Ya era hora de renovar el vehículo. Durante años el auto familiar fue un Nissan March versión básica (año 2016), una de las joyas de la corona del gigante japonés, que se pueden ver recorriendo cada capital de América con sus modestas características -radio digital, cómodo espacio y buen motor- pero certero rendimiento -12 km/l en ciudad y sorprendentes 16 km/l en carretera-. Un auto fiel y confiable.
El salto debía ser hacia un SUV, uno de los modelos elegidos por la mayoría de los consumidores que buscan un reemplazo con propósitos familiares. Entonces comenzó el vitrineo: el lugar elegido fue el Auto Plaza de Mall Plaza Egaña, un buen espacio, con una selección de modelos que permite cotizar junto a la familia, tras una visita al cine o un almuerzo familiar en la terraza del shopping ubicado en la comuna de La Reina.
Y la primera estación fue, por precio, Dongfeng, con su modelo S500, con espacio para siete ocupantes -seis pasajeros- y una cilindrada de 1.5 en un armazón similar al de una mini van.
La siguiente parada la hicimos en la misma marca, pero esta vez en el modelo SX6. Con la misma cantidad de espacio -asientos para conductor, copiloto, dos butacas individuales y un fondo para tres personas-, esta SUV muestra toda la sofisticación que se le negó al S500, normalmente utilizado como vehículo para transporte privado de pasajeros.
Tras barajar estas opciones, habiendo definido previamente lo que buscaba, encontré la Chery K60. Esta marca ha entrado de manera fuerte en el mercado nacional, sobre todo con el Tiggo 2, una alternativa económica a vehículos como el Ford Ecosport.
Con este modelo hubo mucho más feeling desde el comienzo, pues ofrecía las prestaciones en las que estaba interesado a un precio muy conveniente, pensando en la versión full equipo.
El debate interno sobre si proceder o no con la compra o mirar en vivo mi última alternativa -el Suzuki Ertiga- me llevó a un lugar común para todo comprador de auto chino: la balanza en que todos buscamos equilibrar un servicio de venta, post venta y rendimiento del auto en acción.
Con su tapiz interior forrado en ecocuero, al igual que su volante, el Chery K60 ofrece lo que hace competitivo a un chino por sobre una marca clásica: un motor de 1.5 en un armazón de dos toneladas, con dirección asistida, radio touch -sin Android Auto o Apple CarPlay-, pero muy buenos dispositivos internos para el aire acondicionado o la seguridad familiar en el vehículo.
Revisé el Suzuki Ertiga en el sitio web en algunas ocasiones más y las concesiones que había que hacer para conseguirlo en un rango de precio similar al Chery K60 eran bastantes, en términos de equipamiento. Y no quiero mentir, porque a estas alturas ya había decidido probar un vehículo chino y dejar todos mis prejuicios atrás.
La experiencia de compra, hay que decir que a estas alturas, es idéntica a la de cualquier otro vehículo en su rango de precios. Eso sí, hay un par de detalles que le bajan la nota, particularmente al concesionario en que adquirí la K60 para mi familia: Piamonte -Chery- ha dejado de entregar el kit de emergencia obligatorio según ley para cualquier conductor, por problemas en “el vencimiento de lo que contiene”, según me dijo el representante de la marca que consulté.
Y no terminas de hacer el duelo con eso, cuando la persona encargada de afinar el auto en la entrega e instalar las patentes te ofrece comprarle a él el kit de manera paralela. Eso, junto al servicio de grabado de patente en los vidrios. En mi caso, me negué a comprar ambos servicios, lo que terminó con mi patente instalada de forma precaria -con remaches- y mucho más chueca de cómo la habría podido dejar yo mismo con herramientas caseras.
En síntesis, el equipamiento y el precio del SUV china que compré me convencieron poco a poco. Me sedujo también la impronta del vehículo y lo natural que se siente manejar un auto de estas características, a diferencia de lo que ocurre con los modelos sedán de marcas como Geely o la misma Chery en versiones anteriores de sus prototipos, donde el sonido del motor, los software de radio y navegación y la dureza de algunas piezas genera un poco de rechazo.
Para el final, probablemente la mejor experiencia: manejarlo en carretera no sólo mejora su rendimiento, sino saca lo mejor del vehículo: su dirección es muy cómoda, la velocidad crucero se logra disfrutar gracias a la estabilidad en ruta y reluce lo que marca la diferencia respecto a las marcas más conocidas: el equipamiento. Aunque la Chery K60 es de exactas 1800 rpm para pasar los cambios -supongo que por mover una carrocería grande con un motor mediano-, es un goce llevarla a los 100 km/h y oír su motor Mitsubishi.
Y tú, ¿comprarías un auto chino?