Mi primer recuerdo de Zalo Reyes implica una cebolla. De esa emisión del estirado programa "Hablemos de... con César Antonio Santis" de 1995 no recuerdo casi nada, pero sí tengo claro lo que sucedió después: el revuelo mediático que causó el incidente con Tony Kamo.

A partir de ese momento, a mis 12 años, el gorrión de Conchalí era solo definible como "el loco de la cebolla". Aquél cantante que en pleno programa, y supuestamente hipnotizado, devoró completamente una allium cepa, como si se tratase de un mordisco que reflejaba el ocaso de una carrera. Claro, a mediados de los noventas, Reyes estaba lejos del nivel de éxito que alcanzó durante la década anterior.

El hecho televisivo, que mezcló algo de chabacanería con un poco de burla hacia lo popular, y que también se instaló como un reflejo de los límites que se sobrepasan para mantenerse en vigencia, se instaló como un nuevo desdén hacia la canción cebolla. Esas sufridas composiciones que tenían en Zalo Reyes a su mejor representante.

Pero el tiempo me permitió valorar las composiciones, su voz, su interpretación y el factor que solidificó su estatus de icono popular. Zalo realmente, y no como otras, sí salió de la galería para estar en el escenario del Festival de Viña del Mar. Más importante, lo hizo gracias a su innegable talento y dominó al público con todo su carisma.

La música de Zalo Reyes también implica un recuerdo de mi padre, pues mi viejo disfrutó a concho sus canciones. Mientras preparaba el carbón, sacaba su radio y escuchaba esas viejas canciones de las que prefería arrancar, no era raro que sonasen los acordes de Una Lágrima en la Garganta, Ramito de Violetas, Una Lágrima y un Recuerdo o Mi Prisionera.

Por eso lamento no haberlo valorado antes, ya que veo a mi papá claramente en el recuerdo mientras de fondo se escucha: "Llorando me alejé, con un recuerdo en mi mente,

por tu amor dulce mujer, que tu dijiste tenerme".

El 9 de noviembre es considerado como el día de Zalo Reyes por una frase de Ramito de Violetas, pero también para mí es un día para remarcar porqué no es "el loco de la cebolla".

Tal como sucede con la longaniza con puré picante, la edad permite abrazar el verdadero valor de lo popular y en Chile, ningún otro cantante lo representa de mejor forma que nuestro Zalo.

Quien te escribía a ti versos

Dime niña quién era

Te mandaba flores

en primavera.

Cada nueve de noviembre

Como siempre sin tarjeta

te mandaba un ramito de violetas.