Mazda causó gran revuelo en el mundo al presentar su primer modelo 100% eléctrico, el MX-30, con el que definitivamente entrará a la carrera por la movilidad a baterías de la que hoy todos quieren ser parte.
Pero en un giro inesperado del guión, la firma de Hiroshima presentó esta semana en el Automobile Counsil (un pequeño autoshow nipón) una especial variante de su SUV eléctrico, una que tiene a la gasolina como principal combustible.
La inesperada decisión de Mazda tiene una serie de repercusiones de producción que merecen análisis. Es que su plataforma, que fue diseñada especialmente para autos eléctricos, por lo que no se sabe hasta qué punto fue modificada para albergar un motor a combustión.
Como era de esperarse, el motor estará ubicado bajó el capó, y será un 2.0 litros e-Skyactiv G, el mismo utilizado en algunas versiones del CX-30 y el Mazda3.
Este motor entregaría entre 120 y 150 Hp, asociado a un sistema eléctrico de 24 volts, inscribiéndose entre los microhíbridos, gracias a que la parte eléctrica del motor puede aportar unos 7 Hp adicionales en condiciones especiales.
La transmisión del MX-30 bencinero, por su parte, será una automática de seis marchas con convertidor de par, la misma que ya se encuentra en otros modelos de la gama.
Si bien no hay mucha más información técnica disponible, se cree que la llegada de este modelo obedecería a una estrategia de marketing para ayudar a promocionar la silueta del nuevo eléctrico de la marca.