No es fácil interactuar con alguien del calibre del escritor Neil Gaiman. Desde el primer momento de la conversación, inevitablemente se agolpan en la cabeza los recuerdos sobre aquellas obras de su autoría que adoras, como puede ser el caso de cómics como Sandman o novelas como American Gods, cuya adaptación fue precisamente el foco de esta convocatoria.

En ese sentido, son tantas las experiencias que puedes tener con las obras que escribió Gaiman, que no es fácil batallar con el impulso de desviar la atención para conversar sobre aquellos temas por los que matarías para hablar con el autor.

Más complicado es cuando la conversación no es 1 a 1 y todo se genera en una mesa virtual que involucra a otros colegas, en medio de la promoción de una serie. En ese contexto hay que equilibrar la balanza entre lo que quieres abordar, lo que ya fue contestado y el tiempo que queda antes de que toda la dinámica concluya.

Pero, por otro lado, también es muy fácil interactuar con Gaiman, ya que es un tipo muy amable, que responde con entusiasmo y que aprovecha cada espacio de pausa en la reunión a través de zoom para disfrutar, como buen inglés, de la taza de té que porta en su mano.

De ahí que, en el momento indicado para mi primera consulta, solo tenía una pregunta en mente que pudiera encapsular a la experiencia que el escritor ha tenido con esta apropiada adaptación de su obra que habla de viejos dioses, nuevos dioses y un Estados Unidos corrompido.

- ¿Qué es lo que hace que te sientas más orgulloso de esta adaptación de American Gods?

¡Qué gran pregunta! No lo sé, ¡hay tantas cosas de las que me siento orgulloso! Creo que lo que más me hace sentirme orgulloso es la cosa con la que tengo la menor responsabilidad, que es el hecho de que estamos haciendo esta serie en este momento del tiempo. Eso solo hace que se sienta que es una serie importante, que está diciendo cosas grandes e importantes como ficción, pero también dice cosas sobre cómo nosotros pensamos, cosas de quiénes somos y todo se da en un tiempo en el que Estados Unidos, lo que es y lo que hace, afecta al resto del mundo de una forma enorme. Se siente como que estamos allá afuera hablando con el mundo sobre raza, religión, creencia, tecnología y este es el mejor momento para estar haciéndolo. Así que ante esta gran parte con la que tengo cero responsabilidad, ya que no hice estos tiempos en los que estamos viviendo, estoy orgulloso.

Con las cosas con las que sí tengo responsabilidad y voz, creo que estoy orgulloso de devolver la serie al libro. Esa es una de las cosas que es difícil con algo como American Gods, porque cuando llega un nuevo showrunner, su tendencia inicial es siempre tomar al libro y correr con este, hacerlo más grande para tirar sus propias ideas, que son maravillosas. Pero cuando llegamos a esta temporada y me senté con el nuevo showrunner, Charles H. Eglee, mientras promocionaba cosas de Good Omens, discutimos cómo volver al libro y que sintiese como el libro, hablamos sobre las cosas que la gente ama del libro y que se han caído de la serie, sobre como volveríamos al libro... y creo que también estoy orgulloso de eso.

La experiencia de un inmigrante

Según Neil Gaiman, y así lo ha establecido a través de su newsletter, Estados Unidos tiene que ser para todos quienes viven ahí, por lo que una serie como American Gods tiene que reflejar aquello. Más aún, el autor considera que lo debe hacer especialmente en la era Trump.

Me moví a Estados Unidos en 1992 y fui un residente habitual hasta 2016, y una de las cosas que me encanta es la idea de Estados Unidos como algo múltiple, un lugar para reunirse, como un mosaico de diferentes razas, culturas, de gente de todas partes del mundo reuniéndose”, explicó el escritor inglés. “Pero American Gods nunca podría haber sido una gran novela estadounidense porque es una novela de un inmigrante, sobre su experiencia de inmigrante mirando a la experiencia de miles de años de inmigración en Estados Unidos, usando a dioses y la religión como una forma de hablar sobre eso”, subrayó.

Siento que todo lo que pasó en 2020, la pesadilla arrastrada de todo el año, puso a todo en una olla a presión. También ha puesto a presión a tantas cosas que di por sentado o puesto debajo de la alfombra o que sentí que podrían arreglarse a si mismas con el tiempo. Así que súbitamente, hay un punto en el que te das cuenta que estás haciendo una serie de televisión sobre inmigrantes y Estados Unidos. Y estás haciendo una serie de televisión con este elenco enormemente diverso de gente de diferentes culturas y razas, que estás haciendo una serie con un protagonista negro y parte de la trama es sobre su experiencia en un pequeño pueblo muy blanco en Wisconsin”, postuló Gaiman.

Todo ese escenario provocó que el escritor se diese cuenta de una cosa: lo errado que estaba sobre lo que sucedería en el actual siglo y la forma en que valora lo contingente que termina siendo la propuesta en el corazón del libro y la propia serie de televisión.

“Pero cuando comencé a escribir American Gods en 1999, si me hubieses dicho que después de 20 años sería mucho más relevante que cuando la estaba escribiendo, creo que no te habría creído. Pensaba que estaríamos en camino a ser una linda sociedad estilo Star Trek en donde todos pueden avanzar y todos serían sensibles y cariñosos, que todo iba a estar bien. Por supuesto, no podría haber estado más equivocado y creo que ese en un lugar en el que American Gods puede reflejar al mundo a su alrededor”, remarcó el escritor.

Viejos Dioses versus Nuevos Dioses

Neil Gaiman está tan entusiasmado con la adaptación de American Gods, que inevitable deja escurrir dicha afición hacía el concepto de los dioses que están al centro de la historia y lo que implican para dar una lectura sobre la sociedad ocidentel. De ahí que el autor subrayó que considera que la humanidad “está diseñada” para estar en búsqueda de dioses a los cuáles darles tiempo y adoración, pero al mismo tiempo considera que esa situación implica una cierta condición de fugacidad en las nuevas cosas que toman nuestra atención.

Una de las cosas que sugerí en la novela de American Gods es que, por un lado, los nuevos dioses tienen un enorme poder, pero por el otro lado no están con nosotros por mucho tiempo. Van y vienen, como estrellas fugaces. Un momento están ahí, son grandes, pero al siguiente es difícil recordarlos. Ahora mismo todos tenemos a nuestros teléfonos, estamos mirando fijamente a un iPhone y gastando tiempo adorando a esta pequeña cosa de metal y vidrio. Y no hace mucho los iPods eran la cosa nueva más cool y ahora solo encuentras en tiendas de antigüedades”, dijo.

“Estas cosas van y vienen, por lo que siento que con los viejos dioses, siempre habrá un lugar para ellos”, expresó Gaiman ejemplificando con lo que sucedió con organizaciones religiosas que confrontaron a la Justicia de Estados Unidos para tener el derecho a reunirse en Iglesias pese a las restricciones por el COVID-19.

En la recta final de la conversación, y pese a que solo es un productor ejecutivo que no está involucrado directamente en el día a día de la adaptación, Gaiman no pudo evadir las preguntas sobre el futuro de la serie. De ahí que el escritor explicó que personalmente sigue creyendo que podrían haber cinco temporadas de American Gods, aunque también sospecha que podrían cerrar todo en una cuarta temporada a partir de lo que sucederá con la tercera temporada. “Esto nos llevará a lo que lo se siente como el último acto”, finalizó..

La tercera temporada comenzará el 10 de enero en Estados Unidos. Un día después el primer capítulo será presentado por Amazon Prime Video en Latinoamérica.