Ciudades chilenas con marca registrada en el deporte
La diversidad geográfica chilena propicia el desarrollo de verdaderos polos deportivos a lo largo del país. Aquí hay algunos de esos buenos ejemplos.
La diversidad geográfica chilena no solo conforma un abanico variado de paisajes, sino también propicia la práctica de deportes que encuentran en determinadas ciudades focos notables de desarrollo. Arica es un ejemplo: la ciudad organiza campeonatos internacionales de tiro con arco y es cuna de especialistas, encabezados por el tirador olímpico Ricardo Soto. Entrenadores y deportistas coinciden en que un clima privilegiado resulta clave para que la puerta norte sea considerada la capital del arco recurvo. La historia se repite en Valdivia, donde confluyen cuatro ríos que sirven de base de operaciones para tres centenarios clubes de remo. En la zona central, Curicó reclama su condición de potencia en el ciclismo. Allí nacieron exponentes que sobre las dos ruedas acumulan triunfos dentro y fuera de Chile, en pista y en la ruta. También en la zona centro, pero esta vez en el litoral, emerge Pichilemu. La capital del surf es reconocida por sus olas, que se presentan constantes durante todo el año. Seis escuelas forman nuevos surfistas que compiten a nivel internacional con el apoyo de sus clubes El sur, por su parte, aporta regularmente nuevos basquetbolistas. Puerto Montt, Ancud o la misma Valdivia -cuyo reducto es apodado la catedral del baloncesto chileno- son animadoras de la actividad cestera. Al trío austral se suma Los Andes, que empieza a reengancharse tras alcanzar la gloria en las temporadas 2007, 2008 y 2009 de la mano de Liceo Mixto.
Arica, siempre Arica
Ajayu Thaya significa 'alma del viento' en aimara y es el nombre del club de tiro con arco de Arica, que, a su vez, registra más campeones nacionales. "Hemos ganado la copa nacional por tres años consecutivos y Arica aporta dos de los tres arqueros de cadetes que forman la Selección Chilena de tiro con arco", explica Ricardo Soto, el mayor exponente de la disciplina, quien en los JJ.OO. de Río 2016 se convirtió en una de las sorpresas al ubicarse noveno con solo 17 años.
Soto añade que los éxitos son multicausales. El premiado por el Círculo de Periodistas Deportivos como Promesa Deportiva 2016, subraya el hecho que el municipio local haya facilitado –a petición del IND– un recinto para practicar el arco recurvo. "Ahora se está trabajando en un proyecto para contar con una cancha reglamentaria que nos permita albergar de aquí a unos años uno de los campeonatos más importantes de Latinoamérica", agrega.
Otro factor lo da el entrenador David Soto –hermano de Ricardo– quien viajó a cargo de la Selección Chilena juvenil que consiguió la medalla de bronce en el Panamericano de Medellín, en agosto. "Nos favorece mucho el hecho que acá llueva solo dos veces al año. Disparamos los 12 meses en modalidad outdoor, lo que es fundamental porque es la disciplina de carácter olímpico", dice el formador nortino. Por su parte, el atleta olímpico agrega que "prepararse en la zona central, con un invierno de 4 o 5 grados, es ilógico porque los torneos son en ambientes cálidos. Estar entrenando en Santiago significa disparar con un montón de ropa y después ir fuera y hacerlo solo con polera te cambia la sensación. En Colombia, por ejemplo, teníamos 32º. En Arica nos preparamos con 14º en el peor de los casos".
En el mismo campeonato, el equipo adulto –liderado por Ricardo Soto– obtuvo boletos para los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Un paso más para el exponente del arco recurvo, que tiene a Tokio 2020 en la mira.
En el Calle-Calle no solo se baña la luna
"Son pocas ciudades en el mundo que las atraviesa un río navegable todo el año. Está el Danubio, un par en Alemania y para de contar", dice Cristián Gómez. "¿Dónde más tienes 200 kilómetros de afluentes para hacer deportes náuticos?", pregunta Chistian Yantani. Tanto el entrenador de la Selección Nacional como el ex campeón del mundo de la disciplina, coinciden en que Valdivia y sus ríos son un escenario único para la práctica del deporte de los remos.
Yantani, hoy Seremi de Deportes de Los Ríos, acota que la tradición es determinante. "El remo llegó a Valdivia a mediados del siglo XIX traído por los colonos alemanes, entonces es un deporte que se ha potenciado por varias décadas". La historia del remo se apoya en tres clubes: el Deportivo Fénix, que es el más antiguo con 140 años; lo sigue el Arturo Prat, con 135, mientras que el Centenario es el más novel, fundado hace poco más de un siglo. Cada uno de ellos tiene más de 100 socios activos.
"Muchos niños valdivianos, en vez de jugar a la pelota se acercan a estos clubes porque la idea está instalada. Eso sin duda hace que emerjan talentos a más temprana edad que en otros lugares, como Rancagua o Valparaíso, donde no digo que no los haya, pero para poder practicar tienes que trasladarte", complementa Gómez.
El excampeón mundial, por su parte, traza objetivos para 2023 cuando Santiago sea sede de los Juegos Panamericanos. "Se está trabajando en forma muy profesional con miras a ese desafío. Sigo muy de cerca el tema. Trabajamos en dos líneas: una, con el posible equipo adulto más consagrado y por la otra con un delineamiento de la generación junior en hombres y mujeres", cuenta Yantani. Los valdivianos quieren hacerse respetar en su feudo.
El valle es fértil en Curicó
"Decía 'voy a dar una vuelta', pero llegaba a Linares. Así se recuerda al pedalero Sergio Salas en el libro Relatos de Vida del Ciclismo Curicano. Tras ganar la prueba Curicó – Santiago – Curicó en 1971, el maulino corrió dos temporadas en Italia, Francia y Bélgica. Salas es considerado el padre del ciclismo curicano, que desde los 80 suma más de cinco podios en la Vuelta a Chile.
"Desde que él empezó la tradición, Curicó ha sido fuerte en ruta y en pista. De hecho, tenemos el único velódromo fuera de Santiago. En los 80, Roberto Muñoz fue el primer chileno en ganar la Vuelta y después de los 90 hubo tres generaciones de curicanos que marcamos a nivel internacional", comenta Marco Arriagada, ganador en dos oportunidades de la máxima prueba nacional de ruta, vencedor de la primera fecha de la Copa del Mundo en Moscú en 2004 y récord panamericano en 4.000 metros en persecución individual. En 2002, Arriagada junto a sus coterráneos Luis Sepúlveda y Richard Rodríguez, más Antonio Cabrera se quedaron con el oro en persecución por equipos en el Panamericano de Quito, medalla que revalidarían en los Juegos de Santo Domingo un año más tarde, sustituyendo a Rodríguez por Enzo Cesario. En 2005, 2006 y 2007, el cuarteto repitió triunfos en los Panamericanos de Ciclismo de Mar del Plata y Sao Paulo y en los Juegos de Río.
"Aquí hay actualmente seis o siete escuelas de ciclismo. Los relieves son ideales y puedes ir a cualquier lado en bicicleta. Hay respeto por el ciclista. Cuando me tocaba concentrar en Santiago era difícil porque no era llegar y salir como pasa acá. Tienes que ir lejos para pedalear. En lo personal, siento que la tradición también juega un papel importante", sostiene Arriagada, quien hoy aporta su experiencia en dos de esos clubes.
En la localidad del Maule los niños empiezan a practicar ciclismo a los seis años en promedio y entre los 10 y 12 saltan a la competencia.
Oleadas de surfistas
"Tenemos un programa llamado Incubadora, para niños de ocho a 16 años que se financia con una marca de tablas de surf y el Hotel Alaia. En paralelo, la municipalidad apoya con becas de financiamiento para comprar equipamientos y para asistir a quienes tienen la opción de competir fuera", cuenta el kinesiólogo y entrenador de surf Francisco Véliz.
El profesional ha trabajado con la Selección Nacional y con figuras consagradas, como Trinidad Segura, Cristián Merello o Ramón Navarro. Señala que "la gran ventaja de Pichilemu es que es un lugar donde los 365 días del año hay olas. La disposición de Punta Lobos y de los fondos marinos, hace que este lugar tenga la posibilidad de recibir oleaje surfeable de hasta ocho metros.
Véliz asegura que Pichilemu tiene bien ganado el apelativo de capital del surf, pues "es la ciudad con más gente relacionada a la actividad. Hay muchas personas que viven de esto, de manera directa o indirecta, fabricando tablas u tomando fotos profesionales".
Trinidad Segura organiza el Pichilemu Woman, una fecha del tour mundial femenino, y dice que en la localidad "hay ocho escuelas que inician a los niños de los cuatro años en adelante".
Un triple en el sur
El clima lluvioso desde la Araucanía al sur, alimenta la práctica de deportes bajo techo. En eso es lo primero que coinciden tres directivos ligados al básquetbol en Puerto Montt, Ancud y Valdivia.
Boris Ruiz, dirigente puertomontino sostiene que la existencia de la Liga Saesa potencia el alto nivel del básquetbol en el sur. "Se ha visto un trabajo sostenido por más de 20 años, lo que ha generado que muchos jugadores de la zona centro o norte vengan a jugar acá", explica. Más de 280 jóvenes integran el Centro Escuela de Básquetbol (CEB), donde se formó Kevin Rubio, puntal del quinteto chileno sub17 que se coronó el año pasado en Perú, derrotando en la final a Argentina.
Arturo Viveros, presidente de la Asociación de Básquetbol de Ancud, añade que la tradición cestera es también un elemento a considerar. "De aquí siempre han ido jugadores a reforzar a otras ciudades. Es algo que se da desde el 50 y 60. Imagínate que Ancud fue campeón de la Dimayor las temporadas 87 y 89, con apenas 25 mil habitantes", subraya. Ruiz indica que ir a jugar a Ancud en cualquier serie es un desafío mayor, tanto por el nivel de jugadores como por el fanatismo local. 500 niños juegan en diferentes divisiones.
El argentino Juan Manuel Córdoba, ex DT de la Selección Chilena y adiestrador de CD Valdivia, comparte la opinión de Viveros. "En la ciudad hay dos equipos: Valdivia y Las Ánimas. Eso ayuda a que el público se vuelque al gimnasio. Lo que hacemos es continuar con una tradición basquetbolera que viene de muchos años", detalla.
En tanto, Galo Lara –entrenador de la Selección campeona en Perú– lidera un proyecto en Los Andes para reencauzar el básquet, que tuvo su peak en 2007, 2008 y 2009 con el tricampeonato de Liceo Mixto. "Lo viví como jugador y por eso me radiqué aquí. Mi sentido de vida es trabajar con chicos, detectar talentos y proyectarlos", dice Lara, quien está a cargo de 130 menores que practican en el Gimnasio Centenario, facilitado por el municipio.
*(Este artículo es una versión extendida del publicado en la revista MT MAG. edición de septiembre)
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