Una obra que lleva al extremo la personalización. Después de dos años de trabajo, Bugatti completó la versión especial solicitada por un cliente de su modelo Divo, al cual se le apodó Lady Bug por la similitud de los colores con la heroína parisina de los dibujos animados.

Si un Bugatti ya de por si es un modelo exclusivo, el Divo eleva el límite con una producción que no superará las 40 unidades, las cuales tienen un precio cercano a los 5 millones de euros. Pero para algunos eso no es suficiente, tal como queda reflejado en esta nueva entrega a la carta por la firma gala en el que se consiguió una pintura para la carrocería con un efecto tridimensional.

Según se informó, el cliente es un coleccionista de Estados Unidos y soñaba con tener en su modelo un patrón geométrico en formas de diamante junto a un contraste de color único.

Con esa idea, el equipo de diseño y desarrollo de Bugatti desarrolló los tonos especiales Customer Special Red y Graphite -ambos metálicos- para obtener el máximo contraste. Y el patrón de diamante que pedía el dueño del Divo iría desde los laterales de la parte delantera hasta la trasera.

Lo que en el papel se veía al alcance tuvo distintas complicaciones, de hecho, el equipo demoró más de un año y medio en poder implementar las soluciones técnicas y gráficas, aunque lo más difícil fue pintar los diamantes en la carrocería con la precisión y definición exacta que se necesitaba, debido a que los diamantes impresos en 2D que se utilizaban para hacer pruebas se distorsionaban en la superficie del vehículo con las líneas curvas.

Para solucionar este problema se tuvo que modificar todo de forma digital y que todo calzará de manera perfecta, pues un milímetro de diferencia arruinaba todo el efecto visual.

Jorg Grumer, Jefe de Color & Trim, precisó que “debido a la naturaleza del proyecto, donde se aplicó un gráfico 2D a una escultura 3D, y después de numerosas ideas fallidas e intentos de aplicar los diamantes, estuvimos cerca de darnos por vencidos y decir ‘no podemos cumplir con la solicitud del cliente’. Sin embargo, tenemos la profunda convicción de que nunca debemos rendirnos y que nuestra principal motivación debe ser siempre hacer posible lo imposible para el cliente”.

Enorme y milimétrico trabajo

Para dar con el objetivo, se simuló un patrón con 1.600 diamantes, lo que demoró un par de semanas hasta quedar satisfechos. Lo consiguieron al crear una superficie cóncava para que los diamantes no se distorsionaran ni se plegaran.

Luego se aplicó la primera película a la línea del techo, y se iba revisando que el patrón de diamantes no tuviera inconvenientes, comprobando que estaban colocados con precisión.

Después, se colocó la pintura real y ahí vino la milimétrica tarea de sacar cada diamante hasta que se pudo pintar con los colores creados especialmente, todo con la idea de hacer aún más exclusivo este superdeportivo con motor W16 de 8 litros que desarrolla 1.500 caballos de fuerza.

El coleccionista, quien mantuvo su nombre en reserva, señaló tras la entrega que “quedé absolutamente anonadado en el momento de la entrega. Trabajar con el equipo de diseño de Bugatti en la producción del Lady Bug fue una experiencia excepcional, no solo en la verdadera dedicación a la ejecución impecable del diseño único, sino también en la dedicación en todos los niveles involucrados en la presentación final del vehículo. No solo es una verdadera obra maestra y una obra de arte, sino que es el tope de mi colección hasta la fecha y el vehículo más intrincado y mejor desarrollado que he tenido”.