A inicios de mayo, España daba inicio a una medida legal histórica en busca de reducir la siniestralidad de tráfico urbano: se reducía la velocidad máxima de los 50 km/h a los 30 km/h, por regla general, la que podía bajar incluso a 20 km/h en vías sin separación de nivel entre la acera y la propia calzada. Ahora, las primeras ciudades comienzan a volver a la antigua legislación de velocidad urbana porque, acusan, las calles se han vuelto menos amigables.
La primera ciudad que volvió a la normativa previo a mayo, es Málaga. A la localidad andaluza ahora se agregaron Ponferrada (Castilla y León) y San Sebastián (País Vasco), donde se han registrado otros problemas como el incremento de los tacos, de las averías de los autos o el aumento de los índices de contaminación que producen los motores al girar en rangos de revoluciones para los que no fueron diseñados.
En el caso de la ciudad castellanoleonesa, había reducido a 30 km/h las vías que servían como puertas de entrada a la ciudad. Tras las semanas de prueba, y por el mismo motivo que Málaga, el Ayuntamiento (municipalidad) volverá a instalar el límite 50 en la gran mayoría de estas vías que, no obstante, ya eran de doble sentido y con doble carril. Según declaraciones de las autoridades recogidas por el Diario de León, la medida provocaba una “ralentización innecesaria del tráfico” y tenía un “impacto negativo”. Solo la Avenida de Astorga, en su parte de entrada a la ciudad, mantendrá los 30 km/h por su alta siniestralidad.
En San Sebastián, por su parte, se anunció que se corregirá el límite 30 para evitar los recientes retrasos que se venían produciendo en los buses del sistema público. Además, se estudia establecer el límite más bajo en zonas cercanas a colegios pero, una vez fuera de horario escolar, permitir circular a mayor velocidad.