Aunque el cine de M. Night Shyamalan generalmente está marcado por los giros de historia en el final, e indudablemente la audiencia se predispone a que eso sea un factor en sus producciones, no menor es la relevancia que tienen las interrogantes que ponen en duda a todo lo que sucede en pantalla.

Lo anterior es algo que explotó de gran forma en sus primeras elogiadas películas, inclusive en el factor de fe sobre un poder superior en Señales, pero también ha sido abordado habitualmente de forma precisa en el puñado de producciones que han sido estrenadas luego de que el director logró encausar su carrera con el estreno de Los Huéspedes (The Visit, 2015).

Ahora, su más reciente película, Llaman a la puerta (Knock at the Cabin), indudablemente está marcada por las incógnitas que genera tanto en su relato de terror psicológico apocalíptico, como en la veracidad de lo que plantean algunos de sus personajes y su propia condición humana, ya que el principal motor de esta nueva historia busca escudriñar en la forma en que situaciones extremas ponen en jaque a las creencias, convicciones e inclusive a los valores de las personas.

Tomando como base a la novela “La cabaña al final del mundo” escrita por Paul G. Tremblay, esta película co-escrita por Shyamalan plantea una premisa base simple que busca comprometernos en los detalles. A grandes rasgos, la pequeña Wen de siete años es contactada en el exterior de una cabaña campestre por Leonard, un misterioso y corpulento extraño interpretado por un Dave Bautista que está mejor que nunca.

Dicho sujeto aborda a la pequeña con absoluta tranquilidad justo en el exterior de la cabaña, mientras sus padres adoptivos desconocen completamente lo que está sucediendo afuera. Pero en el lugar, mientras conversan y atrapan saltamontes, Leo finalmente explica que la familia tendrá que tomar una decisión muy difícil, pero el destino del mundo dependerá de ello.

Todo se complica una vez que desde el bosque irrumpen otros tres sujetos adicionales, lo que lleva a que Wen entre a la cabaña y advierta del peligro a sus padres, ya que los cuatro extraños se acercan paso a paso portando armas rústicas creadas por ellos mismos. En ese escenario, Llaman a la puerta inevitablemente entra en el terreno de la invasión hogareña, pero pronto da pie a revelaciones apocalípticas, dudas propias de personas que perfectamente podrían estar delirando, extraños rituales y un entorno que difumina la línea que separa a la verdad del engaño.

Sin precisar en más detalles, solo resta exponer que Llaman a la puerta busca desafiar a las convicciones de la audiencia, no solo por el misterio propio que impulsa a la irrupción de los invasores, sino que también por las relaciones interpersonales que se van gestando a medida que se van desenvolviendo las interrogantes, ya sea sobre lo que claman los invasores o que lo que creen los invadidos.

Es ahí en donde entra a jugar otro factor relevante: los padres de Wen son una pareja homosexual y sus experiencias previas los llevan a temer que en el fondo de todo el peligro hay un odio homofóbico. Más aún, a pesar de que los extraños plantean que no quieren hacer daño a la familia, sus propias acciones reflejan que hay cosas que no cuadran del todo en las circunstancias que propiciaron el encuentro de todos los involucrados. Y en todo ese camino, van surgiendo sucesos cada vez más extraños.

Al final solo queda remarcar que Llaman a la puerta es una propuesta desafiante, pero no en términos de complejidad. Todo lo contrario. Su propuesta es muy simple, pero su conexión depende de que la audiencia esté dispuesta a abrazar a planteamientos tan extraños como los que pone sobre la mesa esta fábula apocalíptica, conectando con el sacrificio que continuamente pone en jaque a los protagonistas.

Pero aunque definitivamente gente no estará dispuesta a abrirle los brazos, y eso no es raro con los prejuicios y juicios que genera la obra del director de “Sexto Sentido”, sí se puede destacar que el trabajo comandado por Shyamalan logra resolverse para que las respuestas sean satisfactorias. Inclusive frente al hecho de que el mundo también merece no ser salvado.

Llaman a la puerta ya se encuentra disponible en cines.