El sonido de los motores es un tema sensible para los amantes de los autos. El rugido de un V8 para muchas personas se escucha como una sinfonía y no son pocos los que detestan los autos eléctricos precisamente por carecer de un potente sonido propio.
El detenerse a escuchar un motor entonces puede ser algo común para quienes disfrutan los autos, sin embargo, hay personas que consideran esa acción muy llamativa, digna de análisis incluso.
Es lo que sucedió con Julie Aitken Schermer, profesora de psicología y estudios de gestión y organización en la Western University de London, Ontario,Canadá, quien realizó un estudio acerca de las personas a las que les gustan los autos ruidosos. Y los resultados son sorprendentes.
La idea de hacer este estudio comenzó cuando la profesional veía decenas de autos que se reunían en carreras ilegales cerca del campus universitario. En esas tardes-noches, mientras paseaba a su perro, no comprendía la razón de estar todos juntos soportando ruidos muy fuertes.
“Todos los días nos encontramos con autos, pick up y motos que hacían mucho ruido y me sobresaltó y mi perro se sobresaltó. Veía huir a los animales que estaban en los árboles y a las ardillas en el suelo. Pensé: ¿quién quiere realmente hacer este tipo de ruido?”, comentó Schermer en declaraciones recogidas por el diario ABC.
Para entender esa situación que le parecía tan especial, comenzó un estudio que sería titulado “El deseo de un auto ruidoso con silenciador modificado se predice por ser hombre y por puntuaciones más altas en psicopatía y sadismo”.
El nombre del trabajo cauda impacto de inmediato y se justifica por los resultados que arrojaron que el sadismo y la psicopatía predecían el comportamiento de aquellos que modifican los silenciadores de los tubos de escape de sus autos. “Quién se siente más vinculado a su vehículo y cree que los autos ruidosos gustan mucho”, comentó.
Para llegar a esa conclusión, Schermer encuestó a 529 estudiantes universitarios y les preguntó si veían su auto como una prolongación de sí mismos, hasta qué punto pensaban que los autos ruidosos eran geniales y si harían que sus autos fueran más ruidosos con modificaciones en el silenciador.
Además, sometió a cada persona a un test de personalidad denominado Short Dark Tetrad (SD4), diseñado para detectar cuatro rasgos oscuros de la personalidad: narcisismo, sadismo, psicopatía y maquiavelismo.
La investigadora esperaba encontrar una relación entre el narcisismo y el gusto por los autos ruidosos, suponiendo que el potencial de un motor ruidoso atraería a las personas que les gusta llamar la atención. Pero, en lugar de eso, encontró un vínculo mayor con el sadismo y la psicopatía.
“Se trata de un desprecio cruel por los sentimientos y las reacciones de los demás. Esa es la psicopatía que sale a la luz y también es probable que les divierta ver cómo la gente se sobresalta”, finalizó la investigadora.