La noticia estremeció a la fanáticos del rock. Debido a un cáncer de garganta que arrastraba hace un tiempo, el mítico Eddie Van Halen fallecía a los 65 años. El propio hijo del guitarrista se encargó de comunicar a través de un posteo en Instagram la triste información, señalando que “No puedo creer que tenga que escribir esto, pero mi padre, Edward Lodewijk Van Halen, ha perdido esta mañana su larga y ardua batalla contra el cáncer. Fue el mejor padre que pude pedir. Cada momento que he compartido con él dentro y fuera del escenario fue un regalo. Mi corazón está roto y creo que nunca me recuperaré por completo de esta pérdida. Te quiero mucho, papá”.
Las muestras de afecto no tardaron en llegar desde todos los rincones del espectáculo. Es que Eddie Van Halen marcó una época con su guitarra eléctrica desde que formó en los años 70 con sus hermanos Alex y Mark Stone la banda Van Halen. Luego se sumarían el bajista Michael Anthony y el vocalista David Lee Roth para conformar la base que hizo estremecer a miles de fanáticos.
Pero Eddie no sólo se lucía con las seis cuerdas. También era amante de los autos y algunas canciones dejan en claro su cercanía con los “fierros”. La canción Panamá (del disco 1984) es quizás la mayor representación de esa cercanía con las cuatro ruedas, mezclando la música con la aceleración de un potente motor, que se sacó el Lamborghini Miura del propio Eddie Van Halen. El vehículos lo instalaron en el estudio, donde le colocaron micrófonos al costado de los escapes.
Desde joven se le apreció que lo suyo iba más allá de un simple gusto por los autos. Así, se le veía junto a deportivos de estirpe, tal como con modelos americanos preparados.
En una entrevista concedida en 2016 al sitio Car & Driver (actualizada en esta jornada), señaló al ser consultado por la semejanza entre los show y los autos que “la adrenalina es similar. Siempre estás yendo al límite, en el escenario en vivo y conduciendo en una pista. Pero improvisar en un abrir y cerrar de ojos es lo más importante. No hay repeticiones. Si gira, gira. Si te equivocas en vivo, sonríes o improvisas rápido, como si hubiera un accidente frente a ti o alguien estuviera tratando de adelantarte”.
La lista de vehículos es larga y diversa. Por ejemplo, hay un grupo de autos que vendió hace poco tiempo, los que fueron subastados con un certificado de autenticidad con la marca EVH del guitarrista y firmado personalmente por el músico. Se trató de un Porsche 911 GT3 RS de 2016, un poderoso deportivo con de color plata que entró a remate por US$ 220.000. Eddie Van Halen lo compró directamente en Porsche según sus especificaciones y tiene un motor de 4.0 litros que puede ir de cero a 100 km/h en 3,3 segundos y alcanzar hasta los 310 km/h.
Otro modelo del tridente era un Chevy Nova de 1970. Tuvo un precio de remate de US$ 100.000 y con su color naranja fue una obra personalizada por Bones Fab, quien le incorporó un motor LSX 454 de 650 CV, una suspensión mejorada y neumáticos de mayor tamaño. La descripción en el remate decía que es un auto “brutalmente rápido”, añadiendo que Van Halen lo conducía regularmente en las autopistas de California.
El tercer modelo que entró a subasta fue un imponente camión Dodge Stake-Bed de 1947, con el que Van Halen iba a las tiendas de muebles. Tal como el Chevy Nova, fue adaptado por Bones Fab, quien le incorporó un motor turbodiésel de Ford de 7.3 litros, mejorando también el radiador, la transmisión y la dirección.
¿Eso es lo único? Para nada. En otra ocasión también puso a remate un Ferrari 550 en una subasta de recuerdos del rock, y tuvo un precio de arranque de US$ 125 mil. Además, su garaje también le hizo el espacio correspondiente a un Chevrolet 210, un Chevrolet Nomad de 1956, un Audi R8, un Mercedes-Benz ML63 AMG y el Lamborghini Miura de 1971 de la canción Panamá señalada anteriormente.
Como se ve, un rockero de los que quedan pocos, con una enorme pasión por los autos y por los deportivos que incluso llevó a los estudios de grabación. Y con anécdotas como las que solo grandes estrellas pueden vivir, tal como contó en la entrevista en Car & Driver. Ahí, al ser consultado por su viaje más recordado, dijo “eso es fácil. Desde que compré el Audi V8 R8, Audi se puso en contacto conmigo y me ofreció ir a Infineon para probar el V10 en la pista. Ya sabes, vuélvete loco. Así que Janie (la esposa) y yo llegamos en su Mercedes-Benz ML63 AMG. Es un viaje largo y estamos haciendo unos 90, 95 mph en una zona de 65 mph, y me detienen y el policía me hace una multa. Le digo: “Lo último que necesito es una multa por exceso de velocidad por encima del límite de velocidad”. Llegamos a casa y recibo una carta de mi oficina; el capitán del tipo que me dio la multa la anuló. Dijo: “No le das una multa a Eddie Van Halen”, y yo tenía una carta para probarlo. La carta vino directamente del capitán”.