"Si la hermandad musulmana y el planeta de los simios tuviesen un bebé = Valerie Jarrett".

Esa fue la frase twitteada el lunes 28 de mayo por la actriz Roseanne Barr y que encendió todas las alarmas de las redes sociales. La ofensiva frase en contra de una ex asesora de ascendencia afroamericana en el gobierno de Obama obligó a ABC a tomar una decisión rápida y directa: cancelar la temporada número 11 de Roseanne, la popular sitcom que la cadena revivió durante este año tras más de dos décadas fuera del aire.

Roseanne, una abierta defensora y simpatizante del gobierno de Trump, nunca ha ocultado su postura política, lo que para muchos siempre ha sido una de sus virtudes, al no temer mostrarse como es en una industria que por lo general castiga a quien no sigue a la corriente. Pero claramente se le pasó la mano en esta ocasión y la misma Roseanne se dio cuenta. Luego de haber dicho que no consideraba que los musulmanes fueran una raza por lo que no podría ser racista, borró ambos tweets y pidió disculpas por lo que calificó una broma de mal gusto, además de anunciar que dejaría Twitter.

Pero el daño ya estaba hecho. ABC anunció que la serie, que había sido renovada para un nuevo ciclo el próximo año, está cancelada, una decisión de la que el propio presidente de Disney, compañía dueña de ABC, tuvo algo que decir, cuando Bob Iger, presidente de la empresa, compartió por Twitter los dichos de la cadena sobre este tweet:

"La frase de Roseanne en Twitter es aberrante, repugnante e inconsistente con nuestros valores y hemos decidido cancelar su show".

https://twitter.com/RobertIger/status/1001523982997143552

Una cancelación que traerá un gran costo a la compañía, ya que Roseanne era un gran éxito de audiencia. Su regreso reunió a 18 millones de expectadores y era el tercer programa semanas con mayor audiencia, superando a otras series como The Big Bang Theory. Quizás ese poder fue el que le dio a Roseanne Barr una razón para pensar que podía decirlo todo, pero claramente se equivocó.