La contingencia del COVID-19, con las recomendaciones a concretar un distanciamiento social y generar medidas de cuarentena, ha dado pie a que algunas aplicaciones de videollamadas obtengan un éxito inusitado.
Como la gente necesita reunirse de forma virtual, y no solo por causas laborales, Zoom se ha establecido como la aplicación del momento. Más aún, inclusive ha llegado a desplazar las descargas de WhatsApp y TikTok en algunas zonas del mundo.
Aunque no es la única opción para video conferencias, la ventaja de Zoom radica en su simpleza, haciéndose de un lugar para las reuniones laborales, escolares o de simple divertimento coloquial.
De partida, es gratuita, su interfaz es muy simple de utilizar y tiene múltiples opciones tanto en audio como en video.
Más aún, permite reunir hasta a 100 personas, lo que le da un plus de masividad ante la competencia. Además, aunque su versión gratuita tiene un límite de 40 minutos para la duración de las reuniones de tres o más personas, cuenta con opciones de pago para extender las videollamadas grupales.
En el camino, todos esos elementos han llevado a que las acciones de la compañía se disparen. Pero también sus problemas se han multiplicado, ya que los ojos están ahora mucho más encima sobre sus métodos.
Fácil de usar, pero...
El problema más reciente involucra a su encriptación. Este martes surgió la información de que Zoom miente en su marketing al asegurar que tiene una encriptación end-to-end, que es lo que se espera para evitar tanto que terceros vean las conversaciones privadas como que las compañías hagan uso de las conversaciones con otros fines. En paralelo, también se reportó problemas de seguridad relacionados con su aplicación para Windows.
Pero en los últimos meses hubo otros problemas. La aplicación de iOS envió datos a Facebook sin notificar a sus usuarios, inclusive si no tenían una cuenta en la red social.
La compañía se apresuró en concretar una actualización durante la semana pasada, pero eso no evitó que ya exista una demanda interpuesta por un usuario en la ciudad de San José, en el estado de California.
Otra de las actualizaciones que tuvieron que llevar a cabo tiene relación con sus políticas de privacidad, ya que un reporte previo indicó que sus antiguos términos permitían que la compañía recolectara información de los usuarios, incluyendo el contenido de las reuniones y su posible análisis con fines de marketing.
En cuanto a su uso, siguen las críticas por una característica que permite que los hosts de las reuniones puedan saber cuando alguno de los otros usuarios invitados han dejado inactiva la ventana de la aplicación por 30 segundos. Es decir, eso alentaría a un mayor control de seguimiento de las acciones de cada participante.
Sumen también el polémico Zoombombing, que es una tendencia que lleva a trolls a entrar a reuniones sin contraseña para llenar su pantalla con contenido racista o pornografía. Obviamente, los usuarios menos experimentados son presa fácil de esos trolleos.
Pero aunque esos son temas recientes, Zoom ya tenía una reputación de priorizar su diseño por sobre la seguridad y la privacidad. El año pasado surgió una investigación que estableció que la compañía podía acceder a las señales de las cámaras de los usuarios, sin que estos primero confirmasen que iban a usar la aplicación, lo que generaba un riesgo potencial que podía ser aprovechado por hackers.
En todo ese escenario, la procuradora general de Nueva York, Letitia James, envió una carta a Zoom explicando que, aunque han remediado vulnerabilidades de seguridad específicas, como la que involucró a iOS, quien saber "si la compañía ha llevado a cabo una revisión más amplia de sus prácticas de seguridad".
Obvio que hay otras opciones para las videollamadas. Skype cuenta con una opción de video, pero solo permite reunir a 50 personas en su versión gratuita, mientras que Facebook Live está mucho más restringida en sus opciones.
Una de las mejores opciones es Group FaceTime. De partida es muy simple de usar, tiene la seguridad con encriptación end-to-end que Zoom clamaba tener, pero en realidad no tiene, y solo pueden participar aquellas personas que explícitamente han sido invitadas. Pero su gran pero es que requiere de una Apple ID y dispositivos de la compañía de la manzana.
De ahí que por esas cosas y más Zoom se ha hecho rápidamente de un espacio, en el que también surgen otras aplicaciones que se han popularizado, pero que igualmente están en la mira. Ese es, por ejemplo, el caso de Houseparty.
¿Qué hacer?
Con todo lo anterior, si van a utilizar Zoom, estas son un par de simples recomendaciones que se pueden manejar poniendo un poco más de barreras.
- Utilicen la opción para generar automáticamente el ID de reunión. No usen siempre el mismo link ni lo compartan públicamente.
- Los hosts pueden usar la sala de espera inicial para garantizar que solo participen aquellos que tienen que ser parte de la reunión.
- La aplicación permite que solo los hots tengan control sobre las opciones de pantalla compartida, lo que ayuda a evitar el Zoombombing.
- Aunque Zoom por defecto no usa contraseña, pueden habilitarla siempre para que sus salas de reunión no estén abiertas. Eso es algo básico, pero no todos la usan.
Mucho más no se puede hacer por lo de la encriptación, inclusive cuando la compañía remarque que no accede a las conversaciones ni las vende a terceros con intereses de marketing. Pero teniéndolo claro, puedes resguardarte de qué hablar y qué no mientras la usen.
La otra solución, y probablemente la mejor, es darle de baja hasta que las preocupaciones de seguridad y privacidad sean solucionadas.