La competencia exigente resulta ser una aliada perfecta si a través de ella se da más énfasis a la búsqueda de fórmulas ganadoras. Esa parece ser la lección hoy materializada en el iPhone SE, el último teléfono que Apple lanzó a fines de abril y que, a todas luces, encarna una nueva forma de plantearse las cosas para los ejecutivos de Cupertino.
Hasta ahora, la marca californiana se había empecinado en disputar en el segmento de gama alta lanzando, año tras año, modelos más tecnológicos, más capaces y, cómo no, también más costosos (hoy el 11 Pro va desde $ 990.000). Así, había visto cómo los últimos años rivales como las chinas Xiaomi y Huawei habían ido quitándole presencia en ese nicho de clientes que debía conformarse con iPhones de ya dos o tres años en el mercado. Claro, la competencia ofrecía por un precio similar un teléfono nuevo, con la última tecnología en cámaras y procesadores. En economía, la lógica juega y eso comenzó a pasar la factura.
Pero Apple ya había lanzado un iPhone ‘barato’ en 2016. Fue precisamente el SE de primera generación. ¿Cuál es la diferencia con el nuevo que repite el nombre? Primero, el contexto. Hace cuatro años, las marcas chinas todavía no irrumpían con fuerza en Europa y Estados Unidos, y lo segundo -y esta vez como algo intrínseco de Apple-, ese iPhone SE retrocedía a los usuarios al diseño poco popular del iPhone 5 (2012), que como mayor muestra de esa poca aceptación duró apenas dos generaciones. El siguiente, el iPhone 6, inauguró el formato 4,7 pulgadas presente ahora en cuatro sucesores.
» El nuevo SE
El iPhone SE no engaña a nadie (ni tampoco podría). Se trata de un teléfono con look antiguo, ese mismo del citado iPhone 6 que debutó oficialmente en Chile en 2015. Entonces, ¿cuáles son sus atributos que lo podrían convertir eventualmente en un buen producto? A muchos llamó la atención el enorme parecido del flamante iPhone SE con el iPhone 8 de 2017. Y parece que detrás de todo ha tenido una lógica. Aunque ello, por supuesto, Apple no lo explicitó.
La marca estadounidense decidió utilizar componentes de hardware interno de los viejos iPhone 8 que quedaron en stock, como una manera de rentabilizar la ecuación, pero dotando al teléfono de elementos actualizados, donde al público que apunta realmente le importa: cámara, sistema de carga y procesador. En Europa y Asia varios youtubers han desarmado en vivo unidades de iPhone 8 y iPhone SE para demostrar que ambos terminales comparten piezas y que muchas de ellas, incluso, son intercambiables. Ahora bien. A diferencia de los teléfonos de alta gama de Apple y de su nutrida competencia, que llevan tres o más cámaras principales, el iPhone tiene solo una de 12 megapixeles y con idéntico sensor al del mencionado iPhone 8. Pero no capta con la misma calidad de su medio hermano en hardware. Lo hace mejor.
De algún modo, los ingenieros de California lograron que la cámara trabaje al nivel de los posteriores iPhone XR, iPhone 11 y iPhone 11 Pro. La magia viene dada por el comportamiento del procesador A13 -tomado del tope de gama- que, junto con el software, optimiza el sensor para entregar imágenes más nítidas en cualquier condición. Así, la aplicación de cámara del iPhone SE también ofrece el popular modo retrato, utilizado para compartir fotos en Instagram u otras redes, difuminando automáticamente el entorno para conseguir un trato más profesional sobre la foto de una persona. Como todo parece pasar más a nivel de cerebro del iPhone SE, el modo retrato también se consigue con la cámara frontal de siete megapixeles, marcando el punto con el viejo iPhone 8 que no contó con la función.
Entre tantas cualidades, hay que decir que el iPhone SE no ha sido capaz de replicar el modo nocturno, que permite conseguir fotos claras en condiciones de poca luz.
En el modo de desbloqueo del equipo, el nuevo terminal de Apple no se pone colorado. Prescinde de la última tecnología de reconocimiento facial ID y en su lugar emplea el reconocimiento por huella estrenado por Apple en 2013 y que el iPhone 8 había sido el último en utilizar. Una misma funcionalidad, pero con un costo más contenido.
El teléfono cuenta con certificación IP67 de resistencia al agua. Puede estar sumergido por 30 minutos sin sufrir daños. Asimismo, se puede cargar de manera inalámbrica, por ejemplo, en la consola de un auto, y su batería soporta el sistema de carga rápida para volver al 50% de reserva en media hora.
No resulta difícil predecir que, al utilizar el mismo chip interno de los iPhone 11, el SE realiza labores esenciales tan rápido como hacen los más altos del actual portafolio Apple. En las pruebas, el iPhone SE de segunda generación solo tardó algunos segundos más en labores de alta exigencia, como la exportación de videos 4K en iMovie.
» A competir
Sin duda, el precio fue lo que más llamó la atención de los expertos en tecnología cuando el iPhone SE salió a la venta hace un mes. Claro, después de entender la lógica bajo la que Apple dio vida al último integrante de su gama, pueden comprenderse mejor las cosas.
En Europa, el iPhone SE cuesta € 489 (unos $ 430 mil), lo que lo ubica € 220 más abajo del iPhone XR, que lleva dos años en el mercado, € 320 menos que el iPhone 11 y € 670 y € 770 menos que el iPhone 11 Pro y el iPhone 11 Pro Max, respectivamente.
Mientras sitios especializados europeos concordaron en que Apple les daba a sus rivales donde más les duele, otros fueron más románticos y sitúan al nuevo iPhone SE 2020 como la peor pesadilla de Android. MT