Review | Los Caballeros del Zodiaco es la nueva Dragonball: Evolution
No hay ningún punto de redención para esta película live-action que busca dar pie a toda una franquicia de películas centradas en las aventuras de Seiya, el caballero de Pegaso.
Los Caballeros del Zodiaco fue sin lugar a dudas una de las series que lideraron la explosión de la animación japonesa durante la década de los noventas. Su historia, marcada por la escalada de batallas que dieron pie al popular arco de las 12 casas, cautivó a millones. Ya sea por los diseños de las armaduras, la mitología detrás de su propuesta, las personalidades de los cinco guerreros de bronce o las propias peleas que debieron enfrentar Seiya y compañía.
Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya - El Inicio, la nueva versión live-action realizada por Sony Pictures, Stage 6 Films y Toei Animation, es un descalabro con horribles diseños de armadura, una pésima mitología, guerreros sin personalidad y peleas sin ninguna chispa. Su resultado final es tan malo, que no basta con decir que es una bazofia. No. La única forma de describir sus resultados es trayendo a colación a una debacle de similares características: la infame Dragonball: Evolution. Si alguien les dice que esto no cae tan bajo, esa persona no tiene idea de lo que habla.
Dirigida por el polaco Tomasz Baginski, y con un guión acreditado a la dupla de Josh Campbell & Matt Stuecken (Calle Cloverfield 10) junto a Kiel Murray (Raya y el Dragón), esta nueva producción live-action tiene como logro principal el seguir potenciando el prejuicio existente hacia las de obras de este tipo realizadas bajo el amparo de compañías de Estados Unidos. Es decir, aquellos trabajos que dejan en claro una ineptitud total para rescatar la esencia de una obra. Los ejemplos de pobres adaptaciones son demasiados, pero podemos ir desde El Puño de la Estrella del Norte hasta Death Note.
En ese sentido, ya sea porque desconocen el espíritu original, malentienden lo que se requiere para masificar un producto o, simplemente, toman la peor decisión posible en el camino, la película de Los Caballeros del Zodiaco es un ejemplo más y no tiene ningún punto de redención. De hecho, aunque intenté encontrar algún factor positivo en su propuesta, ya que rápidamente me encontré lamentando la decisión de pagar la entrada, el resultado final es notablemente aburrido, mal concebido y una afrenta gigantesca para cualquier fan... o al menos a aquellos que se tienen el amor propio suficiente como para no justificar un resultado solo por defender a su franquicia favorita.
Claro que en sus minutos iniciales, Los Caballeros del Zodiaco tantea un escenario auspicioso. De partida, recrean el origen de la reencarnación de Athena, con todo y caballeros dorados, para establecer lo que está en juego. Sin embargo, la película rápidamente baja los cambios, se entrampa en su condición de menor presupuesto y se establece en un escenario que rápidamente me recordó a adaptaciones ñoñas de bajo calibre como Street Fighter: La Leyenda de Chun-Li, Tekken, The King of Fighters y tantas otras producciones que reinventan a un producto para aterrizarlo.
En este caso, nos presentan a Seiya (un Mackenyu que es sin duda lo mejor de la película), un tipo que lamenta la pérdida de su hermana en misteriosas circunstancias y quien se desempeña en peleas ilegales de artes marciales mixtas. El problema surge cuando en medio de una pelea contra Cassios (Nick Stahl), quien es el jefe de la operación clandestina, Seiya logra algo inaudito y es detectado por una organización criminal que está en busca de personas que puedan despertar el cosmos.
A partir de ahí, la película literalmente cae por el barranco. La organización criminal tiene bastos recursos, incluyendo guerreros cyborg casi indestructibles, y su líder llamada Guraad (Famke Janssen) busca robar el cosmos para usarlo como una energía curativa. Sin entrar en mayores detalles, Seiya es rápidamente salvado por Alman Kido (Sean Bean), conoce la importancia de salvar a Sienna (Madison Iseman) y emprende su entrenamiento junto a Marin, en la única secuencia bien planteada de toda la película. Todo lo anterior inevitablemente lo llevará a convertirse en el caballero de Pegaso, ya que su hermana le legó un pendiente que le permite acceder a la legendaria armadura.
Aunque obviamente hay elementos reconocibles en ese esquema, la película toma siempre la peor decisión a la hora de construir su relato o su propio mundo. Por ejemplo, al comienzo queda claramente establecido que el escenario de la película es relativamente realista y Seiya desconoce toda la mitología que hay detrás de las armaduras, pero el protagonista no se sorprende para nada cuando termina topándose con una gigantesca cabeza voladora de una estatua de magnitudes colosales o rocas que flotan en el aire. Es como si a los realizadores solo les gustó el mono de fondo en post-producción y no se preocuparon de darle un sentido antes, durante la filmación.
Tampoco ayuda el hecho de que sus efectos digitales sean de muy pobre calidad, quedando al descubierto rápidamente con una pésima persecución automovilística digna de una cinemática de Playstation 2, o que las propias peleas no estén nunca a la altura más allá de un par de piruetas llamativas. Peor aún, una vez que finalmente entra en juego la armadura, la fusión de su horrible diseño con protector bucal y las propias peleas digitales se instalan como la guinda de una fea torta que solo deja mal sabor. ¡Ni siquiera hay un despliegue llamativo de las habilidades especiales desatadas con el cosmos!
Son ese tipo de cosas las que terminan igualandolo a un producto tan mal concebido como la adaptación de las aventuras de Goku. Tal como en aquella película, esta nueva producción falla completamente a la hora de justificar su uso de la marca, entregando un pobre resultado que no hay por donde encontrarle algo positivo, más allá de que la elección de su protagonista. ¿Lo peor de todo? Aquí ni siquiera existe espacio para que surja rabia. Es tan aburrida que uno solo quiere que termine lo más pronto posible.
Así que lo que queda es una película que no se puede recomendar ni siquiera como una rareza. Que no logra establecer un relato con algún punto atractivo como para decir que al menos vale la pena para verla como una mala película. No tiene humor, no tiene corazón, no tiene ni una sola pizca de lo que hizo de Los Caballeros del Zodiaco un anime tan querido por tantos. Aléjense de el como la lepra, que en mi idioma también se llama Dragonball: Evolution.
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