La nueva película de la saga Resident Evil, un reinicio en toda forma tras las entregas protagonizadas por Milla Jovovich, es bastante más coherente que las últimas secuelas dirigidas por Paul W.S. Anderson. Pero, por supuesto, la vara estaba tan baja que eso no implica un punto a favor.
Tampoco lo es el mero hecho de que esta nueva versión sea más cercana a los videojuegos originales, ya que esta nueva historia no hace nada que realmente valga la pena o que inclusive la haga destacar más allá de su remedo zombie. Y como en incontables ocasiones hemos visto buenas ideas en ese ámbito, y esta no es una de esas, no queda otra que darle su entrada directa al vertedero de películas zombies de dudosa calidad.
Lo único que quizás tiene a su favor este reinicio llamado Resident Evil: Welcome to Raccoon City es que probablemente dejará más contento a los fans de la saga de videojuegos. O al menos, la recibirán mejor que a aquellas películas centradas en Alice.
De partida, la historia de este reinicio cinematográfico toma como eje a los tres primeros videojuegos de la franquicia, para crear un constante estado de déja vu para los fans. Aquí está la mansión, está el colapso en la ciudad ante la inminente destrucción y solo falta una batalla final contra Nemesis. Todos los jugadores que año a año se repiten los primeros videojuegos estarán en su salsa, especialmente con todos los guiños que se multiplican durante la película.
Pero con eso tampoco basta, ya que el resultado final de una producción cinematográfica tiene que tener más que meros guiños para fans. Una película no puede justificarse con algo tan básico como solo presentar cameos. Y en el caso de Welcome To Raccoon City, esta nunca logra validarse más allá de empachar a los fans de la franquicia metiendo todo en la jugera.
Sí, aquí están los perros zombies, Chris Redfield, su hermana Claire, Leon S. Kennedy, un mutado William Birkin, Jill Valentine e inclusive Albert Wesker. Pero no mucho más.
En términos de historia, todo comienza centrado en Claire Redfield y su retorno a Raccoon City, ligándola a un pasado oscuro por los experimentos que se realizaban en la ciudad bajo el control de la corporación Umbrella. Inevitablemente, también abre su abanico para dar cuenta del equipo de policías (el equipo S.T.A.R.S) que se traslada a la mansión en busca de otros agentes aparentemente perdidos, mientras la ciudad poco a poco se carcome y Leon S. Kennedy, un inexpero novato, se une a Claire ante la amenaza de que toda Raccoon City desaparecerá del mapa.
Esa es la base de resultados previsibles que además carece de grandes secuencias de acción, momentos inquietantes de terror o algún factor, cualquiera, el que sea, que permita rescatarla de sus confines olvidables. Quizás por eso esta película me recordó a aquellas que tenían como único propósito ser distribuidas directo a DVD. Y como de seguro lo recordarán, rara vez se encontraba algo que valiese la pena en esos confines.
Al final lo que queda es una película que no sirve como tema de conversación, que no tiene nada que aportar a la saga de Resident Evil y que, peor aún, no hace mucho para validarse luego de que en las últimas décadas viésemos siete otras películas bajo este nombre. Lo único que realmente queda es la prueba fehaciente de que es mejor que dejen descansar en paz a esta marca en la pantalla grande. Por varias décadas más.
Es decir, como Netflix planea presentar próximamente una serie de televisión de Resident Evil, lo mejor que puede pasar es que la secuela que anticipa esta película simplemente no se lleve a cabo. Ya fue suficiente. Tuvieron la oportunidad de partir desde cero y no hicieron nada.
Resident Evil: Welcome to Raccoon City ya está disponible en cines.