Estamos en el año 2017 y si bien no tenemos autos voladores, ni teletransportación ni viajes al espacio, hay algo que sí existe y que nos indica que efectivamente estamos viviendo en el futuro: los robots sexuales.

Empresas como Abyss Creations y TrueCompanion ya ofrecen por altas sumas de dinero, reproducciones humanas de silicona llamadas RealDolls y que cuya única función es satisfacer las necesidades sexuales de personas cada vez más solitarias. Una idea que por si sola ya es lo suficientemente aterradora como para poder agregarle un detalle aun más escabroso: los robots sexuales podrían convertirse en robots asesinos.

Y no estoy hablando de la trama de alguna película de cine B setentero, sino que de una exposición realizada por el experto en ciber seguridad Nick Patterson, de la Universidad de Deakin, quien expuso sobre los peligros que podría tener el creciente acceso de hackers a cada vez más infraestructura, incluyendo a los robots sexuales, que actualmente son los productos comerciales más cercanos a un ser humano, no solo por apariencia sino que por su cantidad de articulaciones y movimientos.

Y es ahí donde radica el principal riesgo, según Patterson. "Los hackers pueden ingresar a un robot y controlar todas sus conexiones, brazos, piernas y todo lo que sostengan", dice el especialista, recordando además que se trata generalmente de máquinas muy pesadas y fuertes, con movimientos que perfectamente podrían dañar a una persona común.

De todas formas, para que este posible asesinato ocurra, deben ocurrir gran cantidad de factores: el hacker debe tener acceso al robot, ya sea por un cable o a través de internet y la persona debe, obviamente, estar cerca del robot, quien en algún momento deberá portar algún tipo de arma como un cuchillo, por ejemplo. Sabemos que es algo difícil, pero no imposible, y la tarea de ver como se soluciona este problema se la dejaremos a los guionistas que probablemente tomarán esta idea y la convertirán en la próxima idea que irá directamente a Netflix.