En más de una ocasión, no pude evitar reaccionar con un “oh, la tontera estúpida” ante lo que pone en pantalla la adaptación del videojuego Monster Hunter. Obviamente usé otras palabras, pero en más de una ocasión moví la cabeza en señal de asombro ante su absurdo. Pero puesta su propuesta en pantalla, y considerando que la mécanica del videojuego, aquello no necesariamente implica algo malo.
De hecho, en la antesala es fácil prepararse para adentrarse en los rincones más profundos de las malas adaptaciones de videojuegos con esta película. Cualquiera podría haber estado listo para ello. Mal que mal, su director, Paul W.S. Anderson, tiene en su filmografía a adaptaciones para el olvido, y algunas de lleno imperdonables, como sucede con varias de sus secuelas que hizo para la saga de Resident Evil.
Pero por cada una de esas, también en su pasado se registra una Mortal Kombat bien realizada que se instaló como una de las primeras adaptaciones de este tipo. Es decir, solo por antecedentes estaba la posibilidad para que Monster Hunter no cayese en el mismo saco de las burdas secuelas de la Alice mata zombies.
Y a grandes rasgos, esta adaptación cumple con lo mínimo esperable a la hora de presentar una adaptación del videojuego: una serie de exagerados enfrentamientos contra monstruos gigantes asesinos en un entorno de otro mundo.
Todo comienza de forma auspiciosa, ya que nos topamos con un mundo raro en el que una especie de barco pirata volador comandado por Ron Perlman (Hellboy), surca interminables dunas de arenas hasta que colisiona con un monstruo gigantesco. Uno de sus tripulantes cae (Tony Jaa) y queda atrás, aparentemente sin opción de sobrevivir.
Lo anterior es llamativo, pero inevitablemente Monster Hunter también tiene un montón de cosas que le juegan en contra a su desempeño final.
¿La peor de todas? La decisión de sus realizadores de sacar debajo de la manga a una historia en la que militares élite de Naciones Unidas son trasladados mágicamente a este otro mundo gobernado por bestias gigantes. De hecho, el foco de su primer mitad está en ese componente militar soso y repetidísimo.
Lo anterior provoca que esta adaptación tarde excesivamente a la hora de mostrar lo que vale la pena: el extraño mundo de criaturas gigantes mortales. El mismo que esperan ver todos aquellos que le han dedicado una cantidad de horas insana al videojuego que sirve de inspiración.
Sin ese componente militar, esta producción probablemente sería un mejor espectáculo. Cada vez que se centra en los monstruos gigantes, la película funciona mucho mejor. Lo contrario sucede en aquellas múltiples ocasiones en donde el foco está en los terrícolas. Ahí aparece George Harrison en Los Simpson, se baja los lentes y dice: ¡Eso ya se ha visto!
Obviamente entre los soldados está la protagonista de todo el cuento: una militar interpretada por Milla Jovovich que termina siendo la mejor en lo que hace. Tras atravesar este antiguo portal con sus compañeros, de forma previsible ella queda como la última en pie y debe aprender a desenvolverse en un mundo que no es suyo. Y por alguna absurda razón de su contrato, le da la pelea sin problemas al cazador que interpreta Tony Jaa, lejos lo mejor de esta película.
Puesto lo anterior sobre la mesa, debo recalcar que al menos el escenario de pandemia puede ser mucho más piadoso hacia una producción como esta. Ante la falta de espectáculo pirotécnico en el último año, la propuesta de monstruos gigantes y enfrentamientos contra pusilánimes humanos de Monster Hunter tiene las características suficientes como para enganchar con lo mínimo durante la hora y 40 minutos en la que se extiende su aventura de mundos paralelos, monstruos y una Mila Jovovich destruyéndolo todo.
Están las batallas contra monstruos, las armas ridículas del videojuego e inclusive aspectos del canon que no se podrían ver en otras películas de este tipo, como un gato cocinero antropomórfico. Pero la decisión de no abrazar al videojuego y seguir una adaptación que agrega militares terrícolas le juega absolutamente en contra.
De hecho, lo que más le pena a esta producción es no abrazar más al absurdo. Cuando por momentos lo hacen aquí, la película resulta como una gran y boba producción de monstruos gigantes. Y no sé ustedes, pero eso es justamente lo que esperaba de ver de esto.
Monster Hunter ya está disponible en algunos cines chilenos que pueden funcionar en el marco de la pandemia. Si deciden ir, sigan las recomendaciones en las salas. Mantengan sus mascarillas.