La dependencia que tenemos del celular es cada vez mayor. Es muy raro que suceda, pero cuando por algún motivo, lo olvidamos en la casa, lo sentimos todo el día y a cada rato. Es como si nos faltara una parte de nosotros. De ahí, también que la necesidad de mantenerlo cargado esté siempre latente.
Quedarse sin batería en el smartphone no es opción, por lo que hoy muchos aprovechan la posibilidad que brinda el auto como puerto de carga. Sobre todo considerando las ventajas tecnologías a las que se accede cuando se enlazan ambos, pudiendo hacer y recibir llamadas, reproducir música, poner el GPS, etc.
Sin embargo, conectar nuestros teléfonos a las entradas USB o a las bases de inducción disponibles en un vehículos, no es una buena idea para la vida útil de su batería. A continuación te explicamos por qué.
Lo primero que hay que entender es que los puertos USB no están diseñados para transmitir energía de la misma manera que lo hace una toma de corriente convencional. Fueron hechos para trabajos que no requieren mucha potencia y que no necesiten de una transmisión constante de energía, como por ejemplo, reproducir música en los antiguos dispositivos MP3.
El amperaje que dispensan estos puertos, es inferior a lo que requieren los dispositivos actuales, que están sobre los 2 o 3 amperios, lo que provoca que se recarguen muy despacio. Y las recargas muy lentas, al igual que las muy rápidas, deterioran rápidamente la batería.
Además de la falta de amperaje, otro de los factores que acorta la vida de las baterías es que los teléfonos móviles han sido desarrollados para recargarse con su cargador y cable originales a un enchufe, ya que la potencia que estos ofrecen es la adecuada para la capacidad del cargador, ni más ni menos.
Sucede que muchos usuarios utilizan cables de carga alternativos para cargar el teléfono en el puerto USB del auto. Estos cables generan problemas a la circuitería del dispositivo y, a diferencia de los originales, no desconectan la salida de corriente en cuanto detectan que la carga está completa. Al seguir emitiendo corriente, también reducen la vida de la batería.
Recordemos que hoy también existen cargadores inalámbricos en los autos. Si bien éstos no ofrecen el mismo problema para las baterías de iones de litio que los cables y los puertos USB, igualmente cuentan con sus propios inconvenientes.
Y es que en la carga por inducción, el teléfono tiene que trabajar más, generando más calor y recolectando más energía para poder llenar una batería del mismo tamaño. De acuerdo con la empresa OneZero, hace falta un 47% más de energía para cargar de 0 al 100% un teléfono móvil de última generación mediante carga inalámbrica, en comparación con su cargador de cable. Si se usa continuamente este método, que genera más calor, a la larga la batería se verá afectada.
En definitiva, cargar continuamente el smartphone en el auto no es la mejor solución para su salud. El cable de carga conectado al puerto USB lo deteriora más rápidamente, pero las nuevas bases por inducción también generan problemas si se emplean cada vez que se utiliza el vehículo.
Por último, no está demás recordar que la Ley No Chat sanciona la “manipulación” como cualquier operación con una o ambas manos de un dispositivo de telefonía móvil o cualquier otro artefacto electrónico digital cuando se haya iniciado la conducción del vehículo. Las multas que van hasta los $ 160 mil y a la suspensión de licencia por hasta 45 días. Ley No Chat: Infracciones por manipular dispositivos electrónicos al volante aumentaron 720% en 2022.