Review | Mortal Kombat 11, una victoria casi impecable

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La nueva entrega de la clásica franquicia representa una notable mejora respecto a lo que venían haciendo en NetherRealm Studios desde el reinicio provocado por Rayden.


Cuando los videojuegos de Mortal Kombat dieron el salto a los combates en 3D, mi relación con la franquicia se fragmentó. Mortal Kombat 4 me parecía una completa basura en la comparación a los anteriores juegos de la saga y nunca enganché con la acción poligonal que se nutría de lo que por esos años eran los Tekken o los Virtua Fighter.

De ahí que, entre la primera batalla contra Shinnok y lo que fue Mortal Kombat: Armageddon, me mantuve completamente alejado de la saga, mientras agregaban un foco mayor en las armas y mantenían los aspectos poligonales en sus diseños. En el camino también le di una oportunidad a Mortal Kombat vs. DC Universe, pero es mejor no hablar de esa basura, y el único juego que me enganchó de principio a fin fue Shaolin Monks, pero ese no era un Mortal Kombat tradicional.

Tuvieron que pasar más de cinco años para que en 2011 la saga se reinventara con Mortal Kombat 9, reiniciando la historia tras el apocalipsis de la octava entrega y entregando un sistema de combate mucho más pulido para la era de la Playstation 3, en donde el equipo liderado por Ed Boon volvió a las bases y agregó el concepto de los rayos X. Todo explotó en la siguiente entrega, Mortal Kombat X, un juego aún más pulido que fue nutrido por aspectos de la saga Injustice y que entregó variaciones de combate para cada personaje que enriquecieron la experiencia. Claro que, personalmente, nunca enganché con este último aspecto.

En todo ese escenario, Mortal Kombat 11 representa una mejora aún más notable respecto a todo lo que venía siendo la franquicia desde su reinvención, entregando un sistema de combate mucho más fluido, que no teme poner un poco de freno en la velocidad de las peleas y que cuenta con una mejor interacción entre los combos y los movimientos especiales de cada personaje. Su rescate de lo táctico se siente como un retorno a las bases y su sólido tutorial ayuda a ponerse al día rápidamente con los cambios que aquí nos proponen.

Además, todo está inserto en un videojuego con un notable nivel de contenido, que incluye a su cutre pero notable modo de historia, que mezcla viajes en el tiempo a través de las distintas realidades, junto a las clásicas torres de combate, los desafíos para desbloquear objetos, la propia experiencia de sortear puzzles al avanzar por la krypta de Shang Tsung p el componente online que está mucho más sólido que en otros títulos. Más que nunca, este juego se siente como el Mortal Kombat definitivo.

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Gran parte de eso se debe a que esta en una propuesta más accesible, que vuelve a los mejores aspectos de la era 2D original de la saga, para privilegiar el combate de cerca contra los enemigos. También está el propio desarrollo táctico y metódico que requiere cada pelea en particular, en donde las barras de ataque y defensa se vuelven clave para potenciar ataques especiales o alargar combos en medio de tanta sangre.

La forma cinematográfica de abordar los fatalities, lo notable de la rápida ejecución de brutalities o la manera en que se interactúa con los escenarios durante las peleas, presenta un avance que deja en claro que el equipo de NetherRealm Studios supo aprender de las lecciones que les dejaron los dos juegos anteriores y lo que fueron los propios Injustice.

Todo eso es bien representado por la evolución de los Rayos X, que aquí vuelven como ataques puntuales que se pueden ejecutar durante las peleas, dando paso a llamativos "Golpes Fatales" que, aplicados en el momento justo, permiten quitarle un montón de energía a los rivales. Aunque los huesos quebrados eran llamativos, los nuevos Fatal Blow - que solo se pueden usar una vez por pelea - son mucho mejores, como parte de la propia experiencia fluida del sistema de combate que está mejor que nunca y que representa un "grandes éxitos" de la franquicia.

Al mismo tiempo, el trabajo de sonido o el arte de los niveles, especialmente en uno que muestra el cadáver de Goro, llevan a este juego al siguiente nivel, demostrando que toda su sangriento chapuzón le entrega una chapa que otros títulos simplemente no pueden igualar. Muchos han intentado de forma burda replicarlo, pero Mortal Kombat sigue demostrando que es algo único a la hora de explorar los ribetes de extrema violencia que probablemente lo transformarían en el videojuego favorito del Alex DeLarge de La Naranja Mecánica.

Más allá de los alcance de los combates o los notables escenarios en donde la sangre fluye, el modo de historia entrega una experiencia que demuestra lo rico de la mitología de la franquicia, poniendo especial foco al comienzo en la familia Cage-Blade, para luego volver inevitablemente al protagonismo de Liu Kang y Rayde que da pie a un épico último acto que se siente como la batalla más importante de la historia para estos personajes.

De ahí que la forma en que se va desentramando la historia, el cómo abrazan lo ridículo para sacar inspiración de las películas clase B, el sólido trabajo de captura de movimiento para las interpretaciones, los diálogos que son los suficientemente tontos cuando deben serlo y el propio desarrollo del conflicto contra la nueva villana, llamada Kronika, posibilitan que esa experiencia sea uno de los mejores puntos del juego.

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Asimismo, en el modo de historia, las escenas de cinemáticas conectan directamente con el modo de pelea, lo que realza la propia experiencia en donde tenemos que pelear para literalmente salvar al mundo. Y la forma en que establecen a esta historia como el cierre de la trilogía que comenzó con Mortal Kombat 9, se siente tanto como el fin de un sólido capítulo de la saga, pero también como una puerta a un nuevo futuro sin las trancas de la continuidad.

La fortaleza de Mortal Kombat 11 es que también el resto de modos entregan una experiencia con altas dosis de repetición. Por ejemplo, las torres clásicas permiten enfrentar a un número determinado de enemigos antes de enfrentar a Kronika, entregado una amplia variedad de caminos a seguir, desde los niveles principiantes hasta una torre con una interminable sucesión de enemigos. Pero también el resto de modos representan una sucesión de elementos que se transforman en una celebración de lo mejor de Mortal Kombat.

Sin embargo, aunque este título representa a una apuesta definitiva para la franquicia, existe un punto que representa una verdadera zancadilla. En el corazón de su propuesta hay una tediosa y aburrida mecánica de recolección de ítems que ayuda a desbloquear skins para los personajes, entre otros objetos que inclusive agregan un componente RPG que se siente muy poco Mortal Kombat.

Y sí, la personalización permite dar más variedad visual a cada personaje, pero la forma de desbloquear todo merma la propia experiencia. En ese ámbito, todo se transforma en una oferta que solo quiere quitarnos tiempo y sumergirnos en el pozo sin fondo de lo rutinario.

Pero más allá de ese último pie forzado, Mortal Kombat 11 es uno de los mejores videojuegos de pelea del último tiempo y el amplio contenido nos invita a adentrarnos en todos los sangrientos recovecos que involucran a su experiencia sangrienta sin igual y que está mejor que nunca.

https://www.youtube.com/watch?v=7zwQPJmg-Kg

Mortal Kombat 11 está disponible en Xbox One, PC, Nintendo Switch y PlayStation 4, que es la versión que probamos.

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