Bonito: el paraíso perdido de Mato Grosso do Sul
Instalado en el corazón de Pantanal, en el noroeste del Amazonas, se encuentra la localidad de Bonito, un enclave soñado para los amantes del ecoturismo. Acá, los visitantes pueden encontrarse con animales salvajes, comer platos exóticos y realizar actividades en un ambiente protegido. Un destino imperdible para quienes disfrutan al máximo la naturaleza.
Brasil es uno esos países que suele estar en la lista de lugares a visitar y algunos incluso se atreven a viajar en auto desde Chile. El mundo entero sabe de sus playas cristalinas, de la gratísima temperatura que ofrece todo el año, de su buena comida y de la amabilidad envidiable de sus habitantes, factores que inciden a la hora de escoger al gigante sudamericano como destino. Si bien la costa atlántica brasileña, desde Fortaleza a Florianópolis, es la zona más visitada y la que se multiplica con maravillosas postales, al interior del país hay lugares que parecen sacados de cuentos. Ahí, las paradisíacas playas dejan su lugar a una geografía silvestre, protegida, donde aún importa la naturaleza. Bonito es uno de esos lugares desconocidos para la mayoría. Enclavado en el corazón del estado de Mato Grosso do Sul, a unos 200 kilómetros de la frontera con Paraguay y muy cerca de Pantanal, el mayor humedal tropical del planeta, es una pequeña localidad que apenas supera los 20 mil habitantes.
Pese a su tamaño, Bonito se ha convertido en uno de los bastiones del ecoturismo en Brasil, gracias a la generosa oferta de deportes y actividades de aventura. Por lo mismo, no extraña que disponga de la exorbitante cifra de cinco mil camas para recibir turistas.
Si existe deseo de disfrutar al aire libre, de caminar entre frondosos bosques o de sumergirse en ríos transparentes con peces de múltiples colores, Bonito es el destino que puede estar buscando. Para sentarse junto a una piscina y descansar, mejor ir pensando en algún resort de la costa o el Caribe
» Las cavernas de Bonito
Las aventuras subacuáticas son de las actividades más interesantes para realizar en Bonito. Los ríos da Prata, Formoso y el Sucuri, el tercer río más transparente del planeta, son los responsables.
En estos ríos, los visitantes aprovechan las cristalinas aguas dulces para bucear o realizar flotación, una actividad que se hace a nivel del agua y boca abajo, además, puede ser ejecutada por cualquier persona, independiente de si sabe nadar o no, ya que se practica con un salvavidas.
Al nadar, y ayudados por un snorkel, vamos apreciando un mundo distinto, silente, diáfano, con cardúmenes de colores que se mueven entre nuestros brazos. Lo único que se debe tener cuidado es con no mover la arena del fondo del río -son poco profundos- para así no entorpecer el ecosistema ni volver turbia el agua. ¿El mejor lugar para la flotación? En Nascente Azul, por la fuerza de los colores que se reflejan en el agua.
Pero si los ríos son un imán para los turistas, lo que comenzó la leyenda de Bonito son las cavernas. La erosión de millones de años es la responsable de formaciones geológicas que maravillan.
Una de las más importantes es la Gruta del Lago Azul, a 20 kilómetros de Bonito. Es una de las mayores cavernas inundadas del planeta, a la que se desciende a través de una rústica escalera. El lago, de un intenso azulino, tiene una profundidad desconocida, quedando como máximo registro los 87 metros que un buceador alcanzó hace un par de años.
Si la Gruta del Lago Azul sorprende, espérese a ver el Abismo Anhumas. Es la mayor caverna sumergida del mundo, a la que se ingresa por un descenso vertical de 72 metros en rapel, técnica que consiste en bajar usando cuerdas y un arnés.
Para disfrutar de este lugar, se debe estar a las 7.30 am. Cuando logramos bajar, el espectáculo lo regala un lago de aguas cristalinas del tamaño de una cancha de futbol, donde es posible bucear entre enormes formaciones rocosas. Eso sí, se exige certificado de buceo para poder sumergirse, ya que los aventureros se encontrarán con estructuras cónicas que superan los 20 metros de altura. Para quienes no son tan expertos, la gruta Mimosa es una buena alternativa para bucear, ya que su profundidad máxima es de 18 metros.
» De safari
Dicen que no existe mejor forma de conocer un lugar que caminándolo. En esta selva ocurre lo mismo, por lo que existen varias empresas que ofrecen excursiones.
Uno de los principales destinos es el Parque de Cachoeiras (cascadas), un sendero que se recorre entre tres y cinco horas por una vegetación espesa, diversas cascadas y piscinas naturales.
A unos 50 kilómetros de Bonito, otro paseo llamativo es hacia Buraco das Araras. Esta reserva ecológica, una especie de cráter que consta de 500 metros de ancho, es considerada un refugio natural de monos azules y rojos y otros animales salvajes. La caminata se extiende por unos 970 metros y sus imágenes más impactantes se dan al amanecer y al atardecer, cuando decenas de araras (como el ave que se hizo famosa en la película Río) revolotean por encima del enorme agujero.
A una distancia similar que el anterior destino se encuentra Boca da Onca, otro de los imperdibles. Acá existe un sendero que supera los 5.000 metros, que destaca por la cascada más alta de Mato Grosso do Sul, con una altura de 156 metros. Para llegar ahí se puede hacer mediante un extremo rapel de 90 metros de altura observando el cañón del río Salobra -no recomendable para personas con vértigo- o bajar por una escalinata de 800 peldaños. La recompensa son las piscinas naturales que se forman con las cascadas.
Por ultimo, si ya disfrutó de los ríos, se deleitó con cascadas, vivió la aventura de las cavernas y caminó por los senderos naturales, no piense que se acabó el viaje.
La fauna silvestre del lugar, que cada vez se aleja más de los sitios en los que viven personas, permite sorprendernos con nuevas experiencias. A unos 120 kilómetros de Bonito, en Miranda, se encuentra el Refugio Ecológico Caimán. En este lugar, donde también se puede alojar, es posible realizar safaris diurnos o nocturnos por uno de los puntos con mayor biodiversidad del continente.
Dependiendo de la fortuna, se aprecian desde pequeños lobos, bueyes, caimanes, tucanes y faisanes, aunque el preferido siempre es el onca pintada, un felino similar al jaguar que está en peligro de extinción.
Los oncas pintadas en ocasiones se acercan a la posada que existe en el refugio, y si bien existe un alambrado que cerca la zona, a los que se alojan se les recomienda no salir a caminar de noche por el lugar.
En consecuencia, Bonito es más que un pequeño pueblo amazónico, es una bandera de la naturaleza, un refugio de la biodiversidad que sorprende con sus formaciones geológicas milenarias y su generosa vida silvestre, un paraíso perdido que vale la pena poner en el mapa y considerar cuando asomen las vacaciones. MT
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