Lo más llamativo de The Book of Boba Fett, la nueva serie de Star Wars estrenada por Disney+, es que está completamente a tono tanto con lo que históricamente ha representado el planeta Tatooine para la saga, como con lo que por décadas fue la propia figura del cazarrecompensas al centro de la historia.

Por un lado, las historias en Tatooine - desde que George Lucas estuvo al mando de ellas - siempre han avanzado en un ritmo muy distinto al resto de la galaxia. Es decir, por algo Luke Skywalker siempre miraba las estrellas, deseoso de abandonar el aburrido planeta desértico, absolutamente carcomido por el bajo mundo, y que probablemente es uno de los peores lugares para vivir en toda la galaxia.

Por otro lado, Boba Fett en el pasado no fue mucho más que un traje llamativo. Era cool, se robó la atención con su puñado de minutos en pantalla en las películas de la trilogía original, pero siempre representó un enigmático telón blanco que fue explotado más en el universo expandido que en el canon oficial.

Y esta nueva serie apropiadamente se encarga de ir llenando los vacíos, sin perder de foco a la tarea de finalmente decir algo con el personaje que no fue mucho más que un traje. Tampoco es menor que en el camino de este libro dan cuenta del nuevo statu-quo de un Tatooine post-Retorno del Jedi del que poco se sabe.

En ese escenario, es muy llamativo que desde el comienzo nos entreguen la versión oficial de lo que muchos soñaron con ver desde 1983: el escape de Boba Fett desde el Sarlacc. Hubo cómics que contaron la historia, también teorías que surgieron en las propias cabezas de los fans, pero la serie resolvió la tarea de una forma simple y efectiva para dejar en claro que Boba no iba a ser despachado tan fácilmente. O al menos no iba a caer tras ser golpeado accidentalmente por un Han Solo ciego.

A partir de ahí, el contemplativo primer episodio de la serie, titulado “Un extraño en una tierra extraña”, el cual fue dirigido por Robert Rodriguez y escrito por Jon Favreau, funciona en dos etapas.

Una situada inmediatamente después de que Boba sale del Sarlacc, pierde su armadura y es convertido en una especie de esclavo por los moradores de las arenas. El otro, situado después de los sucesos de las dos primeras temporadas de The Mandalorian, nos presenta a un cazarrecompensas convertido en jefe criminal que no está en el prime de su estado físico y que requiere de un tanque de bacta para sanar de sus heridas que persisten.

Lo más importante de ese escenario, y que es lo que genera interesantes perspectivas a futuro, tiene relación con la tarea de convertir a Fett en un antihéroe, haciéndolo mucho más humano de lo que alguna vez fue este clon de Jango Fett.

Aunque desde el comienzo está instaurado como un jefe criminal, a la vez dejan en claro que no quiere ser solo un Jabba 2. Por eso el antiguo cazarrecompensas plantea que prefiere actuar en base al respeto y no el miedo, lo que es algo que inevitablemente lo llevará a chocar contra los nuevos regímenes criminales instaurados tras la caída de Jabba. En ese sentido, el ascenso de Boba no va a ser tan fácil como algunos habrían esperado.

Mucho más sucesos no hay en la serie, ya que este primer episodio funciona solo como un prologo para el gran conflicto que comenzaron a tantear en relación al alcalde de Mos Espa y el resto del mundo criminal. Pero lo que se teje entremedio es interesante, especialmente por la forma de presentar a un Boba Fett muy distinto al que muchos se habían creado en sus cabezas.

Al mismo tiempo, hay una buena secuencia de acción que involucra a una nueva criatura, con un diseño que probablemente se convertirá en la figura de acción que muchos querrán tener, y también es llamativo lo que hacen con personajes como los moradores de la arena. Pero lo más interesante por lejos es lo que hacen con un personaje como Boba, delineandolo inclusive mejor que en su breve participación en The Mandalorian. El instalarlo como un viejo cowboy con principios que ya no está detrás de contratos por las cabezas de otros.

Y al finalizar, se puede plantear que este primer episodio no está al nivel del debut de The Mandalorian, pero de todas formas tampoco está más bajo que cualquiera de los episodios menos sólidos de esa otra serie. Por eso me quedo más con el hecho de que sea un comienzo intrigante. Y es que como no avanza por una línea previsible, finalmente promete hacer algo con un personaje que siempre estuvo solo para la pose.