Review | Scream es una “recuela” que abraza lo que es, pero no tiene mucho más
La nueva película de la saga abraza en sus diálogos su condición de reinicio/secuela, pero el desarrollo y sus nuevos personajes no logran justificar a su relevo de lo hecho por Wes Craven.
En un momento de la película, y como siempre sucede en términos meta en la propia saga, los nuevos personajes de Scream llegan a la conclusión de que el asesino está llevando a cabo una “recuela”.
Es decir, un acto que funciona tanto como reinicio de las muertes del pasado, como una secuela de esos mismos sucesos. Sí, esta es una nueva exponente de la bendita tendencia de las remacuelas (reinicio/remake/secuelas) que solo en el último tiempo nos han dado a películas como Ghostbusters: Afterlife, Matrix Resurrections e inclusive Spider-Man: No Way Home.
Por eso, tal como las anteriores películas, la nueva Scream carga una pesada mochila de nostalgia. Y de la forma que sucede en las mayorías de películas de este tipo, que han sido impulsadas en la industria cinematográfica desde el éxito de Jurassic World y Star Wars: The Force Awakens, el peso es demasiado.
En ese sentido, y como casi todas las representantes de esta tendencia se sostienen solo por la nostalgia de éxitos pasados, y son muy pocos los casos en donde terminan valiéndose por su cuenta, no hay mucho espacio ni para crear cosas nuevas ni para probar otra fórmula. Todo lo que ha funcionado en el pasado, se vuelve a utilizar con la esperanza de que funcionen una vez más. Scream es eso, aunque la gracia de esta saga es que sus propios diálogos ponen aquello sobre la mesa.
En Scream 5, cuyo título oficial se olvida de los números para remarcar su condición de reinicio, son muy pocos los personajes nuevos que valen la cuenta y los antiguos, salvo un Dewey que es el que tiene más tiempo en pantalla, son utilizados de muy mala forma y solo irrumpen porque tienen que estar aquí.
Aunque algo como eso siempre da espacio para que uno se moleste por el tortazo de nostalgia en la cara, quizás la mayor gracia de esta película es que se reconoce como tal. Y como inclusive saca a colación la necesidad de traer de vuelta a “los personajes de legado” para justificarse, también juega en una línea super delgada. En ella pone sus entrañas en evidencia, jugando con conceptos que siempre salen a colación sobre la industria y los propios espectadores, utilizando una especie de espejo reflector que dice: “Sí, sabemos lo que somos... ¡Pero al menos lo reconocemos y lo abrazamos!”.
Es en ese juego en donde la nueva Scream logra mantener el interés hasta el final, que básicamente es el punto en donde se revela al asesino, se multiplican los diálogos expositivos para explicar qu´pe diablos sucedió y pasa todo lo que siempre ha ocurrido en las películas de Scream.
Pero a la hora de generar la comparación con las otras secuelas, en donde a lo mucho se puede decir que supera a la tercera, esta nueva Scream no tiene ningún momento emblemático, sus nuevos personajes no son buenos e inclusive sus realizadores no son precisamente hábiles para esconder las cartas en el tradicional búsqueda de quién diablos es el culpable.
Al mismo tiempo, también tengo muchos problemas a la hora de igualarla con Scream 4. Pese a ser muy sangrienta, esta nueva película falla en el terreno que más importa en la saga: las muertes. Aquí hay personajes que mueren uno tras otro sin mucha relevancia y cuando hacen algo que realmente debiese importar, inevitablemente el peso de los personajes originales termina abrumando a la recepción de lo que sucede en esta película.
Obviamente con lo anterior soy súper críptico, ya que más que la identidad de los asesinos (que rara vez se ha resuelto en la franquicia como una verdadera sorpresa), lo que siempre ha importado en Scream es quién diablos sobrevive y quién muere. Y lo último, más encima, comenzó a importar cada vez menos desde que despacharon a Randy en la segunda película.
Pero a la larga lo que queda es una película que busca recrear la experiencia del original, pero que estaba destinada a no cumplirlo debido a que Wes Craven dejó este mundo hace bastante tiempo. Más aún, aunque alguien sostenga que esta quinta película no defeca en el legado de las películas anteriores, sin duda tampoco da pie a que uno se entusiasme con un futuro marcado por los nuevos personajes.
Por mucho que aquí intenten recrear a una nueva Sidney, y creen algo nuevo jugando con su psiquis, lo cierto es que Sidney hay una sola. Y si hubiesen abrazado esa idea, quizás el resultado de Scream 5 habría sido mucho más interesante que lo que termina siendo esta secuela que solo hace funcionar a su motor por el combustible que representa la película original.
Scream ya está en cines chilenos.
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