Hoy por hoy, el cine de superhéroes domina la pantalla grande. De hecho, el género domina el listado de las películas más vistas a nivel mundial.

Pero la situación era muy distinta hace 40 años, pues los personajes de los cómics a lo mucho habían logrado dar el salto con adaptaciones televisivas que nadie tomó muy en serio o en películas de muy bajo presupuesto que pasaron sin pena ni gloria. Más aún, sus historias eran consideradas como un mero entretenimiento pasajero para niños que no eran territorio para los adultos.

Todo cambió con Superman: La Película, la primera gran producción que llegó oficialmente a las salas de cine un 15 de diciembre 1978 y que sentó las bases de todo lo que se comenzó a hacer con este tipo de adaptaciones.

Dirigida por Richard Donner, la emocionante película no solo logró que el mundo pudiese creer que un hombre podía volar, tal y como lo promocionó su campaña de marketing, sino que también estableció estructuras narrativas y tratamientos sobre el origen de un héroe que han servido de molde e inspiración para gran parte de las películas que han intentado presentarnos a un superhéroe en la pantalla grande.

En búsqueda de la S

Como todo proyecto que explora un nuevo territorio, esta iniciativa no tuvo un fácil traspaso al cine. El productor Ilya Salkind concibió la idea de realizar una película del hombre de acero a inicios de la década de 1970, lo que comenzó a concretarse una vez que su padre, Alexander Salkind, y su socio Pierre Spengler, compraron los derechos cinematográficos de Superman a DC Comics. A partir de ahí se inició un largo período de desarrollo.

Para el rol principal, inicialmente la compañía quería a alguien de renombre, por lo que surgieron nombres como Al Pacino, Steve McQueen o Clint Eastwood. En el camino también surgieron nombres menos usuales, como el del atleta Bruce Jenner o el boxeador  Muhammad Ali. Lo mismo ocurrió con el desarrollo de la historia, ya que en primera instancia el tratamiento de la historia fue desarrollado por el escritor de ciencia ficción Alfred Bester, pero los productores querían a alguien de mayor renombre, por lo que contrataron a Mario Puzo, escritor de El Padrino.

Los directores que fueron contactados incluyen a nombres tan reconocidos como Francis Ford Coppola, William Friedkin y Sam Peckinpah, quien estuvo cerca de concretar el trato pero, como cuenta la historia, todo se cayó una vez que llevó una pistola a una reunión. El elegido en definitiva fue Guy Hamilton, quien durante su carrera dirigió cuatro películas de James Bond y parecía el nombre perfecto para hacerse cargo del último hijo de Krypton.

Luego los productores continuaron con su objetivo superior: contratar en 1975 a Marlon Brando para interpretar a Jor-El, el padre de Superman. El ganador del Oscar aceptó la oferta solo por el dinero involucrado, más de $3 millones de dólares de la época y un importante porcentaje (11.75%) de la recaudación. También reclamó filmar sus escenas en solo 12 días y se negó a recordar sus diálogos, ya que su interés estaba en obtener el dinero para producir una miniserie sobre los aborígenes americanos que a la larga nunca concretó.

Con un nombre de tanto renombre ya arriba de la producción, los responsables de la película sumaron en los meses posteriores a Gene Hackman, quien venía de ganar un Premio Oscar por su trabajo en Contacto en Francia, pero en el camino surgieron problemas de pre-producción y de reescritura del guión de Puzo. Asimismo, Hamilton tuvo que alejarse del proyecto, ya que Inglaterra fue elegida como locación de filmación y el director no podía ingresar al Reino Unido por un problema de evasión de impuestos impuestos.  En tanto, el plan de filmar en Italia para reducir los costos también se vino abajo, ya que Brandon tenía problemas legales en ese país por cargos de obscenidad debido a la proyección de El Último Tango en París.

El éxito de La Profecía finalmente provocó que Richard Donner fuese elegido como el nuevo director en enero de 1977, impulsando a la producción para filmarse ese mismo año, aunque tendría una misión no menor: realizar la película de Superman y su secuela al mismo tiempo. En el camino, Donner también exigió generar una importante reescritura del guión a cargo de  Tom Mankiewicz, quien removió los elementos bobalicones que venía cargando la historia hasta ese momento. De hecho, ni una palabra del guión de Puzo fue usada en la versión final según Mankiewicz, quien a la larga fue acreditado solo como consultor creativo.

<em>El hijo se convertirá en padre y el padre, en hijo.</em>

El hombre que nos hizo creer

En lo que concierne a la elección de Superman,  Robert Redford tuvo una importante suma sobre la mesa para interpretar al héroe, pero lo rechazó debido a que consideró que era demasiado famoso para el rol. También se negaron a aceptar el papel actores como Burt Reynolds, James Caan y Paul Newman.

Una vez que se decidió elegir a un actor desconocido, comenzó un proceso de casting que incluyó más de 200 pruebas, dando con Patrick Wayne para el rol. Pero este tuvo que abandonar el proyecto debido a que su padre, el legendario John Wayne, padecía un cáncer terminal.

Con el proceso regresando a fojas cero, los productores volvieron a uno de los nombres que ya llamó la atención durante el casting: el desconocido Christopher Reeve. El actor de teatro, que no tenía mayor experiencia cinematográfica, sorprendió a la directora de casting Lynn Stalmaster, pero fue rechazado en primera instancia por los productores y el propio Donner debido a que consideraron que era demasiado joven y delgado.

"Dimos con tipos con un físico fabuloso que no podían actuar o maravillosos actores que no lucían ni remotamente como Superman", explicó Makiewicz sobre el proceso a la revista StarLog durante la década de los noventas.

A la larga los responsables de la película accedieron a aceptar la prueba de Reeve, quien los deleitó con su presentación. Como los productores le solicitaron usar un relleno para sus músculos, el actor prefirió iniciar un proceso de entrenamiento junto a David Prowse, quien interpretó a Darth Vader en los sets de Star Wars, para incrementar su masa y subir 10 kilos antes del inicio de las filmaciones. Estas finalmente comenzaron un 28 de marzo de 1977 y se extendieron durante 19 meses, hasta octubre de 1079.

Los elaborados efectos especiales para dar vida a esta historia y el alcance de la producción motivaron a que Warner Bros. entregara más dinero para el presupuesto en medio de la realización de la película, pero en el estudio sabían lo que tenían entre manos. Tras revisar el material inicial de Krypton, Warner decidió distribuir también la película fuera de Estados Unidos y adquirir sus derechos televisivos. Tenían un posible hit entre manos.

Esa proyección no reflejaba lo que pasaba en los sets. Donner tuvo múltiples problemas con los Salkinds y Spenger, tanto por los costos de presupuesto que seguían escalando como por el retraso en las filmaciones, así como por las recriminaciones mutuas por dichos inconvenientes. Con el director Richard Lester supervisando lo que sucedía en los sets, los problemas se volvieron irreconciliables y se tomó la decisión de parar la producción, completar la primera película y dejar inconclusa hasta ese momento la realización de la segunda parte, de la que Donner alcanzó a filmar alrededor de un 75%. Esa, claro está, es otra historia.

<em>Aunque te has criado como un ser humano, no eres uno de ellos. Podrían ser seres excepcionales Kal-El, es lo que anhelan, pero les falta una luz que les ilumine el camino. Por esta razón, a pesar de su capacidad para hacer el bien les he enviado a mi único hijo</em>

En lo que concierne a Superman: La Película, esta terminó convirtiéndose en la película más exitosa de Warner Bros hasta su estreno y recaudó más de $300 millones de dólares de la época a nivel mundial, cambiando para siempre lo que se entendía por el concepto de los superhéroes.

Esta ayudó a demostrar que no solo eran un producto para menores inmaduros con sueños irreales y que las grandes audiencias también podrían abrazar a estos verdaderos dioses que comenzaron a caminar entre los hombres y mujeres en la pantalla grande. Y bajo la figura de Christopher Reeve, el mejor casting de todos los tiempos, generaron un aura de bondad, pero no inocencia, que permitió que esta película diese un salto significativo para impulsar a todo un género que tardó décadas en aprender las lecciones que dejó la película de Donner.

Pero en esa producción de 1978 está todo, ya que la película logra varias cosas de forma perfecta a partir de la exquisita dirección de Donner, la paleta de colores y la música de John Williams. También están la alienígena y deshumanizada idea de Krypton, el notable segmento en Smallville y lo que establecieron con esa idea campestre que hace de Clark algo tan importante como su versión con la S en el pecho.

Y sí, quizás es una obra que actualmente pasa como completamente anticuada y el hombre de acero hace décadas que evolucionó inclusive en los cómics, pero esta es una película que, inclusive al verla con los ojos contemporáneos, sigue capturando lo que fue, es y será el superhéroe por excelencia.