Desde que se estrenó la serie de She-Hulk: Attorney at Law, una duda se instaló para no poca parte de su audiencia: ¿Para dónde iba la serie?
Episodio a episodio, la serie parecía divagar sobre un montón de temáticas que, en el camino, también incluían el hecho de romper la cuarta pared como un mero gag. Y en muchas ocasiones, la mezcla no se sentía bien cocinada.
Pero el final de la temporada, estrenado este jueves en Disney+, no solo dejó en claro la ruta que decidió tomar la serie, sino que además rompió la cuarta pared para hacer precisamente un punto sobre la decisión de hacer algo diferente a lo habitual para el universo de Marvel Studios.
Y más allá de que lo anterior resultase a la perfección, lo claro es que She-Hulk puede portar sin problemas la polera que la distingue como la adaptación audiovisual más única a la fecha de parte de la exitosa casa productora.
Lo siguiente incluye spoilers de la serie.
Como suele ocurrir en todos los productos de Marvel Studios, la serie llegó a su inevitable gran clímax de acción en donde todas las historias propuestas a lo largo de los episodios terminan colisionando.
Ahí estuvo el enfrentamiento de una Jennifer Walters incapacitada de transformarse en She-Hulk y los trolls/incels de un sitio web llamado Intelligencia. También la aparición de Emil Blonsky, que viola los términos de su libertad condicional al transformarse en La Abominación para ser parte del keynote machista, y un para nada sorpresivo acto de presencia la influencer Titania.
Como para excederse aún más, inclusive llega The Hulk para aparentemente salvar el día justo a tiempo. Pero es justo ahí que Jenn tiene suficiente, ya que solo faltaba que surgiese un agujero en el cielo.
En quizás el momento más inspirado de la serie, She-Hulk se escapa de la pelea para romper la pared del streaming y situarse en el menú de Disney+.
En esa jugada, que inevitablemente remece a la audiencia, ya que más de alguien debe haber pensado que perdió la conexión, la superheroína verde da un salto a la serie documental Assembled para entrar al detrás de la cámaras de la creación del universo cinematográfico.
Deambulando a través de las oficinas de Marvel Studios, y enfrentando a los propios escritores de su serie de televisión, She-Hulk termina enfrentando a “KEVIN”, el jefe a cargo de todos. Claro que en vez de Kevin Feige, este K.E.V.I.N. es un software de inteligencia artificial que domina al “algoritmo” que define todo lo que sucede en el MCU.
Lo anterior obviamente utiliza las críticas habituales en contra Marvel Studios para beneficio de la mofa, dejando en claro que saben que son acusados de presentar una fórmula, con todo y finales previsibles esquematizados, pero el metahumor de She-Hulk logra salir adelante. Incluyendo el hecho de que el propio robot/Feige usa una de las gorras que siempre porta el productor a cargo de todo el “programa”. Y el hecho de que She-Hulk lograse hacerlo definitivamente la saca de la fórmula.
Por eso la resolución, en donde la heroína logra reescribir su propia historia, incluido el hecho de forzar el retorno feliz de Daredevil, se siente apropiadamente anticlimática. No hay una gran pelea, personajes desaparecen con la reescritura y la resolución ocurrirá ante un juez fuera de cámara. Simplemente se hará justicia.
Pero todo aquello no implica que She-Hulk pueda salir del todo de la fórmula. Como parte de la secuencia final, en donde la familia Walters disfruta de una comida, Bruce Banner regresa súbitamente desde el planeta Sakaar, el lugar en donde terminó transformado en un gladiador durante los sucesos de Thor: Ragnarok.
Y como si fuese un requisito inamovible del MCU, Hulk viene acompañado de un nuevo personaje para desarrollar en futuras historias: Skaar, su hijo. El mismo que fue creado tras los sucesos de la saga Planet Hulk, y la posterior World War Hulk, en los cómics.
Tal como en los cómics, el personaje terminó utilizando al hecho de romper la pared no solo como una característica del personaje o un mero chiste, sino que como parte del propio relato. Y esa gracia definitivamente no era fácil de conseguir.
Por eso, más allá de lo que suceda a futuro, y sin certeza alguna de que She-Hulk volverá en la pantalla chica o en la pantalla grande, esta serie logró presentar su punto y encontrar un destino que se siente ganado. Quizás no todos lo sientan satisfactorio, y no todos quedarán conformes con ver algo que no sea lo mismo de siempre, pero ese fue justamente el punto.