En el mundo del tuning, potenciar el sonido a bordo es ley. De ahí, que las marcas del ‘car audio’ propongan altavoces, amplificadores y subwoofers que pueden convertir el habitáculo de tu auto en una verdadera disco del temblor.

Así lo evidencian unos jóvenes en un video de Youtube, donde se les ve divirtiéndose con un descomunal equipo de sonido instalado en un viejo todoterreno, el cual tiembla por completo debido a las vibraciones que producen, principalmente, cuatro bafles para bajos instalados en la parte trasera.

Entretención que no termina muy bien, pues, según van subiendo el volumen de la música, la vibración de las notas más graves se traslada a los desgastados guarnecidos del habitáculo, con paneles de puerta que parecen a punto de caerse mientras, por fuera, el cerquillo de las ventanillas ya está camino del suelo.

Justo después de este punto, los dos airbag del auto se detonan por sí solos, extendiendo sus bolsas de seguridad y dando un buen susto al joven que grababa la escena con su móvil. Todo ello, por supuesto, sin que ningún otro vehículo hubiera golpeado previamente al 4x4, el cual al parecer se encontraba estacionado.

Un curioso fenómeno, que bien puede explicarse por las leyes de la física. Según éstas, el sonido es en realidad un movimiento vibratorio, con una determinada frecuencia. Dicha vibración puede ‘acoplarse’ a los objetos que encuentra en su camino, trasladándoles ese mismo movimiento.

En este caso la vibración de los subwoofers debió ‘contagiarse’, por su elevada fuerza, al chasis, provocando temblores que debieron alcanzar los sensores de movimiento y percusión que suelen incorporar los vehículos equipados con airbags, los cuales permiten disparar estos últimos nada más recibir el impacto contra un obstáculo.

Entonces, en un determinado momento, la frecuencia de la música tuvo que coincidir con el rango de frecuencias que admiten estos sensores de colisión, ‘haciéndoles creer’ que el auto había chocado con algo. De ahí, la señal llegó a los detonadores de los airbags, y el resto es historia.