El cambio está al centro de la propuesta de Turning Red, la colorida nueva película de Pixar que entrega un foco bastante único para el campo de la animación de los grandes estudios, de la mano de los personajes pre-adolescentes que marcan a su historia, y que además avanza en la línea de las tradicionales propuestas sobre crecer (también llamadas coming-of-age) confrontando el choque de tradición con modernidad, familia con amistad y, por sobre todas las cosas, la relación entre madres e hijas.
La película, dirigida y coescrita por Domee Shi, ganadora del Oscar por su cortometraje animado llamado Bao, se centra en una niña de 13 años llamada Mei Lee, quien se debate entre la lealtad familiar y el caos de la pubertad en el entorno escolar.
Por un lado, la pequeña consigue excelentes notas, cuenta con amigas con las que comparte el gusto por una boy band estilo N’Sync y cree tener todo muy bien definido en tiempos en donde aún no se ha interesado en ningún niño. Pero, por otro lado, ella también tiene la presión de tener que estar cumpliendo con las expectativas de su madre, quien está a cargo de resguardar el templo familiar, lo que no le permite tener tiempo con sus amigas fuera de las horas del colegio.
Todo ese esquema cambia por completo una vez que sucede algo inaudito: justo después de un vergonzoso incidente relacionado a un chico que le atrae, ella súbitamente se convierte en un panda rojo gigante. Lo anterior se desarrolla en primera instancia de forma bastante graciosa a raíz de los cambios propios de la pubertad, ya que mientras Mei Lee se esconde en el baño en su condición de panda rojo, su madre cree que la niña ha tenido su primer período. Claro que la situación inevitablemente genera después cambios en el colegio y su propia casa, entre sus amigas y su propia relación con su madre.
Con un nivel de animación de primera línea, tal y como estamos acostumbrados en todo lo que compete con Pixar, el elemento que destaca en primera instancia tiene relación con la llamativa propuesta estética de Turning Red, los diseños de personajes y, especialmente, el trabajo realizado para dar vida a un panda rojo que nunca pierde, especialmente en sus ojos, la condición púber del personaje principal.
Pero igual es importante hacer notar que, a la larga, lo que termina dando más fuerza a la película es la relación entre los personajes, el proceso de cambio de Mei Lee - ya que justamente su transformación en el panda rojo se impulsa a través de sus emociones - y el desarrollo de la propia historia familiar.
Sumado a lo anterior, esta también es una propuesta que no se parece en nada a lo hecho previamente por el estudio y que inclusive pone un foco femenino que está alejado de la tradición del amor o los príncipes azules que antaño dominaban a la animación con marca Disney.
Asimismo, el cambio mágico de la pubertad al centro de la historia es bastante llamativo y, entrelazado con el tema de la tradición familiar, genera un interesante contraste para concretar el motor de cambio peludo, rojo, maloliente y adorable al centro de su historia. De extra, todo eso también se ve impulsado por el escenario de comienzos de siglo que marca a Turning Red, ya que la película, lejos del dominio de las redes sociales de la actualidad, agrega boy bands y tamagotchis de comienzos de los 2000 a su entorno.
Todos esos conceptos se funden en una propuesta bastante única, que se impulsa de forma colorida por la personalidad abrumadora de la niña protagonista y su versión de panda rojo, pero que gana aún más terreno cuando debe mediar la relación con su madre, quien arrastra traumas a raíz de su propia relación con la abuela de Mei Lee.
Es un ciclo de cambios y choques generacionales que se trabaja desde el amor, pero también de las aprehensiones propias de los adultos y la maternidad. Y es ahí en donde está lo mejor de esta propuesta que quizás pueda lucir como una película solo para niñas, pero que termina expandiendo su alcance porque todos alguna vez fuimos prepúberes y hemos tenido algún conflicto con nuestros padres.
La película, bajo el nombre de Red, se estrenará en Disney+ este 11 de marzo en Latinoamérica.