La industria automotriz se ha volcado casi de manera unánime contra el gobierno de Vladimir Putin debido a la invasión a Ucrania y durante los últimos días se ha conocido la decisión de firmas como Ford, Audi, Volkswagen, Volvo, jaguar, Land Rover, Porsche, entre otros, de no enviar vehículos al país euroasiático, lo que se suma a la detención de las fábricas de las marcas que tienen instalaciones en Rusia, como Renault y Hyundai, entre otros.

Hasta el momento, toda la industria parecía actuar en bloque, sumándose a las sanciones que se le hace a Moscú con el objetivo de presionar para una pronta salida al conflicto bélico. Eso hasta declaraciones de Carlos Tavares, CEO de Stellantis, el enorme conglomerado que cobija a 14 marcas (Jeep, RAM, Chrysler, Dodge, Peugeot, Opel/Vauxhall, Citroën, DS, Fiat, Alfa Romeo, Abarth, Lancia y Maserati).

Según indicó Tavares en una entrevista en CNN Business, las medidas contestarías frente al régimen ruso causan más daño a las personas que al gobierno.

“Consideramos que no debemos mezclar régimen y pueblo”, precisó el ejecutivo, agregando que “el régimen es una cosa, los ciudadanos son otra cosa”.

Cabe señalar que Stellantis cuenta con una fábrica en Kaluga, a poco más de 140 km de Moscú. En esa instalación, conjunta con Mitsubishi, se emplea a 2.700 personas y se saca de la línea de montaje más de 11.000 furgones de Peugeot, Opel y Citroën.

“Respetamos y amamos a la gente local, comentó Tavares al canal estadounidense, precisando que “lo que significa que tenemos personas en Ucrania, las cuidamos. Tenemos personas en Rusia y también las amamos”.

Es por eso que, según indica CNN, dejar de trabajar en la fábrica dañaría la fábrica de Stellantis en Rusia y dañaría el sustento de los trabajadores allí, no el liderazgo de Rusia.