En 2009, tras cuatro años de desarrollo, Volvo Buses puso en las calles su primer bus híbrido con sistema de recuperación de energía. En 2011 -con más pistas respecto del futuro del transporte-, la firma sueca comenzó a delinear los croquis para concebir un bus totalmente eléctrico.
Hoy, nueve de ellos nutren el recorrido de la Línea 55 de Gotemburgo, ofreciendo no solo un andar ecológico, sino que poniendo a disposición de los usuarios estaciones de carga acondicionadas como verdaderos puntos de reunión, pues están dotadas de cafetería, conexión wifi, biblioteca, baños y hasta casillas de correo.
El proyecto en su conjunto funciona desde 2015 en paralelo y en coordinación con el sistema de transporte urbano convencional. La idea era ir ganando terreno, y ha funcionado: en 2019, 30 nuevos buses eléctricos entrarán en recorrido en otra zona de la ciudad.
"Actualmente nadie discute que la electrificación es beneficiosa. Al comienzo invertimos mucho en motivar y en explicar por qué teníamos que tener buses eléctricos. Las estaciones indoor son parte de ese esfuerzo. La gente ya lo tiene resuelto y ahora nuestro desafío se centra en encontrar la solución eléctrica más eficiente", sostiene Magnus Broback, vicepresidente de City Mobility, el equipo creado por Volvo para echar a andar el proyecto.
El ejecutivo explica que las estaciones indoor (hoy existen cuatro) fueron pensadas justamente para propiciar un uso eficiente del tiempo de las personas, ya sea antes de tomar el bus o desplazándose a bordo de ellos. Al día de hoy, los buses eléctricos han movido más de tres millones de pasajeros en una urbe de 500 mil habitantes, mientras que las estaciones de carga han recibido cerca de 10 mil visitantes, entre ellos el líder francés Emmanuel Macron y la expresidenta Michelle Bachelet.
Broback subraya la buena evaluación por parte de los usuarios, quienes valoran que los buses eléctricos sean silenciosos y suaves en sus desplazamientos, además de la comodidad y seguridad que ofrecen. Este último ítem es otro punto central para Volvo.
En dos de los buses conceptuales que la firma prueba en la ciudad, la velocidad está determinada por un GPS programado computacionalmente. Es decir, en trayectos específicos, como uno de los puentes que atraviesan Gotemburgo, el bus no sobrepasa los 15 km/h, aun cuando el chofer presione el acelerador. "Esto lo llamamos Control de Velocidad y Manejo. Puede ajustarse según el día, ya que, por ejemplo, los fines de semana hay menos flujo o también dependiendo de si es periodo de vacaciones", explica el ejecutivo, quien agrega que "de todas formas, el conductor tiene una señal que le avisa cuándo puede acelerar".
» Cargas de oportunidad
Los buses pueden ser reabastecidos de dos formas: con enchufes de toma de corriente o mediante un bloque pantográfico por contacto que suministra hasta 450 kW y que se acopla al techo. Mientras el bus que opera en la Línea 55 se mueve por un solo motor, el articulado del recorrido 16 lo hace gracias a dos bloques. Ambos modelos, en todo caso, comparten el modo de carga y son capaces de regenerar energía mediante la frenada en un porcentaje de hasta 25%.
"Denominamos a estas estaciones de carga 'de oportunidad', porque se utilizan cuando se dan las condiciones para hacerlo. Por ejemplo, si es un momento del día peak, como puede ser en la mañana o en la tarde, necesitamos saltarnos las recargas para una mayor frecuencia de buses", explica Magnus Broback.
Para recargar, el conductor debe entrar en la estación siguiendo las indicaciones entregadas por el sistema en que interactúan el bus y la estación, a través de wifi. Una vez que está bien posicionado, solo debe poner el freno de mano para que la carga se inicie.