Ronda Rousey y Wrestlemania: La tradición del marketing

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El combate que sostendrá en el próximo evento de la WWE tiene un solo objetivo: catapultarla hacia el futuro como la cara femenina de la compañía. Pero hay cosas por demostrar.


A lo largo de la historia de Wrestlemania, diversas peleas han logrado el foco solo por el afán de la WWE por capturar la atención de los medios masivos sobre su gran evento del año.

Quizás el caso más brutal fue el evento principal de Wrestlemania 11, en donde Bam Bam Bigelow enfrentó a la leyenda del fútbol americano, Lawrence Taylor, entregando un espectáculo que cerró de la peor forma lo que debería ser la mejor pelea e la cartelera.

Aún así, también hay que tener en claro que el marketing, el ruido promocional, ha estado asociado a la esencia de Wrestlemania desde el nacimiento del evento, ya que basta recordar que alguien como Mr. T estuvo en el primer evento principal, siendo el compañero de Hulk Hogan en una pelea que atrajo toda la prensa que necesitaba el show para funcionar.

Ahí está el caso del foco dado a la pelea que involucró a Donald Trump en Wrestlemania 23, dándole un aspecto de reality a la lucha contra el señor McMahon, o lo que sucedió un año después, en Wrestlemania 24, con el Big Show perdiendo contra Floyd Mayweather. Hasta Snooki peleó sobre un ring de Wrestlemania.

Ese ingrediente no estará del todo ausente de la oferta de Wrestlemania 34, ya que una de las peleas principales del evento involucra a Ronda Rousey, la gran cara femenina de las artes marciales mixtas, que ha jurado que a partir de ahora dedicará sus días y noches a dejar en claro su pasión por la lucha libre.

En ese contexto, la WWE no encontró nada mejor que meter en el medio a la pareja más importante de la compañía, la conformada por Triple H & Stephanie McMahon, agregando en el camino a uno de los mejores luchadores de todos los tiempos, y actual Gerente General del programa RAW, Kurt Angle.

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Por mucho tiempo se especuló que el héroe olímpico volvería al ring de la WWE en la denominada vitrina de los inmortales. Múltiples peleas de ensueño se establecieron en el papel, pero una enfermedad del siempre odiado Roman Reigns adelantó esos planes, agregando al calvo luchador a un combate de The Shield.

En definitiva, a la hora de decidir qué hacer con esa leyenda, terminó primando el fichaje de Rusey, quien pese a que abandonó la UFC tras sus bulladas derrotas, es un nombre lo suficientemente importante como para darle una relevancia superior a lo que será su debut en la WWE.

A pesar de que hasta ahora no ha disputado ninguna pelea, y ha dejado en claro que su dominio del micrófono no es el mejor, ya tiene asegurada ser una de las grandes cartas para que la compañía de Vince McMahon haga mucho ruido el próximo domingo.

La historia de la contienda, que intentó agregar como ingrediente un choque entre Rousey y Stephanie en un segmento de Wrestlemania 31, ha dejado bastante que desear. Pero como siempre sucede en este tipo de peleas que involucran algún tipo de factor de celebridad, lo importante no es el desarrollo de la rivalidad, sino que el propio ruido y los titulares que logra generar.

Así es que lo que podría haber sido una pelea con mucha historia, en lo que concierne a Triple H y Kurt Angle, quedó relegado a una pelea en parejas que solo tendrá como foco una idea: dejar en claro que Rousey será la nueva fuerza femenina de la WWE.

Por eso lo más importante es cómo la instalan como personaje, pues la necesidad es una sola: elevar sea como sea a Ronda. Y probablemente pocas cosas la pueden ayudar tanto como el tener a su lado a un luchador que hizo lo propio con sus medallas doradas en el cuello.

Pero aunque tenga como aval toda su historia en las artes marciales mixtas, esa credibilidad de combate no es sinónimo de éxito en la lucha libre. De hecho, Rousey no puede ser solo una celebridad de Wrestlemania más. Si es que quiere proyectarse en un negocio que fusiona espectáculo y deporte, tiene que demostrar en este tipo de ring que realmente vale todo el hype que genera solo por estar ahí presente.

En definitiva, tiene que dejar en claro que puede ser más que una mera atracción de una noche, como los Trumps, Taylors y Snookis del pasado.

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