Review | Spider-Man: No Way Home, una película del MCU que al fin demuestra que un gran poder conlleva una gran responsabilidad

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Aunque se trata de una realización excesivamente recargada, y en donde no todas sus piezas funcionan, a la larga su propuesta termina saliendo adelante.


Aunque es posible no hacerlo, inevitablemente todo tiende a generar comparaciones en base a lo que es Spider-Man: No Way Home. Por un lado, aunque literalmente tiene todo lo que se espera de una película del héroe arácnido, la primera impresión me lleva a considerar que esta no es la mejor obra basada en el clásico personaje co-creado por Steve Ditko y Stan Lee. Otras películas más concisas, acotadas y con mejor enfoque han logrado elevar al héroe aún más alto. Ya sea en el propio terreno live-action o en la animación.

Por otro lado, aunque su premisa abarca más que nunca, incluida la propia mitología que Sony Pictures ha establecido en pantalla desde el año 2001, su propuesta sobre el multiverso no se siente del todo bien desarrollada. Menos luce considerando la existencia de algo como Spider-Man: Into the Spider-Verse. No es que esté mal ese aspecto, pero se dispara en demasiadas direcciones y no todas las balas dan en el blanco.

Pero aún con todo lo anterior, lo más relevante de destacar es que esta película funciona y, con tantas cartas sobre la mesa, esa es probablemente la principal gracia de Spider-Man: No Waye Home: Salir airoso cuando las posibilidades de crear una hecatombe, que inclusive dañase un legado ya establecido con las películas de Sam Raimi, igual era una posibilidad bastante probable.

Lo otro relevante de destacar es que, aunque esta es una nueva producción que forma parte del universo de Marvel Studios, y por ende peca al crear conexiones innecesarias con películas que se vendrán a futuro, de igual forma está mucho más enfocada en contar la travesía de Parker. Y lo hace más y mejor que lo visto en Homecoming o en Far From Home.

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Como ya se sabe por su propio marketing, esta película está recargada de sorpresas. Y quizás lo está de forma excesiva, pero todas formas dichos actos de magia están concatenados en el relato de una forma eficiente y que se propulsa para crear momentos muy llamativos. Quizás los más grandes en toda la historia del personaje en la pantalla grande.

En ese aspecto inclusive se puede definir que los espectadores que han visto todas las películas del vecino amistoso en pantalla grande no quedarán indiferentes, pues es imposible quedar apático con lo que se presenta en esta ocasión. Tanto para bien como para mal, aunque eso último tiene relación con aquellos que se nieguen a aceptar lo que esta película termina desenvolviendo.

En mi caso, obviamente estaba preparado para lo último. Creo que Sam Raimi realizó una de las mejores películas de superhéroes con Spider-Man 2 y también considero que ningún villano posterior ha estado a la altura ni del Norman Osborn de Willem Dafoe o el Dock Ock de Alfred Molina. Pero debo reconocer que mis temores se fueron apaciguando al constatar que todos esos elementos fueron utilizados de forma correcta.

Lo hacen no como un mero guiño para vender más entradas, aunque ese interés innegablemente esté, sino que utilizan a esos elementos como algo que está bien resuelto en la propia historia que quieren contar. Y sí, aunque no puedo profundizar al respecto puede decirse que podrían haberlo hecho de forma más orgánica o con un mejor guión, pero realmente es un milagro no lo arruinasen.

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Lo más destacado en ese sentido es que esta nueva película protagonizada por Tom Holland, y en la que Jon Watts repite como director por tercera ocasión, provoca que toda persona que aprecia a Spidey, como el héroe definitivo surgido de las páginas de Marvel Comics, sienta que al fin se hace justicia al personaje.

Eso no es menor tras toda una primera etapa en el MCU en la que que Peter Parker fue más definido por otras personas - y de ahí el apelativo coloquial de “Peter Perkin” que ronda en redes sociales - que por sus propias acciones. Y la esencia del héroe con mala suerte y sin dinero había quedado completamente en el olvido por los nanobots y la Stark-dependencia.

Claro que como hay varios spoilers en juego, por ahora solo basta remitirse a los tráilers para dejar en claro que la historia base de esta película comienza justo en donde quedó la entrega anterior, por lo que la identidad de Peter Parker ha quedado al descubierto cortesía de J.J. Jameson. De ahí que los problemas del héroe se multiplican día a día, hasta que sus propios seres cercanos se ven afectados por la revelación.

Ante ese escenario, Peter ve como salida el recurrir al Doctor Strange para crear un hechizo mágico que permita que todo el mundo se olvide de su identidad secreta. A medio camino, Peter crea condiciones para que no todos lo olviden, ya que simplemente no quiere perder lo que ha logrado generar junto a MJ, su amigo Ned, la tía May o Happy. Pero también es eso lo que desestabiliza al hechizo y provoca que la realidad se resquebraje, haciendo posible que hagan acto de presencia algunos villanos de todo el multiverso. Básicamente, aquellos que aparecieron en las películas de las etapas cinematográficas previas del superhéroe.

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Como el segundo y el tercer acto de la película están llenos de sorpresas, lo único relevante de abordar por ahora es que más allá del multiverso o la propia conexión sobre el futuro del universo cohesionado de Marvel Studios, lo que termina quedando es una película que se enfoca en las pocas virtudes que hasta ahora se habían visto del Peter Parker de Tom Holland, para sacarles partido y explorar un nuevo territorio. Que saquen a relucir virtudes que creíamos que nunca podrían abordar ante el empacho por nutrir solo al MCU como el fin mayor.

En esa tarea, esta nueva realización traslada a esta versión del héroe a un escenario más cercano de lo que se espera de Spidey. Es decir, recuperando el lema del tío Ben que habían optado por no abordar a la fecha en la saga de Marvel Studios, pese a que es una clave del espíritu del personaje, que el gran poder que conlleva el hacer uso de uno de los mayores emblemas de la cultura popular surgido desde los cómics sea responsablemente utilizado. Que lo hagan en su propio beneficio como personaje, en el aquí y en el ahora, y no para crear lazos con lo que quieren contar a futuro. Por eso definitivamente esta se siente como la película más Spidey de las realizadas por el MCU.

Y sí, obviamente hay poco pudor para utilizar a personajes vistos en otras etapas, pero en general los villanos están bien utilizados, caracterizados e inclusive honrados tras no haber sido bien utilizados (Lo que se refuerza en el caso de los personajes que tuvieron que enfrentar a la versión Garfield de Spider-Man). Más aún, esos mismos villanos son ocupados en beneficio de la de idea de impulsar al Peter Parker de Holland como héroe. No sé ustedes, pero eso es justamente lo que se necesitaba en las películas individuales del personaje.

Para ir cerrando, ya que ya habrá momento de profundizar en varios aspectos después del estreno, debo insistir en que aquí no hay un daño al legado de lo que ya fue. Y aunque suene extraño de creer, también debo recalcar que concretan un homenaje que termina justificándose. Por eso hay espacio para entregarse al último acto de una película que es la guinda de la torta para todo lo que ha hecho Sony Pictures en el terreno live-action con Spider-Man.

No es la mejor película, y dada su sobrepoblación no había forma de lo que lo fuera, pero está lo suficientemente bien realizada para ser algo digno de celebrar y no de lamentar. Por eso el futuro, sea cual sea el que venga, luce más auspicioso de lo que cualquiera podría haber esperado para esta versión del personaje.

Spider-Man: No Way Home tiene un pre-estreno en cines este miércoles 15 de diciembre. Su estreno oficial es este jueves 16 de diciembre. No estará disponible en ningún streaming.

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