Durante el fin de semana, el campeón Universal de la WWE, Roman Reigns, hizo noticia por su notoria ausencia en los eventos realizados por la compañía en el marco de su gira WWE Live. Muchos especulaban de alguna lesión, enfermedad o problemas familiares, pero al comienzo de la última edición de RAW, fue el propio samoano quien se encargó de contar la verdad. Y la noticia remeció al mundo de la lucha libre.
Reigns, visiblemente emocionado, se subió al ring de la marca roja portando su cinturón, pero con un atuendo casual, alejado del clásico chaleco reforzado que suele vestir cuando pelea. La razón de esto es porque Reigns se subía al escenario para anunciar su retiro temporal del ring y por supuesto, su renuncia al título Universal de la WWE debido a que se le detectó un brote de leucemia, el cual el luchador decidirá tratar, dejando así en pausa su carrera en la compañía.
Reigns confesó que su primer diagnóstico de leucemia ocurrió hace 11 años, pero que la enfermedad había sido controlada y eliminada de su cuerpo, hasta hace unas semanas, cuando nuevos exámenes detectaron que el cáncer volvió a atacar su organismo.
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Aun cuando el personaje de Roman Reigns no sea de nuestro agrado, lo cierto es que el cáncer es una enfermedad dura, sobre todo cuando vuelve después de tanto tiempo. Por lo mismo, esperamos que el tratamiento sea efectivo y podamos volver a ver más pronto que tarde al regreso del Gran Perro, que le guste a quien le guste, es uno de los pilares fundamentales de la WWE en el día de hoy.