Cuernavaca: A la conquista de la eterna primavera

Palacio Hernán Cortés

Famosa por su privilegiado clima, Cuernavaca es un buen destino para pasar un fin de semana en México, sobre todo si se está en CDMX, distante a solo una hora. Esta ciudad invita a viajar a un pasado prehispánico y colonial, a través de sus calles, construcciones, gastronomía y artesanía, que envuelven al visitante en una atmósfera mágica.




Unos meses antes de la conquista de Tenochtitlán, la capital del Imperio Azteca, Hernán Cortés se topó con Cuernavaca, conocida en esos tiempos como Cuauhnáhuac (“Junto a los árboles”, en lengua náhuatl). Fue entonces, mientras se reponía de la derrota de la llamada Noche Triste, cuando se enamoró del lugar.

Cuernavaca volvió a rondar los pensamientos del conquistador español años más tarde, luego de que las cosas se complicaran en Ciudad de México y decidiera construir en aquella cálida tierra un palacio, el cual resultó ser una verdadera fortaleza, resistente a cualquier asedio indígena, pero con todos los lujos propios de un marquesado.

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Ex Convento de Tepoztlán. Dedicado a la Virgen de la Natividad, fue construido por orden de los dominicos entre 1555 y 1580.

El Palacio de Cortés vivió su época de oro durante la década de 1530, siendo admirado por propios y extraños ante lo imponente de su obra. Con casi 500 años de existencia, hoy es el edificio civil virreinal más antiguo de México, el cual, luego de servir como residencia, se usó con diferentes fines, convirtiéndose en 1974 -hasta la actualidad- en el Museo Cuauhnáhuac.

Así como sucedió con Cortés, Cuernavaca ha encantado a muchos a través de su historia. Actores, diplomáticos, empresarios y toda clase de personalidades han tenido o tienen una propiedad en la Ciudad de la Eterna Primavera, como se le conoce por su clima ideal, de temperaturas agradables durante todo el año.

Precisamente por esa fama paradisíaca se ha convertido en una ciudad de fin de semana, de paseo y reposo, cuyos visitantes llegan buscando alejarse del bullicio de la ciudad. Y es que ese es otro de sus plus, pues la capital del estado de Morelos se encuentra a solo 85 kilómetros al sur de Ciudad de México, a poco más de una hora en auto por la Autopista del Sol.

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Pirámide de Tepozteco. Desde lo alto de este templo se tiene una vista privilegiada del llamado Pueblo Mágico de Tepoztlán.

En un abrir y cerrar de ojos, Cuernavaca invita a disfrutar de una ciudad de estilo colonial, con casonas de abolengo, murallas empedradas y calles adoquinadas, además de cientos de bungavilias de distintos colores, que hermosean y aromatizan el lugar. Todo ello combinado con la alegría, amabilidad y gracia de su gente, que busca enamorar al viajero por medio de su artesanía y gastronomía.

La especialidad de Morelos son los famosos tacos acorazados, los cuales se caracterizan por tener una cama de arroz rojo y encima un guisado, que puede ser de pollo, res o cerdo.

En Mi Pueblo, un modesto local de la calle Emiliano Zapata -nombrada así en honor al revolucionario que inició su carrera militar en esta ciudad en 1910- se puede comer un auténtico taco acorazado por solo 20 pesos mexicanos (unos $ 700).

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La Catedral. Esta construcción de 1525 hoy exhibe murales restaurados que denotan la influencia de culturas orientales.

Si se va por el día, el paseo es por el centro histórico, donde hay mucho que ver en solo un par de cuadras de recorrido, pues en sus calles empinadas no solo se asienta el Palacio de Cortés, sino también otras grandes atracciones turísticas. Muy cerca de la famosa residencia del conquistador -en la esquina de la avenida Morelos y la calle de Hidalgo- se encuentra la Catedral, paso obligado en la estadía. Dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, fue establecida en 1525 por los primeros frailes franciscanos que llegaron al país, lo que la convierte en la construcción más antigua de todo un complejo conventual constituido por cuatro edificaciones. Fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.

Uno de los tesoros mejor guardados de Cuernavaca, ubicado a espaldas de la Catedral, en la calle de Nezahualcóyotl, es el Museo Robert Brady, residencia del coleccionista de arte estadounidense desde 1961, la cual decoró con obras de reconocidos pintores, como Rufino Tamayo, Frida Kahlo, Diego Rivera y María Izquierdo, entre otros. Se estima que el acervo de este museo lo comprenden más de 1.300 piezas de arte de diversos estilos y épocas.

En el mismo centro también se ubica el Jardín Borda, un lugar de inigualable belleza natural, ideal para cerrar el día. Perteneció al magnate platero José de la Borda en el siglo XVIII, y desde entonces maravilla a quienes pasean por sus dependencias. Terrazas, fuentes y escalinatas de estilo francés, además de un número incalculable de flores y plantas cautivan al público. Y no solo eso, pues numerosas actividades y espectáculos se llevan a cabo allí, entre ellos obras de teatro, conciertos y eventos cinematográficos.

» Cuernavaca, tierra mágica

A solo 17 kilómetros al norte de Cuernavaca, a unos 20 minutos en auto, se encuentra uno de los llamados Pueblos Mágicos de México: Tepoztlán, lugar que seduce al visitante con sus tradiciones, leyendas y vestigios prehispánicos. Curanderos y brujos lo habitan hasta hoy.

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Xochicalco. Unas de las capiatles más importantes del México antiguo. Las ruinas corresponderán a la civilización olmeca.

El Cerro de Tepozteco es uno de sus principales atractivos, cuya cima corona una pirámide a la que se llega tras una subida de 500 metros por un camino rústico y empedrado. Dependiendo de la condición física, puede tomar entre 45 minutos y dos horas alcanzar la cima. No hay problema si se va con niños, solo hay que asegurarse de llevar harta agua y unas buenas zapatillas para el camino de dos kilómetros, el cual se puede hacer entre las nueve de la mañana y las cinco de tarde.

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Un hotel de pasillos centenarios

El Hotel Anticavilla ocupa una mansión colonial restaurada, con una decoración inspirada en pintores italianos del siglo XX.

Además de elegantes habitaciones de temáticas personalizadas, sus instalaciones cuentan con un restaurante donde se pueden degustar auténticas recetas mexicanas e italianas.

Se ubica a solo dos kilómetros del centro histórico de Cuernavaca, donde se encuentran las principales atracciones de esta ciudad.

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Tras conquistar la cumbre, desde donde se tiene una vista increíble del pueblo, y una vez de nuevo abajo bien vale refrescarse con un beso de ángel, o bien, de cenicienta, sabores únicos que se encuentran en la famosa nevería Tepoznieves, ubicada en la Avenida 5 de Mayo. Receta que a quienes les gusta el picante, pueden aderezar con una salsa de chili disponible en los mesones.

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Casa Rivera. Fue la morada del actor Mario Moreno “Cantinflas” y cuenta con diseños del muralista Diego Rivera.

Un poco más lejos de Cuernavaca, exactamente a 38 km al suroeste, se sitúa una de las zonas arqueológicas más bonitas de México: Xochicalco, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.

Recorrerla puede tomar de dos a tres horas, incluyendo la visita al museo del sitio y a la pirámide de "La Serpiente Emplumada", donde durante el equinoccio de primavera la alineación del sol crea un efecto que simula una serpiente descendiendo sus peldaños.

Cuernavaca es una verdadera caja de sorpresas, que encanta a quienes ven dentro de ella un pasado prehispánico y colonial lleno de magia. MT

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