Review | UFC 3: Cuando la realidad desequilibra la balanza
La última entrega del juego de Artes Marciales Mixtas de Electronic Arts es un simulador hecho para los que ya siguen la acción del Octágono.
Realismo y diversión no siempre van de la mano, sobre todo cuando hablamos de videojuegos. Y más aun cuando entramos al mundo de los simuladores deportivos. Encontrar el balance entre saber cuando apegarse al mundo en el que vivimos y en qué momentos saltarse algunas reglas en pos de una experiencia más divertida, pero fantástica, es finalmente el puzzle que todo desarrollador de juegos deportivos debe resolver a la hora de crear su producto.
En ese sentido, UFC 3, la última entrega de Electronic Arts de su serie de juegos basados en la promoción de MMA más exitosa del mundo tiene muy claro de qué lado de la balanza decidió quedarse: en el del realismo. Con todo lo que ello implica.
A diferencia de otros juegos deportivos de la compañía, los UFC no son títulos anuales, sino que tienen procesos de desarrollo mucho más largos, lo cual se nota cuando comparamos a UFC 3 con sus predecesores. A diferencia de los cambios sutiles que uno puede encontrar en juegos como FIFA o Madden, UFC 3 si se siente como un juego que se ve, se juega y se disfruta mucho mejor que sus dos ediciones anteriores. En ese sentido, no hay nada que agregar sobre la calidad del juego: las animaciones están mucho mejor acabadas, los controles responden como nunca y en general sientes que estás jugando realmente una suerte de ajedrez extremadamente violento.
Pero mi cambio favorito es, sin duda, el uso de barras de salud para ir viendo el daño que cada parte del cuerpo va recibiendo. Hasta ahora, el daño siempre había sido representado por una figura humana que cada vez se va poniendo más roja en la medida que una zona está dañada. Ahora, además de la ya clásica barra de Stamina, cada una de las cuatro zonas del luchador -cabeza, cuerpo y piernas derecha e izquierda- cuenta con su barra de salud además de una barra de bloqueo que representa la defensa de los brazos. Tener toda esa información en forma clara y dinámica, apreciendo sólo cuando el daño se está realizando, es mucho más efectivo y te permite ver con claridad cuánto daño estás haciendo, sobre todo en un juego donde manejar el ritmo de la pelea es la clave para ganar.
UFC 3 no es un juego de masheo de botones, sino todo lo contrario. La barra de stamina es lo más importante y conservarla es la clave para ganar. Si golpeas mucho, sin descansar, tu carra se irá haciendo más corta y para el segundo o tercer asalto, simplemente te quedarás sin herramientas. Pero también están los momentos en los que sientes diste un gran golpe a la cabeza y que es tu oprotunidad de conectar y darlo todo. Si eres demasiado conservador, puedes también perderte las oportunidad de finiquitar la pelea de manera más temprana. En ese sentido, UFC 3 sigue premiando más el jugar por el KO si quieres ganar rápido, y el juego en el piso si quieres ganar por decisión, ya que el sistema de submisiones sigue siendo tan poco intuitivo como siempre.
El modo de juego sigue siendo tan completo como complejo, con cada uno de los botones frontales de tu control representando una extremidad del luchador, y usando una mezcla de los sticks y de los botones traseros como modificadores para las acciones. Es sin duda un esquema de controles dificil de enseñar y de aprender, pero que funciona muy bien si se le dedica tiempo. El problema estará en caso de que quieras, por ejemplo, usar el UFC 3 como un juego entre amigos para entretenerse una noche: no es un esquema amigable y claramente hay mejores opciones para jugar peleas rápidas como Street Fighter V o Dragon Ball Fighter Z.
Pero incluso yo diría que hasta el resto de los simuladores deportivos de Electronic Arts no está tan comprometido con un esquema de controles tan realista y complejo como lo tiene UFC 3. Lo cual, dependiendo del usuario, es una bendición o una maldición.
Y es que claramente el título está diseñado para satisfacer a quienes ya son fanáticos de esta liga de luchadores y no para hacer crecer su base. El hecho de incluir las mismas gráficas, tiros de cámaras y segmentos de una transmisión de UFC demuestran que nada fue dejado al azar, pero también, como detalles que sólo quienes no se pierden ninguno de los PPV de la compañía sabrán apreciar.
El equipo de comentaristas es el mismo, los gestos al entrar y en las celebraciones son iguales y la rutina de presentación de Bruce Buffer sigue estando intacta. Es de los pocos juegos en los que de verdad no vas a querer saltarte la intro si te gusta la UFC.
Pero para el resto de la gente, hay mucha información poco clara. Y voy a poner un ejemplo: Como en cada juego, las peleas se dividen dependiendo de las categorías de los peleadores. Es decir, y tal como en la vida real, solo los que están dentro de los pesos indicados pueden pelear entre sí. El problema que causa eso, entonces, es que para buscar a CM Punk, por ejemplo, primero tengo que saber en qué división pelea. Y eso, considerando que hay ocho divisiones de hombres y cuatro de mujeres puede alejar mucho a los jugadores casuales.
Lo mismo para cuando están en medio de las peleas y comienzan a desplegarse las opciones para el dominio en el piso, por ejemplo. El sistema de cobertura no puede ser más intuitivo en esta oportunidad, desplegando exactamente a que tipo de guardias puede pasarse pero, ¿Cómo saber la diferencia entre Full Guard, Top Guard, Back Mount y más? Repito, para los que aman el deporte esto es maravilloso, pero para los que no, puede ser intimidante.
Y es por eso que UFC 3 hace una apuesta valiente en un mundo donde estamos acostumbrados a que los juegos se hagan cada vez más simplificados solo para hacerlos más accesibles. Y eso se nota de sobremanera en el modo de Carrera del juego llamado GOAT o Greatest of All Time.
Como siempre, la idea es partir de cero, ser un luchador anónimo que consigue un contrato en la UFC para luego llegar al estrellato. Pero la forma de hacerlo puede parecer algo estresante. Ya sea que hagas tu propio personaje o bien uses a alguno como base, en GOAT comienzas luchando en una división menor, prácticamente en un gimnasio sin gente, hasta que Dana White te va a ver y te ofrece un contrato.
De allí en adelante, deberás manejar cada aspecto de la vida del luchador en su ruta por convertirse en el campeón. Y tal como debe ser en la vida real, en este modo pasarás mucho más tiempo entrenando y tomando decisiones que en el mismo octágono. Y es cierto, puede que pasar más tiempo en un menú que en las peleas suene bastante aburrido, pero es la mejor aproximación a como se hace una preparación real para una pelea de UFC y demuestra por qué estos atletas tardan meses muchas veces para aparecer peleando.
Debes elegir desde el gimnasio que te entrenará hasta las rutinas que harás, manejando tu escaso tiempo. Los entrenamientos te ayudan a mejorar tus habilidades, a conseguir nuevos movimientos o a descubrir técnicas para vencer a tu rival, pero cada entrenamiento tiene su costo: no solo en dinero sino que en tiempo, pero también en exigencia física. Si entrenas muy poco no estarás en condiciones para la pelea, y si te sobreexiges, los riesgos de lesiones serán mayores. Y una lesión no solo significa que tu cuerpo llegará con menos salud, sino que los entrenamientos de esa zona serán menos efectivo.
Cada gimnasio te entregará herramientas diferentes para mejorar desde tu condición física o tus agarres. Ahí deberás escoger si terminarás siendo un luchador de piso, de pie, de golpes o patadas. Pero no es una opción para encender y apagar, es una identidad que vas generando. Y mientras más avances tendrás acceso a nuevas decisiones, rivalidades, contratos, publicidades y hasta tendrás que twittear para mantener activa a tu fanaticada.
Pero es también una carrera contra el tiempo, ya que la capacidad física de tu luchador decaerá con el paso de las peleas, pero también qué tantos golpes recibiste en ella. Mientras más se pierda, o mientras más se demoren sus peleas, más corta se irá haciendo su carrera, y por ende, tendrás menos chances de cumplir las metas entregadas al principio del modo y que medirán si realmente puedes ser el mejor de todos los tiempos, lo cual, de nuevo, juega con la idea de colocar a la realidad por sobre la gratificación instantánea. Porque claramente permitirte jugar a la fantasía de escoger un luchador y vencer a uno tras otro sin parar podría hacerte sentir poderoso, pero no. Acá puedes fracasar si es que tomas las decisiones incorrectas y la presión se siente.
Los modos en línea, en tanto, siguen manteniéndose muy parecidos, con desafíos y el ya obligado modo Ultimate Team que te obliga a armar un equipo de luchadores que salen de sobres, bueno, existe quizás para ellos que efectivamente buscan un poco más de fantasía.
Pero en general, UFC 3 es un juego que abraza y se siente identificado en el realismo no solo gráfico, sino también por las consecuencias de tus acciones. Consecuencias que seguramente EA y la UFC también sentirán. Es un juego para fanáticos, prácticamente sin concesiones para los usuarios nuevos, y eso se nota. Es sin duda el mejor juego de la saga, pero también uno que demuestra que el camino tomado es quizás el más complejo. Y es que la UFC probablemente no gane más fanáticos con esto, pero en cierta medida es un premio a quienes se entretienen con el mundo de las artes marciales mixtas.
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