El cine de superhéroes lo domina todo y, a la vez, permea a todo. Son el género que más dinero recauda y el que más efecto ha tenido en la industria en los últimos años, con toda esa idea de los universos cohesionados, estableciendo una tendencia que probablemente nadie hubiese esperado hace 25 años, en 1997, cuando se proclamó una muerte anticipada a raíz de las luces de neón y las bati-tarjetas.

Pero mucha agua ha pasado bajo el puente y lo que antes era una excepción - un estreno basado en historias de cómics - es casi una norma para cada trimestre del año, pues la grilla de lanzamientos de los grandes estudios se estructura en base a este tipo de películas que son más claves que nunca para su negocio. El mismo que se ha logrado justificar por la devoción que se ha logrado con una parte no menor de la audiencia.

Y a pesar de todo aquello, no han faltado las críticas que han tildado a los principales exponentes del género como meras atracciones de “parques temáticos” que crean universos en donde está de sobra el apellido “cinematográfico”.

The Batman, el nuevo exponente de esta camada sin fin de adaptaciones, definitivamente sirve para demostrar una vez más que sí se pueden crear blockbusters con capuchas y capas a gran escala que posean una visión autoral. Sin excederse en los halagos, este es un nuevo punto alto, una producción que puede codearse de igual a igual con los sospechosos de siempre. Es decir, aquellas obras que siempre salen a colación cuando se habla de aquellas películas de superhéroes que hacen más que solo presentar grandes explosiones, cameos sorprendentes o dinámicas de puzzle para dejar salivando por una futura nueva pieza.

Pero he aquí lo importante para este rincón en particular: lo anterior no basta con el hombre murciélago, ya que Batman es el superhéroe más popular del mundo y todos tienen en la cabeza una película diferente que les gustaría ver. Claro, están los lectores de cómics, quienes generalmente son más quisquillosos y sopesarán cada decisión narrativa en base a sus conocimientos previos. Como esos son cada vez menos, por lo que más destacado es el lugar de todos aquellos que ya han visto alguna de las ocho películas live-action que tienen en su título al nombre del cruzado encapotado de Gotham.

Que un villano nuevo por aquí, que no deben adaptar esta novela gráfica tal por cual por acá, siempre las expectativas suben aún más la vara para algo que compete a aquello que prácticamente mantiene con vida a las ventas de DC Comics. Aunque Batman no vuele tan alto como Superman, igual está por sobre el resto.

Lo interesante aquí es que esta nueva producción dirigida por Matt Reeves toma todo lo anterior en consideración, pero con una sola meta: instalarse en un terreno propio, alejándose lo más posible de lo que ya se ha recorrido en el pasado, para entregar una mirada más fresca de lo habitual para una marca tan popular, reconocida y explotada como esta.

Temas como la orfandad de Bruce Wayne es clave, tal y como siempre lo ha sido, pero no hay ni un solo cuadro recuperando la clásica secuencia en el callejón del crimen. También tiene una aproximación realista al personaje, pero su cámara y tratamiento visual lo aterriza aún más que lo hecho en las populares creaciones con marca Nolan. Y mientras los villanos reconocidos están bien caracterizados, y Zoe Kravitz está particularmente bien en lo que le toca hacer en el rol de Catwoman, lo relevante es que se acercan a un prototipo ideal de adaptación que se nutre de historias de los cómics para crear una refundación en pantalla.

Lo más relevante de The Batman radica en el cómo adaptan ideas clave del superhéroe y Gotham, sobre el espíritu de ambos entes, a través de una historia más detectivesca de lo que nunca ha sido el personaje en la pantalla grande. De ahí que esta nueva historia genera un gran misterio que se va desmadejando poco a poco, generando un juego narrativo que explota de una forma realmente sorprendente una vez que se quita todo el velo al plan del Acertijo, el villano que mueve los hilos para ir sacando las caretas.

No está de más recalcar que, a pesar de que debutó en las páginas de una historieta llamada Detective Comics, y ha sido bautizado como el mejor detective del mundo, ese aspecto había estado ausente de las películas. Reeves aprovecha esa carencia, cortesía de su trabajo como guionista de la historia, y la fusiona a la idea recurrente de que algo putrefacto ha corrido por demasiado tiempo por las calles, carcomiendo a las bases mismas que sustentan a Gotham.

Aún cuando esa temática ha sido abordada de una u otra forma en películas previas del personaje, tanto el foco como la enjundia que aquí agregan permite que la historia se vuelva una experiencia tan apasionante como aquellos cómics que van asestando los golpes con cada vuelta de una página. Por eso la intersección de una historia marcada por una ciudad rota, la luz que representa la colaboración con James Gordon, los efectos socio-políticos que genera la aparición del vigilante murciélago y el inminente advenimiento de la escalada de los disfrazados, permiten establecer un entorno en el que Matt Reeves y su equipo se mueven con elegancia, habilidad y, por sobre todas las cosas, un notable entendimiento de lo que ha sido, fue y será el material que toma desde los cómics.

Para que la definición de Batman y Gotham funcionase, era clave tener a un actor solvente y Robert Pattinson está muy bien a la hora de representar un hombre murciélago quebrado aún por el trauma, relativamente novato en su actuar en la ciudad y definido por una misión de venganza que tarde o temprano termina siendo puesta sobre la mesa. Inclusive se puede decir que, a pesar de que Paul Dano funciona en otro nivel en su interpretación del Acertijo, especialmente cuando ya no está con la máscara, es Pattinson quien sostiene a película de principio a fin, generando que su personaje sea mucho más interesante que el villano al que le toca confrontar. Algo que rara vez sucedía con versiones anteriores.

A la larga, es probable que más de alguien termine con la nariz arrugada con esta película. No tiene chistes, tampoco una seguidilla de secuencias de acción y se extiende por casi tres horas a través de un pulso narrativo coherente con su propia propuesta, pero que no toca las teclas habituales que generan respuestas de condicionamiento estilo Pavlov.

Pero todo eso no importa, ya que los méritos de The Batman son evidentes aún si no se conocen al revés y al derecho las bases presentes en las viñetas. Y quizás algunas quieran una película así o una película asa, pero lo que está al frente es una producción que tiene claro lo que quiere ser, que adapta al superhéroe más popular del mundo y a su ciudad de una forma solvente en base a algunos de los mejores elementos presentes en las viñetas, que convierte a villanos de opereta en amenazas tangibles y, por sobre todas las cosas, presenta un nuevo comienzo que se siente auspicioso. #ReleaseTheBatmanSequels.

The Batman tendrá funciones de pre-estreno a partir de este 2 de marzo en cines chilenos.