Recordarás el caso del Felicity Ace, el buque que transportaba más de 4 mil autos nuevos y que a mediados de febrero declaró una emergencia en medio del Océano Atlántico al desatarse un incendio a bordo. La historia terminó de la peor manera, puesto que dos semanas después, cuando un equipo de rescate intentaba maniobras de remolque, el barco definitivamente sucumbió frente a las costas de las Islas Azores (ver más). Han pasado los días y poco a poco han ido conociéndose detalles de otros particulares automóviles -esta vez usados- que iban con destino a Norteamérica y que terminaron abruptamente su existencia.

El malogrado Honda Prelude, previo a ser embarcado.

Uno de esos autos viejos era el perteneciente a Gary Hawkins. Su unidad se trataba de un Honda Prelude SiR de 1996 que estaba ingresando a Estados Unidos para restaurarlo. El modelo era el número 65 de la quinta generación del coupé nipón. “He perdido un montón de dinero. Por complicaciones con el seguro, la compañía logística y otros factores, no recibiré ninguna compensación. No hay nada que pueda hacer más que seguir buscando otro Prelude SiR del 96. He decido no caer en pánico, ni preocuparme o fijarme en las noticias, pero estoy triste porque era un auto que estuve buscando por muchos años”, dijo Hawkins en un grupo de entusiastas de este modelo en Facebook. Su publicación tiene más de 1.300 reacciones.

El Honda Prelude no fue el único automóvil poco común que se fue al lecho marino. También venía rumbo al continente un Land Rover Santana de 1977, un hermano del Defender inglés pero ensamblado por Santana Motor en la planta de Linares, España. Asimismo, también estaba a bordo un BMW 750i de 2007, un Ford Mustang 2016, un Mini Countryman 2019 que venía dentro de una caja de madera y 12 tractores alemanes Fendt.

Poco y nada de felicidad dejó el Felicity Ace...