El coronavirus y las medidas de confinamiento obligado en California se han vuelto el gran dolor de cabeza de Tesla y de su dueño Elon Musk. El fin de semana el sudafricano había amenazado con trasladar la compañía a Nevada o Texas si es que California no lo dejaba reabrir. Este lunes Musk fue más allá y anunció la reapertura de su complejo de Fremont. “Si alguien va a ser arrestado, pido ser solo yo”, sostuvo.
Esta medida adoptada por Tesla va en contra de la medidas decretadas por el condado de Alameda, que había dicho que la empresa solo estaría autorizada para reabrir después del 1 de junio, como una forma de evitar la propagación de la pandemia. Acto seguido, Musk amenazó con un querella y dijo que estaba pensando seriamente en mudarse a un estado donde recibiera mejor trato.
A fines de abril el empresario ya había tildado las medidas de confinamiento obligatorio como cuestiones propias del “fascismo”, al tiempo que acusó que en California se adulteraba el número de casos de contagio para obtener más dinero.
Tesla fabrica unos 415 mil autos por año en su complejo de Fremont y, en caso de que concretara su amenaza, expertos señalan que la mudanza se extendería por entre 12 y 18 meses.
¿Cómo terminará este tira y afloja?