Morbius, la nueva película basada en uno de los personajes de tercera línea que aparece en los cómics de Spider-Man, devela una de las peores cosas del cine de entretenimiento en la actualidad: la mera explotación de marcas para crear, burdamente, una idea de relevancia sobre un universo en construcción.

“Oh, esto es una piedra que hay que ver para no perderse lo que está por venir”, nos dicen desde su campaña de marketing. Pues, señoras y señores, esto pudo haber sido un e-mail.

Hincándole el diente de forma superficial, hay que dejar en claro que, si alguien realmente tiene la intención de ir al cine bajo la idea de que Morbius es una nueva pieza trascendental para una nueva red seriada de historias, pues lo cierto es que esta solo es una de las mayores ventas de pomada del último tiempo.

De partida, los realizadores terminaron cortando gran parte de las principales escenas de los tráilers con las que intentaron vendernos la idea de esta película largamente postergada durante los últimos años pandémicos. ¿La gran toma sorpresa de Michael Keaton que tanteaba alguna conexión con las películas de Spider-Man de Tom Holland? ¡Pues solo quédense hasta el final de los créditos para dos de los más burdos teasers sobre el futuro que está por venir! ¿Y qué hay de la secuencia de Jared Leto caminando por el lado de un póster de otro arácnido cinematográfico? Pues olvídense de ello, pese a que ese tipo de cosas eran justamente el gran gancho con el que se vendió esta producción a la audiencia general.

Pero más allá de que no sea posible llevar a esta película ante un Sernac cinematográfico, ciertamente lo peor de esta película es que el resultado final revela el origen impostor de una producción que obtuvo la luz verde solo por ser una de las cartitas Marvel que están en la baraja que controla Sony. Derivado de lo anterior, no sorprende tampoco que terminen presentando una historia de origen desenvuelta de una forma tradicional, genérica, sin sorpresas y, por ende, completamente desabrida.

A grandes rasgos, es como Morbius simplemente estuviese ahí, lanzada al mundo como un rey desnudo que no pocos obviarán por ser simplemente uno de los primeros capítulos de esta insipiente construcción seriada en torno a los villanos de Spider-Man que está realizando Sony. “Denle tiempo, quizás la próxima la justifica”, dirán algunos. “Quizás la próxima vez tendrá más sentido, porque nos siguen vendiendo una reunión siniestra de seis villanos”, agregarán otros. Quizás, quizás, quizás.

A la larga, solo queda remarcar que Morbius sopla latidos que se anticipan con solo leer su sinopsis, cuenta con los peores personajes secundarios del último tiempo - incluyendo a un par de detectives de relleno que nunca resuelven nada - y termina expuesta como una historia chica de vampiros a la que es muy fácil pegarle, ya que no tiene sangre ni colmillos.

Sumando el hecho de que está marcada por escenas de diálogos expositivos y secuencias de acción presentadas de una forma cinematográfica muy torpe, lo más importante es que en ningún momento logran justificar que un villano como este, que con suerte funciona en los cómics cuando tiene a un héroe arácnido de contraparte, sea el protagonista de su propia película. Por eso lo único que queda son sus escenas post-créditos, pero más que una promesa, estas dejan un tufillo de estafa.

Morbius ya se encuentra disponible en cines.