De la noche a la mañana, todos empezaron a hablar de Vero. Una red social lanzada en el año 2015, que se había mantenido escondida entre el mar de proyectos que alguna vez soñaron con convertirse en el próximo Twitter, Instagram o Facebook, sin lograr su objetivo.

Vero lograba quizás un poco de notoriedad gracias a que el director Zack Snyder decidió invertir en ella y desde ese entonces, ha vuelto el servicio en una especie de diario de vida mezclado con anuncios y videos que antiguamente lanzaba por Twitter. Pero más allá de los fanáticos de su obra y quienes aun defienden su trabajo en el universo cinematográfico de DC Comics, Vero se mantenía ahí, flotando, como una aplicación bonita, pero vacía.

Pero todo cambió este fin de semana, cuando Vero se volvió extremadamente popular, alcanzado el primer lugar de las aplicaciones más descargadas de iOS y sobrepasando por primera vez la barrera del millón de usuarios registrados.  Todo en parte a una campaña de publicidad que prometió cuentas gratuitas al primer millón de usuarios registrados, oferta que tuvo que extenderse debido a la gran demanda del servicio. Y hablamos de cuentas gratuitas porque Vero, en su esencia, quiere ser un servicio de pago, lo que impedirá que haya publicidad en su entorno.

Hay otras razones por las cuales Vero está recibiendo tanto amor estos días:  sus usuarios aman que la aplicación muestre las fotos en su aspecto original, la posibilidad de filtrar qué grupo de usuarios ven u contenido entre seguidores, amigos y amigos cercanos, pero lo más importante es que Vero sigue mostrando las actualizaciones en orden cronológico, a diferencia de los algoritmos de Instagram, por ejemplo, que muestran contenido por importancia. Eso ha sido suficiente para que millones de usuarios estén bajando y creando sus cuentas.

Pero la luna de miel con Vero duró poco. Muy poco. Y esto, gracias a que se conoció que la persona detrás de esta nueva idea es el multimillonario Ayman Hariri, un empresario libanés cuyo pasado es tan oscuro como los colores que se usan dentro de Vero.

Aiman es hijo de Rafic Hariri, un ex Primer Ministro Libanés quien fue asesinado en el año 2005 en un atentado. Desde ese entonces, heredó parte de su fortuna y se dedicó a lo que mejor sabe hacer: los negocios. Pero el último de ellos no fue lo más limpio que podría decirse. Aiman heredó la compañía constructora de la familia llamada Oger, la cual fue acusada de explotación laboral en uno de los juicios más bullados de el Líbano. En agosto de 2016, cerca de 31 mil trabajadores de la empresa pusieron una demanda por no pago de sus salarios, los que en el peor de los casos, acumulaban 8 meses. Junto con esto, la empresa era acusada de traer trabajadores de países vecinos de manera ilegal, quienes vivían hacinados y sin las condiciones básicas para vivir.

Todo esto para costear la construcción de lujosos hoteles e instalaciones en Arabia Saudita, país que finalmente tuvo que intervenir frente a estas denuncias, lo que causó el cierre de Oger.

El conocimiento de este pasado oscuro de Ayman Hariri ha hecho que ya exista una campaña en redes sociales llamada #DeleteVero, la que incluso ha añadido datos como que la app fue desarrollada por un equipo ruso, lo que ha aumentado la paranoia, sobre todo de los usuarios estadounidenses.

Por el momento, Vero sigue gozando de mucha popularidad pero poco contenido, y todo parece indicar que quedará condenado a ser la misma moda que alguna vez fueron sitios como Quora, Ello, Peach Birddi.