Originalmente el plan involucraba que Secret Empire fuese un cómic de solo nueve números. En medio del camino, el equipo creativo logró sumar un capítulo adicional a su historia. De esto modo, todo culminará en septiembre con Secret Empire #10.
Quizás por eso eventualmente se iba a sentir cierto grado de estiramiento de chicle sobre el régimen de Hydra. Y con eso en cuenta, Secret Empire #8 avanzó bastante la historia, y tiene un par de momentos que logran dar con lo que Nick Spencer ha planeado al llevar a los héroes al foso más profundo en este mundo dominado por Hydra, pero de todas formas se siente cierto grado de relleno en sus páginas.
Spoilers a continuación.
A grandes rasgos, el antepenúltimo número de esta controvertida saga deja por primera vez en un plano absolutamente secundario al Supremo Líder Steve Rogers, relegado a un par de viñetas.
Toda la acción de este numero está centrada en los héroes que buscan una última inspiración para combatir al régimen. Con Sam Wilson a la cabeza, el héroe demuestra ser el Capitán América que el mundo necesita. Por eso su convocatoria para dar la última pelea, recibe respuesta.
Por un lado, las fuerzas de la resistencia deben destruir al escudo planetario que impide la intervención de aquellos que están fuera de La Tierra (Desde la Capitán Marvel a Los Guardianes de la Galaxia). En tanto, otra acción busca liberar finalmente a una Nueva York encapsulada literalmente en la oscuridad del domo de la Darkforce, que a grandes rasgos es una fuerza extradimensional - convocada por el villano Blackout - que impide que incluso el hechicero Doctor Strange pueda doblegar el encierro.
En base a esa situación, la ofensiva no solo requiere un discurso inspirador de Sam Wilson para levantar la moral, sino que requiere que varios héroes finalmente tomen cartas en el asunto. Este es, según postulan, el último gran intento.
Para destruir el escudo planetario, Los Guardianes de la Galaxia sostienen que la clave está en la detonación de una bomba nulificadora, un prototipo inspirado en lo único que puede hacer que Galactus se orine en sus pantalones (Como bien mostró la clásica saga de Los Cuatro Fantásticos durante la mejor etapa de Stan Lee y Jack Kirby).
En tanto, en Nueva York, el Doctor Strange logra acceder a un hechizo - poniendo en juego su Sanctum Sanctorum - para canalizar las energías de Cloak y Dagger. Los tres son la clave para hacer caer el domo en el que se encuentran encerrados.
Ambas acciones se llevan a cabo justo mientras Sam Wilson, portador del último fragmento del cubo cósmico que necesita Hydra para reescribir la realidad, vuela entre el domo y el escudo planetario. Su objetivo es intentar hacer la diferencia, activando el poco poder que tiene el fragmento del cubo, para ayudar a que los dos frentes puedan cumplir sus respectivos objetivos y hagan caer a las defensas impuestas por las fuerzas lideradas por Steve Rogers.
Pero como ha sido la tónica del evento, la esperanza se pierde.
Uno de los elementos que ha marcado a Secret Empire es el hecho de que ha intentado remover toda esperanza del universo Marvel. Es en ese punto que la aparente muerte de Sam Wilson, quien cae en picada a las profundidades del océano, marca el aparente principio de la caída definitiva.
Por eso ni la bomba da resultado, ni el hechizo logra doblegar el domo de la Darkforce que encierra Nueva York. Todo parece perdido y la única salida parece abandonarlo todo: reunir a los sobrevivientes e iniciar una evacuación a una tierra paralela.
Bajo ese esquema, la historia de Secret Empire escrita por Nick Spencer ha apuntado a una sola idea: ensombrecerlo todo para que la luz brille más cuando sea necesario. Para que aquellos que se han dividido en guerras civiles de héroes contra héroes, vuelvan a creer. Y eso es lo que sucede a continuación.
Aún con toda esperanza perdida, la historia avanza y el milagro ocurre. Sam Wilson resurge desde la oscuridad del océano, cortesía del fragmento del cubo cósmico como señal de una sola cosa: No todo está perdido.
Lo que sigue a continuación es el inicio de la última ofensiva de los héroes.
Quasar sale de su coma, al que cayó durante la batalla contra las fuerzas extraterrestres que permitieron a Steve Rogers tomar control del Gobierno de Estados Unidos, para destruir completamente el escudo planetario. Tras esto, la Capitán Marvel desciende desde la estratósfera para destruir los huevos Chitauri que formaban parte del plan del Supremo Líder.
Y aunque el hechizo del Doctor Strange no da resultado, Maria Hill compromete por última vez su integridad para salvar el día. De este modo, interviene a tiempo al matar de un tiro en la cabeza al villano Blackout, quien era el canalizador de la energía de la Darkforce. Con eso, finalmente Nueva York es liberada.
Secret Empire no es precisamente una historia afable, ya que hay varios cómics paralelos que hay que leer para entender lo que está sucediendo en el gran esquema de la historia. En ese sentido, el cierre del número involucra un regreso que ya había revelado este martes con la presentación de la portada de Secret Empire #9.
En las páginas de Capitán América: Sam Wilson se revela que Bucky, de una u otra forma, fue rescatado en el pasado por Namor y se ha mantenido oculto durante todos los sucesos de Secret Empire para entrar en acción cuando más se requería. El Soldado de Invierno, sin explicarse mayormente, aparece en Secret Empire #8 anticipando que tiene un plan para salvar el día. Y eso lo veremos en el próximo número en donde Hydra será contraatacada.
Las últimas páginas de Secret Empire avanzan en el otro punto que ha marcado a esta historia: aquella misteriosa realidad en donde un Steve Rogers barbón y heroico está con vida.
Secret Empire #8 lo presenta rompiendo sus amarras, siguiendo a una mujer que cree que es Sharon Carter, solo para toparse en definitiva con Kubik, el cubo cósmico consciente con forma humana que ha estado al centro de la historia de toda la saga y que reescribió la historia para que el Capitán América fuese un agente de Hydra.
Es posible que ese "fragmento bueno" de Steve Rogers esté encerrado al interior del cubo cósmico que los héroes y el villano Steve Rogers intentan rearmar. O quizás, se trata de un mundo de bolsillo creado por Kubik.
Sea como sea, todo eso tendrá respuestas en los últimos dos números de esta saga que ha tenido sus buenos momentos, pero que parece haber estirado más de la cuenta toda su premisa. Como se viene el relanzamiento de Marvel Legacy, sabemos que el mal caerá y Rogers volverá a ser lo que nunca debió dejar de ser.
Porque ese es el mayor problema de Secret Empire. Aún no sustentan la controvertida idea de convertir a Steve Rogers en un villano. Por ahora sigue siendo un gimmick transitorio con una fecha de expiración cada vez más cercana.