Lamentablemente ya parece no ser novedad, pero una nueva tragedia sacudió esta semana al estado de Florida en Estados Unidos, cuando un tiroteo realizado en una escuela secundaria dejó como resultado al menos 17 muertos.
El autor, un ex alumno expulsado del recinto, ingresó con un rifle AR-15, comprado de manera legal y desató toda su furia en una de las 10 masacres más grandes que han ocurrido en suelo norteamericano.
Y a la hora de buscar responsabilidades, evidentemente estas no recayeron en la facilidad que hay para comprar armas, en la corriente de odio que ha surgido en gran parte por los simpatizantes de Donald Trump o en la detección y tratamiento psicológico de adolescentes con conductas violentas, sino que simplemente se volcaron al viejo y confiable chivo expiatorio de los videojuegos.
Esta nueva explicación llegó de boca del Gobernador de Kentucky, el republicano Matt Bevin, quien culpó directamente a los videojuegos de permitir esta masacre. Bevin habla de "una cultura de la muerte" que está siendo celebrada gracias a los videojuegos y que llevan a estos incidentes.
"Los videojuegos celebran el asesinato de personas. Hay juegos que literalmente te dan puntos por replicar las mismas cosas que estos estudiantes hacen dentro de las escuelas, y ganas puntos extra por eliminar a alguien que esté rogando por su vida", cuenta el político citando un juego que probablemente sólo existe en su imaginación.
"Estos juegos son lo mismo que la pornografía. Han quitado la sensibilidad de la gente hacia el valor de la vida humana, de la dignidad de una mujer y de la dignidad de la decencia", siguió señalando en la entrevista, donde si bien no llamó a prohibir a estas obras de Satán, si dijo que "tenemos que empezar a preguntarnos honestamente cuál es el valor que tiene esta forma de entretenimiento".
Esto ya parece ser parte de la rutina que ocurre cada vez que hay un tiroteo de estas características. La cultura norteamericana goza mirando hacia cualquier lado menos el problema real. Y mientras más se distraiga del hecho de que el acceso a las armas es el verdadero problema, entonces la lista de víctimas seguirá creciendo y creciendo sin parar.