Tal vez en los últimos días vieron alguna noticia que recogía varios estudios de la Universidad de Sunshine Coast donde los investigadores supuestamente habían establecido una correlación entre el crecimiento de "cuernos" o espinas en la parte posterior del cráneo y el uso excesivo de smartphones.

Si estaban alarmados por esa situación o recién comenzaron a preocuparse, no se angustien porque esa premisa es simplemente falsa.

Las investigaciones en cuestión comandadas por los investigadores australianos David Shahar y Mark Sayers efectivamente existen, sin embargo, las conclusiones extraídas desde la investigación por algunos medios son erradas.

Ante todo, desde Gizmodo aclaran que los estudios no ofrecen evidencia concluyente respecto a que los smartphones podrían provocar el crecimiento de  protuberancias en la parte posterior del cráneo. De hecho, el estudio titulado "La exostosis prominente que se proyecta desde la escama occipital es más importante y prevalente en adultos jóvenes que en los grupos de mayor edad" solo establece ese vínculo como una hipótesis no comprobada para explicar eventualmente por qué algunos jóvenes presentan estas anomalías.

"Nuestra hipótesis es que la EEOP (protuberancia occipital externa ampliada) puede estar vinculada a posturas aberrantes sostenidas asociadas con la aparición y el uso extensivo de tecnologías contemporáneas de mano, como teléfonos inteligentes y tabletas", advierte el abstracto de la publicación.

En ese sentido, otro punto importante a destacar son los objetos de estudio de estas investigaciones. The New York Times destaca que los datos recogidos por el estudio provienen de personas que ya tenían suficiente dolor en esa zona para visitar a un quiropráctico, por lo que sus descubrimientos no se extienden a un segmento completamente representativo de la población.

Por otra parte, como el foco de estos estudios no eran los smartphones, tampoco se establecieron pruebas para comprobar el supuesto vínculo entre su uso y los problemas de salud. Es decir, no se separaron grupos de estudio entre personas que usaban excesivamente sus teléfonos y otras que no.

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¿Qué dice de verdad el estudio?

La primera de estas publicaciones denominada "¿Una adaptación morfológica? Prevalencia de protuberancia occipital externa agrandada en adultos jóvenes" plantea que estas protuberancias son más comunes entre personas jóvenes, específicamente entre los 18 y los 30 años.

Por su parte, la segunda investigación, "Grandes entesofitos en cráneos adolescentes: consideraciones mecánicas, inflamatorias y genéticas", se enfocó en cuarto adolescentes que presentaban "cuernos" tras sus cabezas,  y se dedicó a describir los alcances de esta condición como, por ejemplo, su efecto en las articulaciones.

Finalmente, el tercer y más citado estudio, "La exostosis prominente que se proyecta desde la escama occipital es más importante y prevalente en adultos jóvenes que en los grupos de mayor edad", comparó el tamaño de estas protuberancias con la edad y sexo de las personas que estaba estudiando.

Esa última investigación arrojó que entre un 35 y un 40 por ciento de los jóvenes considerados parecían tener un crecimiento óseo agrandado en la parte posterior de la cabeza, y que los hombres tendían a tener protuberancias más grandes. Pero no arrojó nada concluyente respecto a una supuesta responsabilidad del uso de teléfonos en esta condición.

Es decir, si bien previamente se ha comprobado que el uso excesivo de smartphones puede causar dolores de espalda y cuello, no hay evidencia científica concluyente que indique que esto puede provocar la aparición de protuberancias en la parte posterior de la cabeza. Y aún, si los estudios plantearan una correlación (que no lo hacen), faltarían varias comprobaciones para estar seguros de ello.