Estados Unidos se suma a la ofensiva contra los autos eléctricos chinos, a los cuales acusa de competencia desleal y de una serie de complicaciones que ponen a prueba los intereses del país norteamericano.
Hace unos meses, Francia anunció que los modelos recargables nuevos construidos fuera de Europa no recibirán los apoyos estatales para su compra. Dicha medida buscaba poner freno al crecimiento, principalmente, de los autos de origen chino. pero también de firmas occidentales que importen sus vehículos desde el gigante asiático.
Ahora, Estados Unidos muestra aún más fuerza y cuadruplicará los aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China, pasando del 25% actual al 100%. Además, aumentarán las tasas sobre las baterías de iones de litio para vehículos eléctricos, pasando del 7,5% hasta el 25% a lo largo de este año.
“China está utilizando el mismo libro de jugadas que ha utilizado antes para impulsar su propio crecimiento a expensas de otros al continuar invirtiendo, a pesar del exceso de capacidad china e inundando los mercados globales con exportaciones que están infravaloradas debido a prácticas desleales”, comentó la asesora económica de la Casa Blanca, Lael Brainard, a periodistas en una conferencia telefónica.
Para algunos analistas, las medidas llegan precedidas por meses de duras críticas del expresidente Donald Trump, quien aparece como el principal competidor de Biden en la carrera por la Casa Blanca. El cuestionado ex mandatario ha sañalado en varias ocasiones que el apoyo de su rival a los autos eléctricos “mataría” a la industria automovilística estadounidense.
En cuanto a números, la nueva medida de la Casa Blanca afectará a importaciones por un valor estimado de US$ 18.000 millones, según consignó la BBC.
Repercusiones en China
Los autos eléctricos de origen chino acapararon el 50% de las ventas totales en el mundo en 2023. Y considerando el aumento que tendrán estos vehículos, EE.UU. busca evitar quedar fuera del juego como actor principal. Pero no todos están en la misma línea.
Con la excepción de Francia, algunos fabricantes han esbozado su preocupación sobre el tema, incluso señalando que están a favor de una competencia directa, de hecho, según indica el sitio Wired, “la semana pasada, directivos de BMW y Volkswagen advirtieron de que los aranceles de la Unión Europea podrían ser contraproducentes y obligar a los chinos a tomar represalias”. De paso, precisan que China es el segundo mayor mercado para BMW.
En la misma línea, Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz, dijo hace unos meses que la Unión Europea debería reducir, y no aumentar, los aranceles contra los vehículos eléctricos chinos para empujar a otros fabricantes a competir, ya que un mercado abierto ofrece más probabilidades de impulsar a las empresas europeas a mejorar.
Considerando este escenario, donde existen distintas posturas, el gobierno chino salió al paso del reciente anunció del gobierno de Joe Biden y declaró que “se opone firmemente” a los nuevos aranceles, según precisó el Ministerio de Comercio, añadiendo que “el aumento de los aranceles por parte de Estados Unidos contradice la promesa del presidente Joe Biden de ‘no tratar de suprimir y contener el desarrollo de China’ y ‘de no tratar de desacoplar y “Romper lazos”. Esta iniciativa tendrá un grave impacto en el clima de cooperación bilateral”.
Luego, el ministerio amenazó con tomar “medidas decididas para defender sus derechos e intereses” e instó a la Casa Blanca a “corregir sus errores”.
Para empeorar las cosas, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, subrayó poco antes del anuncio de la Administración Biden que China está en contra “de la imposición unilateral de aranceles que violan las normas de la Organización Mundial del Comercio” y, por tanto, adoptará todas las herramientas necesarias “para proteger sus legítimos derechos”.
Wang añadió que el crecimiento de la industria china en sectores como el de los autos eléctricos o las baterías se basa en “la innovación tecnológica continua, cadenas industriales y de suministro completas y una competencia total en el mercado”.
“Nuestra ventaja competitiva es el resultado de la combinación de ventaja comparativa y reglas del mercado, no de subsidios”, concluyó Wang.