Desde sus primeros minutos, en “No miren arriba”, el gran estreno de Netflix durante este mes, dejan en claro su propuesta de sátira.
De partida, en esta película dirigida por Adam McKay (Anchorman: The Legend of Ron Burgundy, The Big Short) nos presentan a un par de astrónomos - a cargo de Leonardo Di Caprio y Jennifer Lawrence - que detectan que un gigantesco cometa se acerca en dirección al Pacífico, con las costas de Chile como la tierra más cercana. Peor aún, el lo suficientemente grande como para causar un evento cataclísmico que aniquilará a la vida sobre el planeta en seis meses más.
Lo bueno es que aún tienen tiempo para generar la advertencia inicial a la NASA e inclusive ser convocados para presentar su hallazgo ante la Casa Blanca. Lo malo no es solo que en ese palacio de gobierno un general no tiene problemas para estafarlos cobrándoles la comida gratis, sino que también el gobierno de Estados Unidos es comandado por autoridades necias y obtusas que están más preocupadas de las encuestas y las redes sociales que de la existencia de un 99.9% de posibilidades de que el mundo literalmente se acabe. El 0.01% establece que la ciencia no está en lo correcto y el negacionismo puede quedarse con la corona.
Con un elenco plagado de estrellas, No miren arriba fue definida desde su anuncio como una comedia negra que habla sobre cómo la humanidad aborda a la crisis del calentamiento climático. A pesar de que esa lectura está ahí, también es cierto que aquellas intenciones son puestas en un segundo lugar por la feroz crítica hacia los gobiernos de extrema derecha y al dominio de lo mundano sobre una sociedad que se preocupa más del quiebre de la relación de dos cantantes, que de lo que está comprobado científicamente.
La historia de No miren arriba pone así uno de sus focos en una Presidenta interpretada por Meryl Streep que ineludiblemente rememora tanto al reciente mandato de Donald Trump, como al círculo de políticos de extrema derecha que ha hecho de las fake news la sangre de sus venas. Por eso tampoco sorprende que Jonah Hill interprete al jefe de Gabinete de la Casa Blanca, absolutamente devorado por las redes sociales, quien a la vez es el hijo de la mandataria y el creador de algunas tácticas para desviar la atención. Claro, el cometa no está ahí si simplemente no miras arriba.
En ese mundo también están los medios al servicio del poder, con Cate Blanchett y Tyler Perry dando vida a los conductores de un exitoso programa de alcance nacional que no tienen juicio periodístico alguno y contribuyen a transformar en meme a la única que parece preocupada de todo: el personaje de Lawrence, la joven idealista que realmente descubrió el cometa. El estado de las cosas no mejora debido a que su profesor, interpretado por DiCaprio, se ve completamente absorbido por la fama que le genera el descubrimiento, lo que lo lleva a mermar a su propio matrimonio.
Todo eso solo sucede en la primera mitad de la historia, ya que el caso de la roca espacial solo es abordado por las autoridades cuando, obviamente, estas requieren de un tema que sirva para desviar la atención de un escándalo sexual.
Sumen además la existencia de un raro multimillonario interpretado por Mark Rylance, un emprendedor tecnológico que es mezcla de Zuckerberg, Bezos y Musk que domina a la presidenta con su bolsillo al ser uno de sus mayores donantes. Y con lo anterior en cuenta, tampoco les debería sorprender que el capitalismo desbordado cambia el trayecto de la historia una vez que detectan que el cometa está compuesto por algo más que solo tierra.
Solo basta agregar que el resultado final es una locura. Esta película no teme entrar en territorios muy burdos, como el hecho de que una canción de una artista pop se transforme en la única arma para crear algo de conciencia, con el fin de dejar en claro su mayor punto: cuando la ciencia tiene todas las de perder ante las mentiras y teorías de conspiración que se impulsan en redes sociales, la humanidad tiene los días contados. Y puesta la evidencia sobre la mesa, el mundo de No miren arriba no hace mucho por su salvación.
En tanto, a pesar de que igual se puede recalcar que algunas de sus puntadas narrativan no dan un buen estoque político, y su comedia negra no está a la altura del ingenio de un clásico como Dr. Insólito, pues inevitablemente ese es el antecedente ineludible, de todas formas hay que recalcar que esta igual es una película que logra sus objetivos.
Es decir, No Miren Arriba se convierte en una experiencia realmente angustiante al constatar los paralelos con las cosas que están ocurriendo en nuestro mundo y también pone sobre la mesa el cómo la ciencia pierde terreno ante el poder del negacionismo. Y en tiempos en donde las producciones cinematográficas están más marcadas por sus intereses franquiciados, todo lo que tiene que decir está película la convierte en un estreno imperdible.
No miren arriba se estrenará en Netflix el 24 de diciembre. A partir de este miércoles se podrá ver en algunas salas de Chile, como el cine Normandie o el Cine Arte de Viña del Mar.