Hoy día gran parte de los plásticos provienen del petróleo crudo, por lo que el fin del conocido como “oro negro” que muchos auguran, traerá consigo no solo desafíos en términos de propulsión para la industria, sino también en cuanto a la materialidad del habitáculo de los autos.

La búsqueda de un sustitutivo eficaz -de origen natural y renovable- del plástico ocupa a varios ya. Como el estudio de diseño de Ian Callum, el cual plantea el uso de algunos alimentos caducados o desechados, como los pellejos de los granos de café o las cáscaras de huevo, para crear con ellos guarnecidos de toda clase.

Considerando las toneladas de comida que a diario se botan a la basura en los países desarrollados, el estudio del reconocido diseñador se asoció con la compañía de tecnología sostenible Ottan, con el fin de explorar qué productos tendrían potencial para reemplazar al plástico sin que ello afecte al diseño o la durabilidad del habitáculo.

Uno de los candidatos más curiosos es la cáscara de huevo, mezclada con cáscara de nueces y una resina especial dando como resultado una ‘pasta’ que, al solidificarse, crea un material suave al tacto y que admite tanto acabados mate como pulidos.

Utilizando un Porsche 911 clásico ‘restomod’ como vehículo de prueba, los técnicos del estudio británico lograron introducir el nuevo material reemplazando pequeños embellecedores como el cerquillo de los alzavidrios.

Asimismo otros alimentos como el arroz o las lentejas, una vez ‘pasado’ su punto óptimo de consumo, se reutilizan para componer piezas translúcidas como las coberturas de las luces del interior. Por último los pellejos de los granos de café, por su resistencia al fuego y el calor, parece que han resultado ser muy aptos para confeccionar los típicos apliques decorativos en los tableros.