Tal como estaba previsto, el Presidente Donald Trump declaró la existencia de una emergencia nacional que motivará a que su Gobierno proteja las redes de telecomunicaciones de Estados Unidos. Su objetivo serán "adversarios del extranjero" que están "creando activamente vulnerabilidades en la infraestructura y servicios de tecnologías de información y comunicaciones".
La medida se concretó a través de una orden ejecutiva que prohíbe de inmediato que las compañías de Estados Unidos utilicen componentes y dispositivos de telecomunicaciones creados por empresas extranjeras y que podrían representar un riesgo a la seguridad nacional. Al mismo tiempo, otorga poder al secretario de Comercio para "prohibir transacciones que presentan un riesgo inaceptable para la seguridad nacional".
Aunque Trump no individualizó a ninguna compañía, se da por hecho que su principal dardo es contra el gigante tecnológico chino Huawei. Su administración ya restringió que agencias gubernamentales usen sus productos.
Durante el último año, el gobierno de Estados Unidos ha presionado a otros países para evitar que la compañía sea parte de la creación de redes 5G, por los riesgos de espionaje del gobierno chino. En tanto, Huawei ha negado las acusaciones y ha respondido con una demanda contra el Gobierno por lo que consideran una medida inconstitucional.
Al mismo tiempo, todo esto se da en un escenario en donde Estados Unidos y China están en una guerra comercial que ha elevado los aranceles de productos en cada país.