran punto de la serie, ese dolor de Jessica por no sucumbir a "lo fácil" que es matar después de su primer asesinato es muy bien representado por Krysten Ritter, y trae devuelta a esa Jess complicada que es más humana que muchos de los héroes perfectos.
Pero volviendo a la travesía de la villana, esta asesina a un enviado de Cheng (un personaje secundario sin mayor aporte) y hace parecer que Jessica fue la culpable. La investigadora privada es arrestada y debe lidiar con el peso de su reputación, ya que muy pocos confían en su inocencia.
Pero toda esta construcción media cliché del "villano con los mismos poderes del héroe" toma un giro inesperado cunado Jones descubre que la asesina es nada más y nada menos que su mamá, quien había sobrevivido al accidente gracias a esta IGH presente solo en nombre.
La serie explica que Alisa Jones se había embarcado en su ola de asesinatos para evitar que el mundo averiguara los experimentos ilegales de Karl, quien ahora era su pareja. En un flashback, que toma casi todo un episodio, se detalla como Alisa sobrevivió y se explica porqué permaneció "oculta" de Jessica durante todo este tiempo. Entre la ciencia falsa, los ataques de cólera y el pasado pop de Patsy, es rescatable ver que Jessica tuvo un pasado aparentemente feliz, en el que no solo sobrevivía como actualmente. Nos dieron un vistazo a la Jessica antes de Kilgrave.
Tras la revelación de que Alisa fue la causa del fin de su felicidad, y la muerte de su novio de ese entonces, Jessica parece rehusarse a aceptar a su madre. Todo apuntaba a que la serie llevaría a la heroína a hacer lo correcto pese a sus sentimientos.
Pero todo da un giro, por varios capítulos construyeron que Jessica deseaba tener una relación con su madre, pero que de ningún modo permitiría que eso significara dañar a otras personas. Sin embargo, la producción finalmente apostó por un plot twist que terminó siendo más meloso que sorprendente.
Jessica en vez de "hacer lo correcto" con Alisa, y sigue a su corazón, que ya había estado en la mira de una pistola portada por su propia progenitora. Y lo hace luego de ver que su madre salvó a una familia en un accidente similar al que mató a su hermano y a su padre. Allí, en vez de entregar a Alisa a la autoridades, el secuestro se convierte en fuga y ambas se embarcan una especie de viaje familiar..
Aquí la segunda temporada se desinfla. Casi al final. Parece que ambas lograrán huir y Jessica será la delincuente que los policías siempre vieron en ella. Pero en un instante parece que la heroína tomará la decisión más difícil y acabará con su madre antes de que mate a más policías. Pero súper Trish Walker llega y arruina todo. Confirmando que es el peor personaje de la secuela.
Trish Walker fue uno de los mejores personajes en la primer temporada de Jessica Jones, sin embargo, en la secuela es simplemente molesta. La subtrama que sigue a la ex-estrella de pop tiene elementos interesantes, pero se ve nublada por su actitud insoportable. Walker esta dispuesta a todo por revelar a IGH por beneficio para su carrera como periodista pese al dolor que le puede traer a su "hermana".
Pero eso no es todo, también está obsesionada con tener poderes como Jones, por lo que comienza a usar un inhalador que mejora sus habilidades y luego se somete a una operación para adquirir habilidades mediante el mismo método que Karl utilizó para "salvar" a las Jones.
Jessica la salva de una muerte inminente, pero Patsy pese a estar moribunda solo piensa en acabar con Anisa ¿Por qué? Simplemente ese punto trascendental no es bien desarrollado. Es evidente que la serie quiere anticipar que Trish tomará el manto de Hellcat, que es su alias superheroico en los cómics, pero la dirección del personaje en esta entrega fue confusa.
Las motivaciones de Walker la habría hecho una buena antagonista, pero la serie la presenta como una aliada de Jessica, que pese a tener sus propios motivos no se opone abiertamente a la protagonista. Algo similar a lo que ocurre con Malcom, que al principio se lo muestra como un personaje de buenas intenciones con una rara adicción a Tinder, pero cuya historia se resuelve en una búsqueda de poder.
A la larga, Trish, Malcom y Hogarth terminan por alejarse de Jessica. La serie vende este hecho como causa de las malas actitudes y el deseo por trabajar sola de Jones. No tiene nada de malo que los personajes tengan sus agendas propias y menos que se desarrollen. Lo que si parece conflictivo es que la serie no se atreva a oponerlos directamente a Jones, subestimando la inteligencia del personaje y sacrificando la tensión de una temporada que pese a plantar a muchas personas en contra de Jones, nunca creó un verdadero nudo.
Pero de todas formas hay puntos fuertes y es rescatable el cómo se evidencian las habilidades de investigadora de la protagonista, quien mantiene su clásica ironía y sentido del humor, que son el tipo de cosas que alzan a Jessica Jones como lo mejor de sus serie. Esa es su principal fortaleza y lo que termina provocando que valga la pena seguir viendo sus aventuras.
Por último, una mención honrosa a la línea "un gran poder conlleva una gran enfermedad mental", una evidente referencia al clásico mantra de Spider-Man. Una frase como esa es un buen resumen de los conflictos que sus habilidades le han traído a Jones, pero que lamentablemente en esta segunda temporada quedaron en un segundo plano.