Cada vez que surge una nueva consola, la performance gráfica es lo primero que se pone sobre el tapete por parte de la mayor parte de los jugadores.
Sí, podemos considerar que existen compañías que impulsan más la innovación que los aspectos visuales de última generación, y eso se ha vuelto definitivamente en su caballito de batalla filosófico, pero de todas formas es innegable que la presentación visual es la consulta más recurrente ante cada nuevo dispositivo.
No por nada el término “nueva generación”, utilizado para abordar a una nueva etapa para los equipos de sobremesa, instala al aspecto de rendimiento como el principal peso de su mochila. Es decir, simplemente no hay forma de evadir este tema cuando las fauces están abiertas, de par en par, por mejores y más sorprendentes gráficos.
En ese sentido, la Xbox Series X, la punta de lanza de Microsoft, es una pieza tecnológica de vanguardia que tiene gráficos que dejan boquiabierto a cualquiera que no ha experimentado con las virtudes del juego en 4K. Pero también es más que eso.
Esta nueva consola, a la que durante las últimas semanas he tenido acceso con una versión comercial final, representa la ambición de la compañía para no seguir el dogma tradicional de las consolas, cortesía de su fenomenal servicio de suscripción Xbox Game Pass y su rescate total de retrocompatibilidad. El foco de la compañía ya no es vivir y morir por cada nuevo lanzamiento, pues juegos exclusivos como Halo Infinite estarán en ese servicio desde el día 1.
También esta nueva pieza de tecnología de alto nivel hace gala de su capacidad técnica para ponerla al servicio de una experiencia unificada, aprovechando los avances tecnológicos plagados de dispositivos móviles, servicios de suscripción e interacción social digital.
En base a esos dos puntos solo puedo remarcar desde el comienzo que la Xbox Series X es todo lo que esperan en términos de rendimiento gráfico, pero también es más.
Un salto generacional que da rienda suelta al 4K
Antes de profundizar en los extras de la propuesta de esta consola, inevitablemente hay que volver a lo que inició esta conversación, ya que la Xbox Series X da un salto ostensible en todo lo que compete al apartado visual.
Más aún, es probablemente el salto gráfico más importante de una generación a otra en mucho tiempo. Puestas en la comparación, estoy convencido de que el paso de la Xbox 360 a la Xbox One fue pequeño en la comparación.
Con eso sobre la mesa, inevitablemente hay que remarcar que una de las claves es el uso que hacen del trazado de rayos (raytraicing) acelerado por hardware, el cual empuja al siguiente nivel a su manejo de iluminación, reflejos y sombras en entornos virtuales.
En la ciudad de Londres, recreada como parte de Watch Dogs: Legion, hay superficies realistas impresionantes que están interactuando en tiempo real. En un momento del juego, la chaqueta del personaje que controlas refleja la luz en las gotas de agua que quedan tras una llovizna.
En otras instancias se notan claramente las partículas en suspensión sobre los terrenos, lo que definitivamente potencia a otra de las claves de esta nueva generación gráfica: la inmersión constante a la que es sometida la atención de los jugadores.
Otro elemento tiene relación con la capacidad de la consola para llegar a una presentación a 120 cuadros por segundo (FPS), lo que visualmente genera un baile visual en donde cada elemento en pantalla tiene una fluidez como nunca antes se ha visto.
Es ahí en donde entra en discusión otro tema que no pueden evadir: esta nueva consola requiere una pantalla de última generación. Solo así podrán sacarle el partido a lo que los desarrolladores concretarán tanto para potenciar el realismo de sus escenarios virtuales, como en lo que concierne a su experiencia de interacción y respuesta del joystick.
En mi caso, inicialmente comencé a probar la Xbox Series X con el LED Full HD que utilizo hasta el día de hoy para mis consolas que no son 4K. Esa simple prueba me permite remarcar que no tiene sentido usar a la consola en ese tipo de condiciones retrógradas. Si no tienen un televisor 4K, y quieren esta consola, tendrán que hacer doble inversión.
Mi siguiente paso fue utilizar un OLED compatible con 4K Ultra HD (120 hz) y que permite el uso del cable HDMI de ultra velocidad, lo que entre otras cosas entrega una tasa de refresco variable y un modo de baja latencia automático. Sin excederme, a partir de ahí mi reacción fue como la del lobo en el corto animado Red Hot Riding Hood de Tex Avery. Estaba encantando con la performance.
Al mismo tiempo, un televisor también de vanguardia permite tener acceso a las ya mencionadas características de juegos 4K nativos a 120 FPS, que inicialmente estará disponible en títulos como Ori and the Will of the Wisps.
En definitiva, como mi prueba con la Series X se gestó en las mejores condiciones de pantalla, solo tengo palabras para destacar su performance visual al máximo. No se van a defraudar gráficamente si ya tienen una tele 4K.
Adiós a las cargas tediosas
Técnicamente, la consola cuenta además con otros ejes que impulsan a su columna vertebral. La primera es una arquitectura para reducir al máximo los tiempos de espera.
Atrás quedaron los días de las pantallas de carga tediosas, las interrupciones constantes instaladas con fuerza en las consolas desde la época en que los juegos salieron de los cartuchos para entrar de lleno en los CD. Olvídense de todo aquello.
De muestra, los dejo con algunos datos que me dejaron pruebas cronometradas:
- Desde el momento en que seleccioné Watch Dogs Legion, pasé por sus menús y entre a su mundo abierto, solo pasaron 58 segundos
- ¿El tiempo para iniciar Cuphead y llegar a su mapa? Solo 21 segundos
- ¿Y qué hay desde iniciar Dirt 5, pasar rápidamente en su menú e iniciar una carrera? Pues 1 minuto.
- En lo que concierne a No Man’s Sky, que necesita además conectarse en línea, el paso desde dar inicio a su aplicación hasta plantar los pies sobre la superficie de un planeta me tomó 1 minuto y 10 segundos.
Para todos los que detestamos excesivamente a las pantallas de carga eternas, este tipo de logros es obtenido gracias al procesador Zen 2 personalizado de 8 núcleos a 3,8 GHz, su GPU de 12 TERAFLOPS, la unidad de disco sólida de 1TB, entre otros.
Ese tipo de componentes también permiten que la consola incluye una característica llamada “Quick Resume”. Traducida como “respuesta inmediata de juegos”, esta opción básicamente permite pasar de un juego a otro sin esperas, ya que puedes dejar avances en segundo plano, para retomarlos con prontitud.
Por ejemplo, en menos de cinco segundos pasé de eliminar a un jefe en Cuphead a iniciar una carrera que había dejado en pausa en Hot Shot Racing, un juego disponible en el Game Pass Ultimate.
Un catálogo puesto a prueba
Al usar la Xbox Series X, también queda claro que Microsoft ha aprendido de sus errores del pasado. Atrás quedaron las polémicas sobre juegos usados que serían bloqueados o una conexión a internet constante, puntos que marcaron a la debacle inicial que marcó a la presentación de la Xbox One.
Ahora la compañía no le hace el quite a la retrocompatibilidad, para jugar a casi la totalidad de los juegos de sus anteriores consolas, y también impulsa a servicio de suscripción que hace palpitar a su nueva consola: el Xbox Game Pass.
Aquella alternativa es tan buena como servicio, al dar a acceso a un centenar de títulos por un costo mensual, que durante toda la revisión de la consola pude darle una oportunidad a títulos que había pasado completamente por alto (Hola No Man’s Sky). Y con las mejoras visuales que logra esta consola en esos juegos ya lanzados, a través de sus técnicas HDR, este punto de recuperación solo se vuelve un plus.
Sumen el hecho de que también queda claro que la estrategia de Microsoft es orientarse hacia un futuro en donde la experiencia de juego está al servicio del jugador y no al revés.
Se trata de un objetivo a largo plazo en donde la idea tras la Xbox ni siquiera tiene las barreras de la propia Series X, ya que tal como ya sucedía con las mejoras hechas con Xbox One, puedes acceder a su interfaz desde la pantalla de tu smartphone, lo que también va de la mano con su servicio de juego en la nube que han impulsado en algunos países del mundo.
Todo este proceso de mejoras del catálogo bajo la chapa de “Optimizado para Xbox Series X” sin duda dará pie a un revival de un montón de títulos cortesía de las mejoras visuales, su framerate y también el detalle de los tiempos de carga. Ahí tienen de lanzamiento a títulos como Gears 5, Gears Tactics, Fortnite, Assassin’s Creed Valhalla (que lamentablemente aún no está activo para revisar) o el futuro Cyberpunk 2077.
Además, es llamativo que los juegos optimizados no lucen como traspasos acoplados con forceps a la nueva consola. Su mejora visual. respecto a la anterior generación, es tangible desde el primer minuto, ya que se trata de un trabajo que va mucho más allá de un simple lifting. Ese era mi principal prejuicio antes deponer las manos en el control.
En base a eso, también debo destacar que el control de esta nueva consola no cambia la base ya instaurada por Microsoft, especialmente en la configuración de botones y diseño, siendo más cómodo que el de sus predecesoras.
Aquello lo consiguen porque existen notables mejoras tanto en su acabado ergonómico como en las texturas en el agarre. Agreguen el extra que representa el botón compartir, ya que eso forma parte de la filosofía comunitaria que buscan impulsar casi todas las compañías en la actualidad.
Pero a grandes rasgos la guía del control es una sola: Si algo funciona, no hay para qué cambiarlo. Lo mismo se puede decir respecto a la interfaz de la consola.
Sin olvidar el entretenimiento
La interfaz de la Xbox Series X no concreta cambios sustanciales respecto a la norma de Microsoft, especialmente por el peso que implica toda la tradición Windows para la compañía y lo que ya se definió con la Xbox One.
Esta nueva consola tiene los elementos visuales de ventanas y de organización de aplicaciones de forma vertical, con una navegación mejorada y, como es de esperar, completamente personalizable. Siguiendo ese terreno familiar, puedes decidir siempre qué mostrar y cómo hacerlo, por lo que su versatilidad se traspasa a la propia estructura de las opciones de configuración de la consola. Es súper simple de utilizar.
También puedes acceder a la consola a través de tu smartphone, aunque eso requiere del uso de un control a través de bluetooth o USB, realizando tareas básicas desde la aplicación de tu móvil. Todo está pensando para facilitar los accesos y poder estar conectado en todo momento, inclusive si no estás al lado de la máquina.
Por último, tal y como sucedía con la Xbox One, la Series X sigue siendo un completo centro de entretenimiento. Además de las aplicaciones de streaming más populares, también está la posibilidad de reproducir:
- Películas en formato Blu-Ray 4K Ultra HD
- Blu-Rays (Zona A), DVD (Zona 4) y CDs.
- Conectar un disco duro para leer archivos MKV y los principales formatos que se le ocurran
- En la tienda hay hasta aplicaciones para configurar IPTVS, así que las posibilidades son amplias.
Un tema de espacio
Como los juegos son cada vez más grandes, otro de los puntos que siempre está en discusión radica en el espacio en disco.
En el caso de la Xbox Series X hay un 1TB de almacenamiento y, además de las aplicaciones básicas de Blu-Ray y streaming, eso me permitió instalar a los siguientes juegos digitales:
- Gears of War 4 (118 GB)
- Halo: The Master Chief Collection (107 GB)
- Call of Duty: Modern Warfare (105 GB)
- Gears 5 (72 GB)
- Dirt 5 (65 GB)
- Assassin’s Creed Valhalla (47 GB)
- Gears of War: Ultimate Edition 44 GB
- Yakuza: Like a Dragon (37 GB)
- Watch Dogs: Legion (35 GB)
- Gears Tactics (28 GB)
- Sunset Overdrive (26 GB)
- Rocket League (17 GB)
- No Man’s Sky (12 GB)
- Gears of War 3 (8 GB)
- Gears of War 2 (7 GB)
- Worms W.M.D. (6 GB)
- Ori and the Will of the Wisps (6 GB)
- Hotshot Racing (4GB)
- Cuphead (4 GB)
- My Friend Pedro (4 GB)
- Power Rangers: Battle for the Grid (2 GB)
- Carrion (358 MB)
Con los 31 GB restantes intenté instalar el Mortal Kombat X para probar más del “Quick Resume” pero el espacio en disco no me dio e inevitablemente tendré que mantener instalado a un puñado de títulos elegidos con pinzas. Además, tengan en cuesta toda esta información, ya que las tarjetas de expansión no tendrán un costo extra menor.
Puesto todo lo anterior sobre la mesa, y para ir finalizando, lo que me queda por destacar es que la Xbox Series X toma toda la experiencia de la Xbox One y la mejora en todo sentido, especialmente en las cualidades gráficas.
Por eso solo me queda destacar que la duda principal frente a este tipo de dispositivos siempre va de la mano con una interrogante de respuesta muy personal: ¿Necesito una Xbox Series X?
Hasta antes de probarla, probablemente mi respuesta habría sido negativa. Pero tras un par de semanas con el control en las manos creo que es un cambio sustancial sin el que no puedo estar. Y eso es algo que no me generó ni la 360 ni la One. De hecho, creo que eso lo dice todo.
La Xbox Series X ya comenzó su proceso de preventa en Chile.