No siempre The Punisher ha sido bien abordado en los cómics, pero cuando sí logran dar con un foco correcto, el personaje brilla. Lo mismo puede decirse de sus adaptaciones live-action, ya que rara vez han logrado capturar los elementos más controvertidos de este antihéroe ultraviolento que busca limpiar las calles. Aún si eso implica ensuciarse las manos, cruzar la línea y ser tan villano como aquellos criminales a los que quiere castigar.
En el caso de la nueva serie de Netflix, que se estrenará el próximo 17 de noviembre, ya habíamos tenido una pequeña muestra de la versión interpretada por Jon Bernthal en la segunda temporada de Daredevil. Pero en vez de instalarse como una mera extensión de aquella aparición, la serie avanza por otro camino: enfocarse completamente en el más absoluto desamparo y desconexión social de Frank Castle tras el asesinato de su familia.
Distanciándose más de lo esperado de la acción sangrienta que se podría esperar, ya que el primer episodio se toma todo el tiempo del mundo, esta serie aborda directamente el peso y el costo de la violencia, abordando cómo esta impacta emocional y psicológicamente a un protagonista quebrado. Frank Castle es un hombre destruido, sin opciones de reconstruirse. Siempre lo ha sido, siempre lo será, y esta serie creada por Steve Lightfoot lo tiene más que claro.
La propuesta de The Punisher comienza con un aparente último asesinato, cuando Frank Castle cree haber cobrado venganza, concretando una ejecución en las cercanías de la frontera. Una vez que toma la vida del que considera el último de los responsable de la muerte de su familia, The Punisher ya no tiene mucho que hacer. Su día a día se lleva a cabo en una construcción, en donde no interactúa con nada más que con un gran mazo con el que hecha abajo paredes, expulsando los sentimientos que marcan el pesar de su existencia.
En ese contexto, inevitablemente Frank Castle debe volver a entrar en acción, en un escenario en donde a su alrededor aún hay tratos de mafias, intentos de robos y una ciudad corrompida desde sus raíces. Pero la serie lleva a su personaje principal a través de un camino en donde el sentimiento de perdida es insoslayable, insoportable e ineludible. Y esa ruta la vuelve mucho más valorable que una mera orgía de balas.
Instalada en un entorno controversial, en donde el debate sobre el control de armas en Estados Unidos sigue atascado pese a los cruentos crímenes masivos ejecutados en sus ciudades, The Punisher tiene cosas que decir al respecto, especialmente en torno a los problemas de ajuste de los veteranos olvidados por la patria a la que sirvieron para sus intereses del complejo militar-industrial, pero es mucho menos controversial de lo esperado. Lo suyo no es una glorificación de las armas, pese a que su personaje principal no es entendible sin estas.
Otra fortaleza de The Punisher, a diferencia del resto de series Marvel presentadas por Netflix, radica en su acción. Claro, ya dije que la serie se toma todo el tiempo del mundo para entrar en materia, ya que más importa dejar en claro que la sombra sobre el corazón de Frank Castle nubla un futuro que ha perdido significado, pero paga con creces una vez que tiene que pagar con plomo, cabezas machucadas y miembros demolidos. La serie es violenta, pero no nivel Punisher Max.
Netflix puso a disposición los 13 episodios de la serie, pero en vez de abordar su trama, lo realmente relevante es lo que representa. Mientras todas las series previas de Marvel en el servicio de streaming buscaron tener su propia individualidad, inevitablemente están comenzando a decantar en la idea de cohesión.Pero más allá de un par de breves participaciones, como el de la bella Karen Page (Deborah Ann Woll), The Punisher se vale por si misma y se instala como la serie más desconectada del resto, con sus preguntas peliagudas y sus respuestas insatisfactorias en un país que avala la tenencia de armas desde su Constitución.
Más "lenta" y menos visceral de lo que podrían esperar los fans que no se contentarán con las justas dosis de gore de esta propuesta, The Punisher eleva su propuesta por la forma de abordar a un Frank Castle que brilla en la interpretación de Jon Bernthal. Tuvieron que pasar tres películas y una acotada participación en una serie, para tener finalmente al Castigador que necesitábamos ver.
https://www.youtube.com/watch?v=2tJd62zGooE